Lo mentirosos y déspotas que son los del PRIAN
hay que verlos
AGENDA
CIUDADANA
VIVIR
CON UNA SOBERANIA RELATIVA
Lorenzo
Meyer
El
Problema
Para
México, el ejercicio de su soberanía es un problema sin solución satisfactoria.
Y es que en cuanto el país empezó a construir su estado nacional se topó con el
"factor norteamericano". . La decisión del gobierno de obligar al
país a dar un salto cualitativo en su política petrolera -abrir aún más esa
rama de la economía a la inversión privada externa-, exige confrontar el
problema de la naturaleza de nuestra soberanía.
En
teoría, la soberanía es la capacidad que la autoridad suprema del Estado tiene
para imponer sus decisiones sobre su territorio. En este sentido, soberanía es
sinónimo de autodeterminación. Sin embargo, esta característica que en
principio le es propia al Estado nacional, se vuelve relativa en el caso de
países que, como el nuestro, se encuentran enclavados en la zona de influencia
de una gran potencia. Y es que la autodeterminación requiere de un poder que la
sostenga, pero eso es difícil cuando no imposible dentro de un sistema
histórico de relaciones muy asimétricas
de poder, como las que México mantiene con Estados Unidos.
Desde
una perspectiva realista no hay ninguna posibilidad de que en un futuro
predecible México logre cerrar la brecha que en términos de poder le separa de
su vecino del norte. Esa distancia ya estaba cuando el país nació y el tiempo
la ahondó. En 1800 el PIB norteamericano equivalía al doble de lo que era en lo
que más tarde sería México y para 1845 el valor de la suma de bienes y
servicios en Estados Unidos era ya trece veces superior al que tenía la joven y
muy conflictiva República Mexicana, (John Coatsworth, "Notes on the
comparative economic history of Latin America and the United States",
[1993]). 168 años más tarde la distancia entre las dos economías sigue siendo
la misma. Así pues, el elemento central para sostener e incrementar la
independencia de México como actor internacional -la fuerza de su economía-
dejó de ser una variable para convertirse ¡en una constante!
¿Cómo
Manejar la Asimetría? Es evidente que la soberanía de un país como el nuestro
siempre ha sido relativa y el futuro previsible no aparece distinto. Sin
embargo, la gran potencia vecina siempre tiene una agenda internacional muy
compleja y, en contraste, la nuestra es comparativamente limitada, lo que nos
permite, si nos lo proponemos, focalizar nuestra energía externa en un puñado
de asuntos. Además, como lo señalara Mario Ojeda Gómez en su clásico Alcances y
límites de la política exterior de México.
En
el pasado, México jugó la carta de la disidencia frente a Estados Unidos
apostando a que éste último terminaría por preferir la estabilidad al sur de su
frontera que imponer su voluntad sobre México y cosechar inestabilidades
cercanas. Esa fue la carta que jugó Carranza frente a Wilson, Calles frente a
Coolidge y Cárdenas frente a Roosevelt. Con menor intensidad, también se
arriesgaron a ese juego López Mateos frente a Kennedy en el caso cubano, López
Portillo frente a Reagan en el de Centroamérica y no faltará quien argumente
que en alguna medida , (1976), en la segunda mitad del siglo pasado, México
logró que Washington aceptara que nuestro país disintiera de las posiciones
norteamericanas en temas que no eran vitales para la Casa Blanca pero sí
importantes para nosotros. Claro que esa tolerancia ha cesado en el momento en
que Washington ha considerado que el tema en cuestión es importante para su
interés nacional. Como sea, y en general, Washington ha entendido que el
disentimiento público de México en ciertos puntos es un mal necesario para
mantener la legitimidad y estabilidad del régimen del sur. Y es que la
estabilidad mexicana es ya un componente del interés nacional norteamericano. Salinas
frente a Bush al excluir el petróleo del TLC y Fox frente al otro Bush al no
apoyarle en el Consejo de Seguridad de la ONU en su empeño por invadir Iraq.
Los
límites.- Si el entorno de una política propia sobre el consumo de drogas es el
cardenismo, el personaje central es un médico bien preparado y con ideas
propias: Leopoldo Salazar Viniegra. Salazar es el impulsor del "Reglamento
Federal de Toxicomanías" de 1940, cuya propuesta es tratar a los
drogadictos no como delincuentes sino como pacientes. Por tanto, el objetivo
del Estado debería ser curarlos, no castigarlos y la . Sin embargo, hay que
reconocer que incluso en momentos donde México apostó fuerte para expandir el
espacio de su soberanía relativa, como durante el cardenismo, los límites que
impone el imperio se hicieron presentes. Un buen ejemplo lo provee una tesis
presentada en El Colegio de México por Mariana Flores Guevara: "La
alternativa mexicana al marco internacional de prohibición de drogas durante el
Cardenismo", (2013). Ahí, se demuestra como la presión del gobierno
norteamericano echó abajo lo que pudo haber sido una política auténticamente
mexicana en relación a las drogas y que, de haberse sostenido, posiblemente
hubiera conducido al país a una situación diferente de la actual.
Si
el entorno de una política propia sobre el consumo de drogas es el cardenismo,
el personaje central es un médico bien preparado y con ideas propias: Leopoldo
Salazar Viniegra. Salazar es el impulsor del "Reglamento Federal de
Toxicomanías" de 1940, cuya propuesta es tratar a los drogadictos no como
delincuentes sino como pacientes. Por tanto, el objetivo del Estado debería ser
curarlos, no castigarlos y la mejor vía para lograrlo era abrir
"Dispensarios para Toxicómanos" dependientes del Departamento de
Salubridad. Ahí, los médicos procederían a examinar, clasificar y registrar a
los adictos para luego venderles y administrarles directamente hasta cinco
dosis diarias de morfina, a sólo ochenta centavos. La meta final era doble: por
un lado la desintoxicación del adicto (aunque se aceptaba que habría casos
incurables) y, por el otro, eliminar la intermediación de los narcotraficantes,
del crimen organizado. Sí bien México aún no tenía un "Chapo" Guzmán,
sí contaba ya con una Lola "La Chata", que en cuanto empezó a
funcionar el primer dispensario en la Ciudad de México vio como disminuyeron
sus ingresos y aumentó su furia.
La
presión norteamericana en contra de la heterodoxa política mexicana en relación
al consumo de drogas fue rápida y decisiva. Para Washington el enfoque
prohibicionista era el único aceptable y no admitía otra solución, y advirtió
que sí el gobierno mexicano insistía en seguir una línea propia en esta
materia, se le castigaría con un embargo y los laboratorios norteamericanos no
le venderían ningún medicamento que pudiera ser objeto de uso
"ilegítimo" en México. El límite a la soberanía mexicana funcionó y
el 7 de junio de 1940 el presidente Cárdenas suspendió lo que se puede llamar
"el reglamento Salazar Viniegra" y volvió al anterior (al de 1931)
que, siguiendo las tesis de Estados Unidos, criminalizaba por igual a proveedores
y consumidores de cualquier droga prohibida. La evolución posterior de la
"toxicomanía" tanto en México como en Estados Unidos ha demostrado
que la política impuesta no fue solución y que el interés nacional mexicano
resultó dañado por la imposición del norteamericano.
En
Suma.-
Los
límites de la soberanía mexicana son muchos y por ello los dirigentes del país
deben evitar ampliar las zonas donde el interés nacional pueda chocar con el
norteamericano. Abrir el codiciado campo petrolero mexicano a la inversión
norteamericana, equivale a multiplicar las posibilidades de conflicto de
intereses entre ambos países y a aumentar el peligro de una nueva disminución
de la ya muy relativa soberanía mexica
RESUMEN:
"LA SOBERANIA DE MEXICO SIEMPRE HA SIDO MUY RELATIVA. LA ADMISIÓN DE LAS
GRANDES EMPRESAS EXTRANJERAS A TODAS LAS RAMAS DE LA INDUSTRIA PETROLERA LA
TRANSFORMARÍA EN ALGO AÚN MAS RELATIVO" .
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