Los mexicanos “de a pié” sabemos que los medios de
comunicación y en particular el duopolio Televisa-Tv Azteca, juegan un papel
determinante para mantener el Statu quo y los juegos de poder que se están
desarrollando en el país.
Es fácil de observar y documentar, que desde la toma de
posesión de PRI-Enrique Peña Nieto, hasta la movilización de los maestros de la
Coordinadora (CENTE) en protesta por la “Reforma Educativa”, que en realidad no
es otra cosa que la reforma laboral del magisterio, se muestra con profusión a un “nuevo actor de las protestas”: los
violentos o anarquistas, con ello se ha aumentado drásticamente el
ataque a los profesores y a cualquier otro sector que se movilice. La
criminalización de la protesta busca, en opinión de los especialistas[1], “romper
la cohesión social”. Toda vez que de lograr
lo anterior resultara más fácil implantar las medidas pendientes dentro del
modelo económico neoliberal; nos referimos a las llamadas Reformas Estructurales
que se encuentran pendientes, para cerrar el circulo abierto en 1982* y que se
han implementando parcialmente a lo largo de estos casi 33 años, sin llegar a
su culminación, a pesar de los esfuerzos realizados
durante los sexenios de; Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente
Fox, Felipe Caderón y Enrique Peña Nieto. Los daños a la nación son palpables y
el sacrificio infringido a la población es demencial
- *Apertura al comercio exterior y abatimiento de los aranceles.
- Orientación del economía hacia el mercado externo y las exportaciones.
- Puertas abiertas a la inversión extranjera.
- Privatización de las empresas servicios y actividades económicas públicas.
- Reducción del gasto público.
- Desregulación del economía.
- Disminución del gasto social y eliminación de derechos sociales.
- Reducción de los impuestos sobre la renta (directos) y aumento de los impuestos al consumo (indirectos).
- Contención y disminución del salario, prestaciones y costo de la fuerza laboral.
- Reformas jurídicas y legislativas para darle certidumbre al nuevo modelo económico y a los oligarcas.[2]
En opinión de Temas Lemas y Dilemas (TLD), la crispación
social y política generada por 33 años de gobiernos neoliberales, a permitido los
actuales gobiernos; Federal y de la Capital de la Republica ser responsables en
la construcción de escenarios iguales al los generados en 1968 y 1971, por Gustavo
Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez, Alfonso Corona del Rosal y Alfonso
Martínez Domínguez . Los sucesos que desde 22 de julio hasta el 2 de octubre de
1968 y los del 10 de junio de 1971, son hechos que en la actualidad, a nadie sorprende el que
afirmemos; que fueron realizados mediante infiltrados dentro y fuera del
gobierno, introduciendo militares y personas preparados en tácticas de
combate como el Kendo y Aikido, los
hechos están documentados hasta la saciedad y en los que queda plenamente
demostrada la participación de los gobiernos del PRI con el apoyo ilimitado del
PAN y que tienen una larga complicidad sellada a lo largo de las décadas de los
50’s, 60’s 70’s y 80’s. Es así que ni
anarquistas ni violentos; HALCONES
Después de la masacre ocurrida el 2 de octubre y el
ascenso de Luis Echeverría poder, el mensaje era claro, en el sentido de que el
recurso del estado a la violencia podría ser limitado, y el autoritarismo la
moneda de cambio; sin embargo, la legitimidad del aparato gubernamental comenzó
hacer seriamente cuestionada. En el caso concreto del gobierno mexicano, la
represión puso de manifiesto su ineptitud para tratar con una oposición no
domesticada, no controlada; siendo para él más caro el principio de autoridad
que la democracia. Se llego a afirmar que una crítica a un presidente es una
crítica al Estado mexicano, como si la persona fuera el estado según fórmula de
Luis XVI. El carácter absolutista que asomó en esta indignación muestra hasta qué punto un régimen que permaneció por
largo tiempo en el poder consideró a las instituciones del estado como de su
propiedad.
En la vida universitaria, los estudiantes comenzaron a
denunciar más decididamente a infiltrados en sus planteles, al igual que los
obreros en sus sindicatos o los activistas en sus agrupaciones alternativas.
Los sujetos sospechosos “orejas”, no estudiantes, que no asistían regularmente
clases o se presentaban a las reuniones a tomar nota eran identificados y los denunciaban.
También se advertía la pasividad de las autoridades ante tales denuncia o ante
las agresiones de porros y grupos de choque, lo que confirmaba la connivencia
de la jerarquía universitaria, sus infiltrados y porros con autoridades
gubernamentales. Así, todo esto no da pié a dudas sobre lo que hace el Estado
Mexicano y sus diferentes gobiernos sean del partido que sean, claro ahora con un
ingrediente novedoso que se suman las “autoridades” de “la izquierda moderna”
de los chuchos en la persona de Miguel Angel Mancera”. De los últimos eventos
en la marcha para rememorar el 2 de octubre del 68, en la que apareció el “nuevo actor de las protestas” los
violentos o anarquistas.
Sr. Mancera “mini mi de Peña Nieto”, habrá que tomar en
cuenta lo expresado por Félix Hernández Gamundi 45 años después del 021068,
para contrarrestar y desenmascarar a la violencia del estado, “fuera policías”
en referencia al movimiento del 1968 señaló “cada ves que la policía aparecía
había violencia, “el 27 de agosto de ese año, aparecieron todas las policías y
el ejercito hubo violencia y el 2 de octubre ya todos saben que paso con todas
las policías y el ejercito en las calles”.
Nos parece importante que ustedes conozcan dos artículos escritos
por Cuauhtémoc Contreras, para la
revista Rebelión, en torno al tema que hemos abordado y que representan otra vía por la que pudieran transitar estas figuras que de cualquier forma son parte del Statu Quo.
FALSIFICACIONES
DEL CAOS
por Cuauhtémoc Contreras
Durante
la manifestación pública en conmemoración de la masacre de Tlatelolco en 1968,
volvieron a actuar grupos fuera del margen de la convocatoria que llamaba a no
buscar una confrontación inútil, y no solo se arrojaron a la violencia y al
saqueo, también sirvieron de escudo para que nuevos grupos de policías
disfrazados actuarán agrediendo a la prensa y a la marcha en general. Como en otras
ocasiones han asumido que lo realizaron fue un acto de “guerra”, un “combate”,
ya el pasado 10 de junio habían recurrido a la falsificación histórica
argumentando que en 1971 sucedió una batalla y no una masacre, en virtud de lo
cual asumían la responsabilidad de “volver” al combate.
Los
hechos de violencia solo fueron una sorpresa para quienes no son capaces de
reconocer la dinámica de tolerancia que el estado ejerce hacia los grupos
denominados anarquistas.
Es falso
afirmar que esta dinámica surgió a partir del 1 de diciembre de 2012, por lo
menos desde 2003 la presencia de grupos que bajo la consigna del anarquismo
ejercen acciones de violencia irracional es evidente.
Los
comunicados y documentos que hasta la fecha han publicado son una colección de
insultos a todo aquello que no sea ejercer la violencia, su sentido es inflamar
los ánimos de otras personas que estén en un estado mental adecuado para actuar
violentamente sin racionalizar las consecuencias o utilidad de sus actos.
Es un
acto de ingenuidad pretender defender a grupos que se caracterizan por afirmar
una moralidad superior y que replican un discurso que no da cabida ni al
diálogo ni a la critica, sistemáticamente han atacado a todo grupo político o
movimiento social cuando deja de ser una plataforma de apalancamiento para su
propio discurso. Ejercen un modelo de actividad basada en la rapiña de acciones
convocadas por otras movilizaciones y la cobardía de usar movilizaciones
pacíficas como plataforma para ganar espacio mediático. Lo de ellos es la
idealización del icono bajo los reflectores, un encapuchado con una bomba
molotov es su imagen genuina de “héroe” y asumen que esa acción pese a ser
seguida por la práctica de ocultarse en la multitud que no los convoco es de
alguna manera un acto de valor.
Han
construido la idea de que ellos están viviendo una guerra y que son capaces de
vivir clandestinamente a sus enemigos. Ambas ideas no pueden ser consideradas
sino una enfermiza expresión de un discurso conspiranoico. Ademas de que esa
guerra solo sucede en su imaginería, la clandestinidad que anhelan es por mucho
una ilusión, el estado ha demostrado tener todas las herramientas para saber
quienes son y donde están. Y ellos mismos no están dispuestos a abandonar la
vida que llevan para incorporarse a una auténtica clandestinidad. El estado
también les ha dado todo el espacio para actuar y todos los reflectores para
ser mostrados. Es evidente que después de cada acción buscan afanosamente el
enaltecimiento de sus actos ante la prensa que afirman odiar, la prensa por su
parte participa abiertamente de la exhibición pública de la violencia por tres
razones fundamentales:
1.- La
violencia genera titulares, ratings y por ende recursos.
2.- El
exponer a pequeños grupos demenciales actuando alimenta la construcción de
sectores reaccionarios
3.-
Mitifica frente a los sectores menos analíticos a sujetos que pasan a formar
parte de un imaginario colectivo como sujetos sociales de importancia e iconos
falsos de las acciones políticas antisistémicas.
Esta
estrategia no es nueva y ha servido para quebrar los movimientos sociales al
presentar a individuos o grupos delirantes como representantes de movimientos
sociales, como líderes o como “los movimientos sociales”.Sin embargo la actual
situación llega a un nuevo nivel de delirio cuando la denominada -coordinadora
de las sombras- ataca a todas las expresiones políticas diferentes a ellos
mismos, cierra cualquier espacio de diálogo o crítica
Si desde
el estado la estrategia opera desde la lógica de fomentar y aprovechar las
acciones violentas para operar detenciones arbitrarias e implantar el terror en
la sociedad movilizada, desde los grupos violentos opera una lógica diferente,
son ciegos a reconocer que el espacio de acción que tienen no es producto de su
mítica clandestinidad sino de la acción orientada de las fuerzas del gobierno
que les permiten actuar sin dañar la integridad de sus organizaciones porque
estas mismas son usadas como carnada para atraer a otros individuos
desesperados a un frenesí de acciones violentas que estigmatiza y reduce la
participación social en procesos antisistemicos.
En el
nivel del estado mental de quienes asumen que estas acciones son
“insurreccionalistas” hay en su propio discurso elementos para afirmar que más
que un discurso político lo que los motiva es un nivel de desesperación y
desconexión con la realidad que los coloca como auto marginados de sociedad, en
su discurso, ellos y solo ellos realizan acciones validas, si en un principio
de su emergencia se referían a las “acciones directas” como eufemismo de su
violencia, hoy se refieren a la “estrategia insurreccionalista” como salida
metafórica a la duda sobre el sentido de sus acciones. Esperan en todo caso que
el escaparate que le da a sus acciones la prensa se vuelva una forma de
contagio masivo que termine por destruir toda la cultura, toda la economía y
todo el estado actual de las cosas. Sin embargo no hacen el mínimo esfuerzo en
entender o dialogar con ningún grupo de la sociedad distinto a ellos, llevan
una política endogámica donde al igual que en los procesos de formación de una
secta religiosa, asumen que cualquiera fuera del grupo es un ignorante, un
cobarde o un incapaz. Opera en ellos la “tormenta perfecta” de emociones que
describe el Dr. Scott Atran en los grupos terroristas, y tal como él afirma,
los personajes que actúan así, no son gigantes sino individuos llenos de
rencores y carencias de nivel más emocional que material.
Su
extracción no es de clase social ni son producto de la pobreza, aunque se asumen
moralmente como emisarios de la acción de los desposeídos. La distancia
psicológica que los separa de cualquier secta fundamentalista es realmente
mínima.
En el
nivel del discurso político es clara la posición de totalitarismo que asumen,
no hay mas camino que el suyo. La crítica es un acto del sistema en su contra y
no merece sino insultos.
Caen en
la falsificación histórica recurrente, piden solidaridad cuando ellos no la
brindan y están dispuestos a atacar a cualquier segmento de la sociedad que se
coloque en su camino. Recurren a un discurso político que tiene por lo menos
las mismas carencias que cualquiera de los metarrelatos caducos de la
modernidad y le otorgan un aura de infalibilidad.
No es
posible tomar una línea política y asumir como solución absoluta para el
universo de individualidades y posibilidades que conforma la sociedad, menos
aún por la vía del insulto y el rechazo a lo diferente. Más que asumir un
discurso como verdad absoluta es necesario más que nunca construir en el
dialogo y la comprensión de las diferencias, construir sobre la base de la
apertura y la honestidad. Rechazar por todos los medios a los nuevos tiranos
hipertecnológicos del estado y a los nuevos fundamentalistas de la violencia.
10
elementos para analizar los hechos del 10 de junio de 2013
1.- La marcha era por definición pacífica y solo un grupo
de unas pocas decenas de individuos tomo la decisión de participar de la
confrontación con la policía.
2.- La cantidad de policías en el zócalo (en número
cercano a mil en el zócalo mas otros muchos en el recorrido de la marcha) no
pudieron ser convocados de manera urgente, su presencia estuvo preparada desde
antes de la marcha.
3.- Los individuos que participaron de la confrontación
con la policía no fueron señalados como infiltrados por la propia marcha
durante su trayecto, ni tampoco durante el episodio de violencia. Ellos estaban
preparados para estos hechos y durante el trayecto recogieron objetos para
arrojar además de que lanzaron por lo menos una bomba molotov que difícilmente
hubiera podido ser preparada durante la marcha o en el lugar.
4.-Los granaderos no detuvieron a nadie en flagrancia,
durante la confrontación respondieron con agresiones pero las detenciones fueron
posteriores y no se detuvo a quienes participan del enfrentamiento sino a
fotógrafos y personas que trataron de evitar las detenciones. Los individuos
que participaron de la confrontación pudieron alejarse del lugar. Algunas de
las detenciones se realizaron a varias calles del lugar.
5.- La táctica llamada “encapsulamiento” consiste en
enviar policías en números absurdos a rodear manifestantes, al hacerlo no solo
se cancela el derecho a la manifestación sino que también se señala de manera
ilegal a los manifestantes como delincuentes. Esta invención de
Ebrard-Mondragón es una de las practicas mas emblemáticas de los perredistas
para neutralizar manifestaciones políticas que no les son afines.
6.- La dimensión absurda de la movilización de policías contrasta
con el deterioro de la vida pública en todos los espacios de la ciudad donde
mafias afines al PRD operan impunemente como el interior del metro donde no se
detiene a los ambulantes que están organizados en mafias y que todos los
usuarios señalan como el principal problema de ese medio de transporte. Jamás
hasta hoy se ha usado la fuerza pública para erradicar estos grupos y por ende
nunca se han movilizado policías en cantidades similares a las usadas contra
las manifestaciones no afines al gobierno local.
7.-Los grupos que desde la manifestación participaron de
la violencia lo hicieron a título propio y en contra de la propia convocatoria
de la marcha, sin embargo aprovecharon la propia multitud de la movilización
para encubrir sus agresiones y para escapar dejando a otros manifestantes
abandonados mientras eran detenidos por la policía, Esta actitud no es nueva y
puede documentarse en diversas movilizaciones.
8.- El gobierno ha aprovechado la presencia insistente de
grupos que desde las movilizaciones promueven confrontaciones por decisión
propia para agredir a las movilizaciones de manera general e incluso a
transeúntes ajenos a las propias protestas.
9.- Los grupos que desde las marchas promueven las
confrontaciones no hacen ningún análisis de sus acciones y se expresan de
manera violenta a cualquier tipo de crítica. Sin embargo si solicitan
solidaridad cuando llegan a ser detenidos en las manifestaciones.
10.- El actual clima de agresión hacia las movilizaciones
sociales en el DF es el resultado de políticas directamente diseñadas por los
gobiernos perredistas de la ciudad. Estas políticas son avaladas por sus grupos
afines a sus candidatos o mafias pero no pueden llamarse democráticas ni por lo
menos legales. Al igual que los gobiernos priistas actúan con extrema agresión
hacia las protestas sociales mientras niegan la existencia de crimen
organizado.
[1] Jacinto
Rodríguez Munguía.- Periodista. Estudios de comunicación en UAM-X y posgrado en
Letras Iberoamericanas en la Facultad de Filosofía UNAM. Ha publicado para El
Nacional, El Universal, Enfoque de Reforma, Proceso.
Fundador de Milenio Semanal y Milenio Diario; La Revista de
El Universal y Revista Emeequis (www.eme-equis.com.mx).
Becario de la Fundación Prensa y Democracia/Open Society Institute (OSI) que
forma parte de la Fundación Soros.
Representante en México del Instituto
Prensa y Sociedad (IPYS). Coordinador del Proyecto Historia Confidencial:
Investigaciones Históricas (http://www.historia-confidencial.com.mx/)
[2] El gran fracaso. Las cifras del desastre neoliberal
mexicano.- Martí Batres Guadarrama
UNA DE GRANADEROS
A LA PATRIA
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