COMENTARIO
EDITORIAL SOBRE LA CONVOCATORIA A LA UNIDAD Y A LA DEFENSA DEL PETRÓLEO
REALIZADA POR CÁRDENAS Y LÓPEZ OBRADOR. (Septiembre 2013)
El
jueves 19 de Septiembre del presente, Andrés Manuel López Obrador, Cuauhtémoc
Cárdenas, así como el Dr. Pablo González Casanova, entre otros dirigentes y
líderes políticos, hicieron público un pronunciamiento haciendo un llamado a la
unidad de los mexicanos para “oponerse abiertamente a las reformas a los
artículos 27 y 28 de la Constitución de la República que propone el gobierno y
defender nuestra Soberanía.”
También
hicieron una convocatoria para oponerse a la reforma hacendaria, ya que dijeron
profundiza la crisis al afectar “a las pequeñas y medianas empresas, a las
clases medias y sobre todo a los trabajadores y a los más pobres de México”
Este
llamado a la unidad lo hemos demandado varios ciudadanos y colectivos como el
de Temas Lemas y Dilemas, en respuesta a las acciones que ha tomado el Estado
Mexicano desde Noviembre del año pasado. Nos referimos a la aprobación de
la llamada Reforma Laboral en Noviembre
de 2012, que en los hechos constituye una nueva Ley Federal del Trabajo al servicio de los patrones;
asimismo la firma del llamado “Pacto por México”, que no es otra cosa más que
un acuerdo signado por los partidos políticos, para pasar por arriba de nuestra
Constitución Político Mexicana, realizando un trastorno público, estableciendo un gobierno contrario a los principios
que sanciona nuestra Carta Magna; y finalmente en respuesta a las reformas a
los artículos 3°, y en rechazo a la llamada reforma energética, que busca
privatizar totalmente al sector energético.
Siendo esta proclama un punto de referencia para
unir a todos aquellos que estamos en contra de la reforma energética, es
también limitada, en virtud de que convoca al pueblo mexicano “a participar
activa y pacíficamente” “desde todas las trincheras a las que cada quien tenga
acceso”, es decir, convoca a luchar a cada quien en su gremio, o por su lado, y
no hacerlo de manera articulada y organizada; Sin pretender descalificar la
proclama de estos líderes es necesario que en congruencia con dicho
pronunciamiento, se convoque a los diversos movimientos en resistencia:
mineros, electricistas del SME, sobrecargos, maestros de la CNTE, así como a
las demás secciones magisteriales en lucha que se han movilizado; a obreros,
campesinos, estudiantes, amas de casa, jóvenes, vendedores ambulantes,
proletariado de servicios, etc. para conformar un bloque o frente de
resistencia en contra de la privatización del sector energético y en rechazo a
la reforma hacendaria por empobrecedora.
La experiencia llevada a cabo en 1999 por el pueblo
mexicano es determinante: Ante la iniciativa de Ernesto Zedillo que pretendía
privatizar totalmente al sector eléctrico. El Sindicato Mexicano de
Electricistas, convocó en Febrero de ese año a la conformación del Frente de
resistencia en contra de la privatización de la Industria Eléctrica, en donde
participaron activamente amplios sectores del pueblo de México, haciendo
posible que el 24 de Abril del 2002 el Senado de la República desechara dicha
iniciativa y la mandara a donde merece estar la actual iniciativa de Peña Nieto
y del PAN: Al bote de la basura.
PROGRAMA
TEMAS, LEMAS Y DILEMAS
CANAL
PATRIO
Septiembre
del 2013.
LA ECONOMÍA, LA SOCIOLOGÍA
Y ELDESARROLLO DE LAS FUERZAS EXPANCIONISTAS DE LOS ESTADOS UNIDOS EN LO QUE
QUEDO DE LA NUEVA ESPAÑA
INDUSTRIA ELECTRICA EN MEXICO
INTRODUCCIÓN
La Unidad Perdida en
México, Rescatada en el Continente por Evo Morales y su pueblo. Viva Pacha Mama
En
Bolivia para tener acceso al agua tuvo que declararse una guerra hace 13 años,
cuando los gobiernos neoliberales de la mano de las empresas transnacionales
pretendieron privatizar hasta la lluvia. Lo mismo ocurrió con el gas, que se
pretendió exportar a México y Estados Unidos vía Chile, lo que provocó la
contundente respuesta de indígenas bolivianos alteños, generando la crisis
política más grande de los últimos tiempos, uno a uno cayeron cinco presidentes
en cinco años.
Así,
el siglo XXI boliviano se estrenaba con fuertes luchas contra las
privatizaciones de los bienes comunes. Las ciudades de Cochabamba y El Alto se
convirtieron en verdaderos campos de batalla en defensa de los recursos
naturales, con ello se estableció un nuevo paradigma, en franca oposición a los
postulados neoliberales de libre comercio y capitalización.
La
lucha contra este modelo fue una lucha de todos por la recuperación de la
patria, hoy el pueblo de la República de Bolivia son dueños de sus recursos
naturales. Durante el Gobierno del presidente Evo Morales el acceso al agua y
al gas han sido elevados a la categoría de derechos fundamentales y la nueva
Constitución Política del Estado establece en su artículo 20 que toda persona
tiene derecho “al acceso universal y equitativo a los servicios básicos de agua
potable, alcantarillado, electricidad, gas domiciliario, postal y
telecomunicaciones”. Asimismo, se determina que el derecho al agua y
alcantarillado son derechos humanos que no pueden ser privatizados ni concesionados.
En
el mismo sentido, con la actual política del presidente Evo Morales en materia
económica han logrado la caída del índice de pobreza, paralelamente al
incremento del índice de consumo interno de electricidad, agua potable y gas.
Muestra de lo anterior es el aumento en las conexiones de gas domiciliario,
pues mientras en el periodo de 2001-2005 la cifra era de 44, 543; de 2006 a
2012, la cifra llegó a 367, 557. Cabe destacar que durante este periodo la tasa
de desempleo disminuyó significativamente, lo que incide directamente en el
acceso a los servicios básicos.
En
resumen, el balance en la República de Bolivia es altamente positivo, los
servicios básicos se han masificado y es sobre esta base que han podido
proyectar en Bolivia al año 2025, donde su meta es garantizar el 100 por ciento
de cobertura en los servicios de agua, alcantarillado, energía eléctrica,
comunicación y telefonía.
Lo
anterior consideran que es factible, ya que han avanzando en los proyectos de
las Hidroeléctricas de San José en Corani, El Bala en Beni, Miguillas en
Inquisivi, Cachuela Esperanza en Alto Beni y la Central Hidroélectrica Rositas
en Santa Cruz, así como en la ampliación de la planta eléctrica de Valle
Hermoso. Lo que garantizará la provisión de electricidad para todos los
bolivianos y nos permitirá exportar energía eléctrica. Por su parte, la
instalación del satélite Tupak Katari en 2014 reducirá significativamente los
costos de Internet e incrementará la calidad del servicio.
Lo
anterior nos demuestra que cundo un pueblo logra en la unidad de acción la
defensa de sus intereses comunes, se plantan las bases sólidas para garantizar
el pleno goce de los derechos fundamentales de todos así como la construcción de
la patria de nuestros sueños, que hoy es posible. Unidad En La Acción En Torno
A Objetivos Comunes.
POSITIVISMO Y LIBERALISMO
EN EL SIGLO XVIII
El Champurrado ideológico
del Período de la Reforma en México
Positivismo[1]
El
Positivismo se dice que consiste en no admitir como validos científicamente otros
conocimientos, sino los que proceden de la experiencia, rechazando, por tanto,
toda noción a priori y todo concepto universal y absoluto. El hecho es la única
realidad científica, y la experiencia y la inducción, los métodos exclusivos de
la ciencia. Por su lado negativo, el positivismo es negación de todo ideal, de
los principios absolutos y necesarios de la razón, es decir, de la metafísica.
El positivismo se señala que “es una mutilación de la inteligencia humana”, que
hace posible, no sólo, la metafísica, sino la ciencia misma. Esta, sin los
principios ideales, queda reducida a una nomenclatura de hechos, y la ciencia
es una colección de experiencias, sino la idea general, la ley que interpreta
la experiencia y la traspasa. Considerado como sistema religioso, el
positivismo es el culto de la humanidad como ser total y simple o singular.
LIBERALISMO
Gabacho
y Escoces [2]
Dos
siglos después de su muerte, Adam Smith es
considerado por muchos como la figura más importante en la historia del
pensamiento económico liberal. Su obra “Investigación sobre la Naturaleza y
causa de la Riqueza de las Naciones” dio
luz al obscuro espíritu del capitalismo moderno, y presentó su
justificación teórica en una forma que dominó el pensamiento de los más
influyentes economistas del siglo XIX y que sigue inspirando a los defensores
del mercado libre, e incluso hoy en día.
Sin
embargo, aunque pocas personas cuestionarían su importancia para la historia de
la ciencia económica, es importante explicar que existe una corriente que
quiere excusar la obra editorial y de pensamiento económico de Smith, diciendo
que su oficio no era el de un economista; ya que de hecho, en sus tiempos la
economía aún no se había desarrollado como disciplina independiente. Argumentan
que él mismo consideraba su Riqueza como una exposición parcial de una obra más
amplia sobre «los principios generales de la ley y del gobierno, y de las
diferentes revoluciones que en éstas se han producido en las diferentes épocas
y periodos de la sociedad», obra que deseaba escribir pero que nunca llegó a
completar.
En La
Riqueza de las Naciones es evidente que para Smith la ciencia económica era
mucho más que la teoría de precios, producción y distribución, moneda y banca,
finanzas públicas, comercio internacional, y crecimiento económico, campos que
hoy en día se consideran como especialidades en si mismos. Naturalmente que
todos estos temas se discuten en el libro, y la pretendida excusa se basa en
que en la citada obra, incluye detalladas discusiones sobre tópicos tan
diversos como historia eclesiástica, demografía, política educacional, ciencias
militares, agricultura, y asuntos coloniales. En efecto, la amplitud de sus
intereses, que abarcaban no solo economía, ética, filosofía política, y
jurisprudencia, sino también literatura (antigua y moderna), lingüística,
psicología, y la historia de la ciencia, están presentes en sus estudios.
“Nuestro Porfis” .- Liberal y Positivista
“Porfirio Díaz llego al
poder -gracias a la revuelta de Tuxtepec- invocando la constitución liberal de
1857. Pero la afirmación de paz y el desarrollo de la riqueza nacional se
convirtieron en objetivos básicos del nuevo régimen. Ya no se prometieron
quimeras demócratas como en los gobiernos de Juárez y Lerdo, sino un gobierno
fuerte capaz de imponer el orden “poca política y mucha administración.
Conservando rasgos básicos
del liberalismo, el porfirismo adoptó como filosofía oficial del positivismo,
de tal forma que la idea rectora, más que la libertad, fue la de “orden y
progreso”. A ese progreso el estado porfirista contribuiría, sobretodo, con el
mantenimiento del “orden” y no en el sentido actual de Estado regulador e
interventor en economía (ya sea como inversor directo o a través de su gasto
público). Una excepción fue el caso de los ferrocarriles cuya inserción más que
marcar una tendencia intervencionista, constituyó una forma de apoyo en
infraestructura del transporte a la acumulación privada de capital – como más
adelante, en el siglo XX sería el rescate de empresas y particularmente el
petróleo y la electricidad-.
El positivismo, en su
versión de darwinismo social, propugnaba la supervivencia del predominio de los
más aptos, y justificar así el uso de la fuerza para imponer el orden. Al mismo
tiempo se proclamaban la igualdad formal para sobresalir, el porfiriáto se
concretó en un régimen de exclusión y de privilegios en todos los órdenes.
Aunque porfirismo podría
ser considerado como un régimen liberal revisionista, algunos rasgos
fundamentales del liberalismo permanecían en la práctica de las relaciones
sociales. En este sentido, el Estado liberal se basa en el ciudadano y no en la
clase social; individuos formalmente iguales en el mercado económico y de la
competencia política ciudadana. Esta concepción se reflejó en el plano práctico:
en lo político, en la exclusión de las mayorías de la actividad política, en la
represión en contra de los movimientos obreros, campesinos e indígenas; y en
una escasa intervención del Estado en economía, vista tanto como regulación
estatal que como estado inversor directo”[3].
En ese contexto económico
se desarrolla la presidencia de Porfirio Díaz y el surgimiento de la industria
eléctrica en México, primero con pequeños inversores, políticos allegados al
círculo de Díaz, que fueron absorbidos a la llegada del gran capital
trasnacional, el capital financiero al estilo de The Mexican Light.
El advenimiento de la
industria eléctrica en México estuvo asociado al crecimiento económico logrado
durante el porfiriato, especialmente en algunas ramas que empezaron a utilizar
energía eléctrica como fuerza motriz; tal es el caso de la industria minera y
textil, particularmente importantes en este periodo.
Desde un punto de vista
económico, el porfiriato puede dividirse en tres fases; la primera, que
corresponde aproximadamente a los años ochentas, se caracteriza por grandes
desajustes y por su inmersión en un ciclo internacional recesivo; es el momento
en que se crean las primeras plantas eléctricas. En la segunda fase, la de los
noventas se acelera el desarrollo económico, en particular industrial, y con
ello la industria eléctrica. En esta fase los capitales extranjeros
intensificaron su penetración, especialmente en minería y manufacturas. La
tercera fase se inició hacia 1903 con la declinación del desarrollo económico
que culminaría con gran crisis agrícola de 1907.
En cuanto al sector que nos
interesa, cabe precisar que en 1879 introdujo por primera vez de electricidad.
Esto ocurrió en la fábrica de hilados y tejidos “La Americana” en ciudad de
León Guanajuato. Muy pronto esta fuente de energía comenzó utilizarse en el
alumbrado público. En julio de 1880 se instalaron en la Ciudad de México, en
calidad de prueba, dos focos de arco, uno en el kiosco y otra la esquina
suroeste del jardín de la plaza de la Constitución. En septiembre de 1881, la
compañía que suministraban al grado de gas a la Ciudad de México inició
arreglos con el Ayuntamiento para utilizarlos eléctrica, y el 1 de diciembre de
ese año instalaron 40 focos entre la estatua de Carlos IV y el Zocalo. Hacia
1890 la Ciudad de México contaba con 2 054 focos.
LAS EMPRESAS ELÉCTRICAS
“De 1879 a 1934 la historia de las empresas
eléctricas en México fue la de las empresas privadas, que generaban el fluido y
lo transmitían y distribuian a usuarios públicos o privados. Al principio las empresas
eléctricas final muy pequeñas y dispersas, creadas en función de las
necesidades locales, pero poco a poco se produjo un fenómeno el de
concentración en la generación y transmisión, así como de extranjerización de
las mismas. Este proceso cobró fuerza con el establecimiento de un gran
monopolio en la zona centro del país The Mexican Light and Power Limited,
fundada el 10 de septiembre de 1902 bajo la ley de empresas canadienses, conforme
al capítulo 153.3, Eduardo VII, autoriza la creación de la compañía en cuyo
nombre en español se denominará Compañía Mexicana de Luz y Fuerza Motriz, en
calidad de cesionaria de la Société du Necaxa y el 24 de marzo del mismo año el
gobierno porfirista, otorga la concesión para que dicha compañía aproveche como
fuerza motriz las aguas de los Ríos Tenango, Necaxa, Catepuxtla en el distrito
de Huachinango en el estado de Pueblaconocida como la ley de empresas, y
aposentada en México el 23 de febrero de 1903, que, junto con la American and
Foringer Power y la Compañía
Hidroeléctrica de Chapala dominaron el panorama; cuyo dominio trato de
acotarse, al crearse la Comisión Federal de Electricidad”.
Lo anterior nos señala, que
durante el periodo Cardenista el país alcanza una fase de desarrollo industrial
importante. El General Lázaro Cárdenas busca con el decreto de 1934 con la creación
de la Comisión Federal de Electricidad, dotar al país de los instrumentos que
en el futuro le fuesen benéficos, para su desarrollo sin pensar obviamente que
esa empresa fuese a ser la cueva de bandidos que ha sido desde que el
desarrollo estabilizador la utilizo, como palanca de transferencias a la
iniciativa privada, por la vía de tarifas subsidiadas a la Gran Industria y al
Comercio. Sectores a los que el sector eléctrico transfirió Billones de pesos
del periodo comprendido de 1934 hasta la fecha.
El periodo de 1940 a 1950
se caracterizó en la economía mexicana,
primero, por un crecimiento lento y, posteriormente, por una aceleración del
crecimiento a partir del sexenio de Miguel Alemán. Contribuyeron principalmente
a este desarrollo económico, por un lado, la Segunda Guerra Mundial – que
permitió incrementar y diversificar las exportaciones-; y por el otro, el
aumento considerable del gasto público, sobretodo el gasto económico. La
participación del sector público en inversión en algunos de los años del
periodo llegó al 50% del total. Sin embargo, este incremento de la intervención
estatal en economía a través de su gasto se vió aparejada con un inflación
apreciable. Otro elemento que contribuyó a la acumulación de capital fue la
depreciación del salario real de los trabajadores, que llegó a su mínimo hacia
1946, aproximadamente. Éste proceso complejo, que algunos han llamado de
desarrollo con inflación y depresión del salario real, estuvo compaginado con
dos procesos adicionales: uno, la migración campo-ciudad y la incorporación de
una parte de esta fuerza de trabajo a las actividades industriales (no a los
servicios) y, segundo, la emergencia del llamado charrismo sindical. La
industria eléctrica los trabajadores electricistas se vieron envueltos en un
torbellino de contradicciones, tal como veremos más adelante. En el período
comprendido entre 1942 y 1952 en que Juan José Rivera Rojas fue Secretario
General, el sindicato Mexicano de Electricistas, éste no se sustrajo a la forma
de vivir en los sindicatos controlados por el gobierno. En pocas palabras el
charrismo se instaura en el SME, para no salir jamás, ya que en mayor ó menor
medida, en grupos o a nivel general, ha sido la falta de democracia una
constante que permeo, hasta la
liquidación de Luz y fuerza del Centro en el año 2009
1960 NACE UNA INFAMIA CON
UNA CONTRADICCIÓN
“Al tomar posesión la
nación mexicana de la Compañía de Luz, se consuma un largo esfuerzo
desarrollado por el pueblo de México para tener en sus manos la energía
eléctrica que en el país se produce por manos de mexicanos.
La nacionalización de la
energía eléctrica es una meta alcanzada por el pueblo en el camino de la
Revolución.
Siempre hemos sostenido que
alcanzar una meta debe ser punto de partida para más importantes realizaciones,
y ahora invitamos al pueblo de México a que, en posesión de su energía
eléctrica, acreciente su industrialización para llevar a los hogares de todos,
los beneficios de la energía eléctrica y los de la industrialización.”
Estas frases pronunciadas
por el Presidente Adolfo López Mateos en su discurso de Nacionalización de una
parte de la Industria Eléctrica, dejan
muy en claro que verdades a medias son mentiras ya que el 1º de septiembre de
aquel 1960 el Senador Manuel Moreno Sánchez, aclaro que La Bond and Shar se incorporo
de inmediato a la CFE, debido que se compraron todas las acciones ya que solo
el Estado resulto ser el propietario al comprar la totalidad de las acciones,
así como activos y pasivos. “Respecto a la Compañía Mexicana de Luz, The
Mexican Light and Power, sólo se compró el 90% del capital, representado en el
95% en acciones comunes y el 73% en acciones preferentes. Quiere decir que
existe un 10% de acciones que representa parte de la propiedad de la empresa,
que no estuvieron en posesión de la Nación en el acto de “nacionalización”. Por
eso afirmado, con razón, de "mexicanización", y de
"nacionalización", se dijo que aun y que ya era pleno el acto
jurídico, resulto insuficiente ya que es era absoluto el dominio de la Nación
sobre esa industria. Ckta José Antonio Almazán gonzalez La Nación tiene el
derecho originario, si, pero como lo había concedido a unos particulares, ahora
lo rescata de una nueva manera: haciéndose dueña de la cantidad de acciones
necesarias para tomar el dominio y la dirección de la empresa." y la
transacción financiera de otra la mayor de todas nos referimos al The Mexican
Light and Power
La memoria colectiva del
pueblo mexicano es breve y al parecer se encuentra de forma permanente en la
primera etapa de la misma, a la que se le conoce como memoria sensorial. Literatura
especializada señala que; la memoria sensorial maneja la información que
percibes en el presente. Graba lo que escuchas, ves, saboreas, sientes y hueles
por un período muy breve de tiempo. A continuación, sustituye a la información
con la información sensorial nueva o lo que la convierte en memoria a corto
plazo, si te das cuenta de algo tan significativo, como una hermosa puesta de
sol o para el caso la noticia de que la electricidad ya es tuya al igual que el
petróleo se percibe con posterioridad como una señal confusa. En general, los
datos visuales se registran sólo alrededor de 500 milisegundos antes de que se
pierdan. Otros datos sensoriales se mantiene durante sólo aproximadamente uno o
dos segundos antes de que sean reemplazados. La memoria sensorial procesa
grandes cantidades de información todos los días, pero esta información no es
interpretada. Es como una gran cantidad de datos en bruto que se están procesando
continuamente y sustituyen con los más recientes.
Después de esta pequeña
precisión con respecto a lo que parece ser una falta de memoria sobre los
acontecimientos con respecto a la Nacionalización de la industria eléctrica
fundamentalmente
industria
Entre el 15 de junio y el
15 de julio de 1960, el gobierno mexicano, a través del Banco de México que a
su vez se auxilió de una serie de instituciones de crédito tales como el
Barclay's Bank y el Hambros Bank Limited, de Londres; el Kedietbank de
Bruselas; la Central American Investment Trust, de Vaduz, Liechtenstein; el
Canadian Bank of Commerce de Toronto; la Hongkong and Shangai Corporation de
París; la Swiss Bank Corporation de Zurich; The First National City Bank de
Nueva York, publicó avisos de oferta de compra de las acciones de la Mexlight,
en México, Bélgica, Inglaterra, Canadá, Francia y Suiza.
"El precio de oferta
fue de 20 dólares americanos por acción común, que era superior al que las
acciones tenían en el mercado en su momento y que se fijó en esta cantidad para
no afectar los intereses de los numerosos pequeños inversionistas extranjeros y
nacionales propietarios de dichas acciones. En relación con las acciones
preferentes la oferta fue de 13 dólares americanos y estuvo en vigor durante el
mismo periodo."
El capital contable
alcanzaba a la suma de ochenta y dos millones ochocientos treinta y tres mil
trescientos sesenta y seis dólares canadienses (un mil sesenta y seis millones
cuatrocientos setenta y nueve mil quinientos ochenta y siete pesos),
representado por dos millones doscientas sesenta y siete mil quinientas sesenta
y ocho acciones comunes, y ochocientas cincuenta y tres mil doscientas cuarenta
y cuatro preferentes, más la reserva para reinversión y el superávit ganado.
De tal forma que el 1 de
septiembre de 1960 el presidente Adolfo López Mateos pudo informar que el
gobierno mexicano era propietario del 91% de las acciones comunes y del 73 % de
las acciones preferentes. Aún cuando para el 27 de septiembre había logrado
comprar 2,168,270 acciones comunes que representaban el 95.62% del total y
626,012 de las acciones preferentes que representaron el 73.38% del total.
De manera escueta en el 49
Informe Anual del Consejo de Administración de la Mexlight, para el ejercicio
concluido el 31 de diciembre de 1960, se informó de este proceso de compra,
señalándose que con este acto "....se alcanzó uno de los objetivos básicos
para la industrialización de México: la nacionalización de la industria
eléctrica."
Con esta compra accionaria
el gobierno mexicano adquirió el control mayoritario de la estructura
corporativa de la Mexlight compuesta de las siguientes empresas: Compañía de
Luz y Fuerza de Pachuca, S.A., Compañía Mexicana Hidroeléctrica y de Terrenos,
S.A., Compañía de Fuerza del Suroeste de México, S.A., Compañía Mexicana
Meridional de Fuerza, S.A., L.M. Guibara, Sucesores, S. en C. y Compañía de Luz
y Fuerza Eléctrica de Toluca, S.A.
La Compañía de Luz y Fuerza
de Pachuca, S.A..- Al adquirir la Mexlight el control de la Compañía Eléctrica
Irrigadora en el Estado de Hidalgo, según escritura del 13 de mayo de 1910 se
constituyó la Compañía Irrigadora de Luz y Fuerza del Estado de Hidalgo, con
una duración de cincuenta años
[1] El término positivismo fue
utilizado por primera vez por el filósofo y matemático francés del siglo XIX
Auguste Comte, pero algunos de los conceptos positivistas se remontan al
filósofo británico David Hume, al filósofo francés Saint-Simon, y al filósofo
alemán Immanuel Kant.
Comte eligió la palabra
positivismo sobre la base de que señalaba la realidad y tendencia constructiva
que él reclamó para el aspecto teórico de la doctrina. En general, se interesó
por la reorganización de la vida social para el bien de la humanidad a través
del conocimiento científico, y por esta vía, del control de las fuerzas
naturales. Los dos componentes principales del positivismo, la filosofía y el
Gobierno (o programa de conducta individual y social), fueron más tarde unificados
por Comte en un todo bajo la concepción de una religión, en la cual la
humanidad era el objeto de culto. Numerosos discípulos de Comte rechazaron, no
obstante, aceptar este desarrollo religioso de su pensamiento, porque parecía
contradecir la filosofía positivista original. Muchas de las doctrinas de Comte
fueron más tarde adaptadas y desarrolladas por los filósofos sociales
británicos John Stuart Mill y Herbert Spencer así como por el filósofo y físico
austriaco Ernst Mach.
· Comte,
Augusto (1798-1857).
Filósofo positivista
francés, y uno de los pioneros de la sociología. Nació en Montpellier el 19 de
enero de 1798. Desde muy temprana edad rechazó el catolicismo tradicional y
también las doctrinas monárquicas. Logró ingresar en la Escuela Politécnica de
París desde 1814 hasta 1816, pero fue expulsado por haber participado en una
revuelta estudiantil. Durante algunos años fue secretario particular del
teórico socialista Claude Henri de Rouvroy, conde de Saint-Simon, cuya
influencia quedaría reflejada en algunas de sus obras. Los últimos años del
pensador francés quedaron marcados por la alienación mental, las crisis de
locura en las que se sumía durante prolongados intervalos de tiempo. Murió en
París el 5 de septiembre de 1857.
Para dar una respuesta a
la revolución científica, política e industrial de su tiempo, Comte ofrecía una
reorganización intelectual, moral y política del orden social. Adoptar una
actitud científica era la clave, así lo pensaba, de cualquier reconstrucción.
Afirmaba que del estudio
empírico del proceso histórico, en especial de la progresión de diversas
ciencias interrelacionadas, se desprendía una ley que denominó de los tres
estadios y que rige el desarrollo de la humanidad. Analizó estos estadios en su
voluminosa obra Curso de filosofía positiva (6 vols., 1830-1842). Dada
la naturaleza de la mente humana, decía, cada una de las ciencias o ramas del
saber debe pasar por "tres estadios teoréticos diferentes: el teológico o
estadio ficticio; el metafísico o estadio abstracto; y por último, el
científico o positivo". En el estadio teológico los acontecimientos se
explican de un modo muy elemental apelando a la voluntad de los dioses o de un
dios. En el estadio metafísico los fenómenos se explican invocando categorías
filosóficas abstractas. El último estadio de esta evolución, el científico o
positivo, se empeña en explicar todos los hechos mediante la aclaración
material de las causas. Toda la atención debe centrarse en averiguar cómo se
producen los fenómenos con la intención de llegar a generalizaciones sujetas a
su vez a verificaciones observacionales y comprobables. La obra de Comte es
considerada como la expresión clásica de la actitud positivista, es decir, la
actitud de quien afirma que tan sólo las ciencias empíricas son la adecuada
fuente de conocimiento.
Cada uno de estos
estadios, afirmaba Comte, tiene su correlato en determinadas actitudes
políticas. El estadio teológico tiene su reflejo en esas nociones que hablan
del Derecho divino de los reyes. El estadio metafísico incluye algunos
conceptos tales como el contrato social, la igualdad de las personas o la
soberanía popular. El estadio positivo se caracteriza por el análisis
científico o "sociológico" (término acuñado por Comte) de la
organización política. Bastante crítico con los procedimientos democráticos,
Comte anhelaba una sociedad estable gobernada por una minoría de doctos que
empleara métodos de la ciencia para resolver los problemas humanos y para
imponer las nuevas condiciones sociales.
Aunque rechazaba la creencia
en un ser transcendente, reconocía Comte el valor de la religión, pues
contribuía a la estabilidad social. En su obra Sistema de Política Positiva (1851-1854;
1875-1877), propone una religión de la humanidad que estimulara una benéfica
conducta social. La mayor relevancia de Comte, sin embargo, se deriva de su
influencia en el desarrollo del positivismo.
[2] El 2 de abril de 1831, a
medianoche, el velero Le Havre dejaba el puerto francés del mismo nombre
con destino a Nueva York. Además de los 18 marinos, viajan a bordo 163
pasajeros, con una vaca, un borrico y unas cuantas aves de corral. Entre los
pasajeros hay 30 que han adquirido el derecho a ocupar una “cabina”, un
camarote particular como el del capitán. Son norteamericanos –una muchacha
joven, un comerciante neoyorquino–, ingleses, una familia y un vendedor de
vinos franceses, un caballero español y dos jóvenes, también franceses, de muy
buena familia: Gustave de Beaumont y Alexis de Tocqueville, más exactamente
Alexis-Charles-Henri Clérel de Tocqueville.
El viaje transcurre sin
más percances que el aburrimiento. Beaumont y Tocqueville aprovechan para
practicar su inglés con miss Edwards. Algo más de un mes después, el 11 de
mayo, el barco toca puerto en Nueva York. Los dos amigos se instalan en una
pensión de una calle de moda, Broadway. Tocqueville apuntará más tarde con
sorpresa que en la ciudad no hay edificios altos, ni torres ni campanarios. En
una primera impresión, escrita en su diario el 15 de mayo, anota el orgullo
nacional de los norteamericanos, la religiosidad de la gente y el evidente
predominio de una clase media algo vulgar y poco cultivada, pero en la que
nadie está mal educado. Se pregunta dónde está el gobierno, el Estado, la
máquina administrativa que debería mantener toda esta sociedad en orden.
Beaumont y Tocqueville han
venido a Estados Unidos en viaje de estudios para redactar un informe sobre un
asunto que preocupaba en la época, el sistema penitenciario. La verdad es que
los dos tenían desde hacía mucho tiempo un intenso deseo de visitar
Norteamérica. Tocqueville quería ir a ver de cerca lo que es una gran
república. El primer contacto resulta decepcionante, y Tocqueville se burla un
poco del joven país. Nueva York parece un suburbio, no una gran capital, y
aunque las casas y los jardines de los alrededores están magníficamente
cuidadas, la naturaleza, casi al alcance de la mano, es agreste y salvaje.
Cuando lleguen a Filadelfia, se alojarán en la Calle 3. “Esta gente”, le
escribe a su cuñada, “sólo sabe de números”.
Pero pronto se da cuenta
de que está en presencia de algo extraordinario, un experimento de los que la
humanidad ha vivido pocos a lo largo de su historia. Al principio le sorprende
el contraste entre la naturaleza salvaje de Norteamérica, la inmensidad de ese
mundo sin hollar por el hombre, y la sociedad que se ha establecido allí,
surgida de un pueblo muy viejo, apegado a sus tradiciones, a su religión y a
sus costumbres. Después comprende que la naturaleza en Norteamérica va a ser
domada por la mano de esos mismos hombres, que se han empeñado también en
construir una sociedad donde ser libres. “En Estados Unidos”, escribe, “no
solamente la legislación trabaja para el pueblo, también la naturaleza es
democrática”. En las primeras páginas del libro que dedicará a ese mundo nuevo
manifestará sentir ante el avance imparable de la democracia una suerte de
“terror religioso”, como el que parece haber sentido ante la inmensidad de la
naturaleza en el Nuevo Mundo.
Tocqueville pasó nueve
meses y medio en Norteamérica, y regresó a Francia para no volver a cruzar
nunca el Atlántico. Pero antes de los 30 años había publicado La democracia
en América, un libro definitivo, como si hubiera sido escrito de un tirón
tras una revelación, la misma que aún hoy en día le sigue produciendo al lector
sin prejuicios. Tocqueville no se había vuelto norteamericano, ni mucho menos,
pero se diría que su genio fue capaz de asimilar, en el breve tiempo que estuvo
en América del Norte, la experiencia que está en la base de Estados Unidos:
cruzar el Atlántico, dejar atrás el Viejo Mundo, con sus ataduras y sus
resabios, y alcanzar una nueva naturaleza, la de hombre libre.
Tocqueville había nacido
en París en 1805. Era descendiente de un antiguo linaje de la nobleza normanda.
Los Clérel de Tocqueville presumían de descender de un Guillaume Clarel que
luchó en la batalla de Hastings en 1066, cuando Guillermo el Conquistador se
hizo con Inglaterra. La familia, bien enraizada en sus dominios del oeste de
Francia, había prestado eminentes servicios a la Monarquía y al Estado.
Bisabuelo materno de Alexis fue Malesherbes, el magistrado y consejero que
volvió del exilio donde ya se encontraba para defender a su señor, Luis XVI, de
los cargos de que lo acusaron los revolucionarios. Caería ejecutado en la guillotina,
con su hija, su yerno y sus dos nietos. El ejemplo de la generosa dignidad de
Malesherbes –“defendió al rey Luis XVI frente al pueblo después de haber
defendido al pueblo ante el rey Luis XVI” – sería recordado siempre por
Tocqueville.
La Revolución diezmó a su
familia, como a tantas otras de la aristocracia francesa. La madre no se
recuperó nunca de los siete meses que pasó en la cárcel de Port-Royal esperando
una ejecución segura, como la que segó la vida de su padre, su hermana mayor y
su cuñado, hermano este último de René de Chateaubriand, el escritor.
Tocqueville recordaría más tarde las reuniones familiares donde, una vez pasada
la tormenta, se recordaba la dulzura de la vida y la lealtad a la moral de
antes de la Revolución. Se acordaba en particular de una, en la que ninguno de
los presentes pudo contener las lágrimas cuando la madre de Tocqueville entonó
una canción que hablaba de un hombre muerto hacía quince años y al que casi
ninguno de ellos había visto. “Pero aquel hombre”, dice Tocqueville, “había
sido el rey”. Más tarde, en el norte de Estados Unidos, cerca de Canadá, le
sobrecogió la nostalgia de su país cuando de pronto escuchó, en medio de la
naturaleza salvaje, una vieja canción popular francesa. Según confesión propia,
nunca, ni siquiera cuando más inmerso estuvo en la vida norteamericana, dejó de
pensar en Francia.
En sus Souvenirs,
que le consagraron como uno de los grandes escritores franceses del siglo XIX,
Tocqueville volvió a recordar el ambiente de sus primeros años: “Pasé los más
bellos años de mi juventud en medio de una sociedad que parecía volver a ser
próspera y grande; concebí en ella la idea de una libertad moderada, regular,
contenida por las creencias, las costumbres y las leyes; me conmovió el encanto
de esa libertad, que se ha convertido en la pasión de toda mi vida…”
Era tímido, como muchos
otros miembros de su familia. Lo educó un sacerdote, el abate Lesueur, que no
supo enseñarle ortografía pero le inculcó el sentido de la honradez y la
rectitud. Acompañó a su padre a alguno de los destinos que tuvo éste como
prefecto en varias capitales de provincia. A los 16 años, a consecuencia de sus
lecturas poco ordenadas y su educación autodidacta, sufrió una crisis
religiosa. No parece haber recuperado la fe, pero le quedó el respeto por la
experiencia, la práctica y las instituciones religiosas, que le permitiría
comprender la naturalidad con que la religión sirve en Norteamérica de
fundamento a la libertad.
Cuando le llegó la hora de
elegir carrera se inclinó, no sin discusiones en la familia, por las letras, es
decir por la judicatura. Fue ejerciendo de juez en Versalles donde le cogieron
las jornadas revolucionarias, las Tres Gloriosas de julio de 1830 que
expulsaron del trono de Francia a Carlos X y pusieron en su lugar a Luis Felipe
de Borbón. Era el hijo del apodado Philippe Égalité, el príncipe que
había votado la ejecución de su hermano el rey antes de ser guillotinado él
mismo. Tocqueville, en Versalles, vestido con su uniforme de miliciano de la
Guardia Nacional, vio pasar con tristeza a la comitiva camino del exilio.
Para su familia, el final
de la Restauración significaba que la Revolución volvía por sus fueros. El
joven magistrado, en buena lógica, debería haber renunciado a su cargo. No lo
hizo. Prestó juramento al nuevo rey, el rey burgués, llamado “el rey ciudadano”
o también, con más sarcasmo, “el rey pera” (le roi poire), por la fruta
que se utilizó para caricaturizarlo, de formas suavemente redondeadas, sin la
menor arista y aún menos dignidad. No dejaron de reprochárselo, y el viaje a
Norteamérica fue en parte una forma de dejar atrás aquellas contradicciones.
[3]
Historia de la industria eléctrica en México Tomo I, Enrique de la Garza Toledo
En conmemoración del 53 aniversario de la nacionalización
de la Industria Eléctrica.
En un debate
dado en la Cámara de Senadores el 27 de Octubre de 1960, en donde se discutía
el elevar a rango Constitucional la Nacionalización de la Industria Eléctrica, el
Senador Olivo Monsiváis realizó un recuento de lo que habían sido las empresas
eléctricas en manos privadas en México, previo a la Nacionalización decretada
por el presidente Adolfo López Mateos: “durante 30 años o cerca de 40, las
compañías eléctricas constituidas en monopolio por la naturaleza misma, por la
estructura de su organización, fijaron a su autodeterminación los precios de la
energía eléctrica. Cometieron algunas veces, o mejor dicho, casi siempre,
injusticias, al grado de que algún órgano periodístico comentaba que se les
había entregado una sociedad atada de pies y manos”
Este comentario
tiene mucha actualidad a propósito de la iniciativa presentada por el Partido
Acción Nacional (PAN) y por supuesto la del titular del poder ejecutivo, Enrique
Peña Nieto, quienes con sus propuestas nos quieren regresar a la condición
existente en México de 1903 a septiembre de 1960, en donde los empresarios
extranjeros hacían y deshacían con la industria eléctrica, fijando tarifas
eléctricas impagables para la mayoría de la población y dejando de electrificar
amplias zonas pobres de nuestro país.
Al igual que Ernesto Zedillo y Vicente Fox,
Enrique Peña Nieto dice que no va a vender Pemex, ni Comisión Federal
de Electricidad (CFE) pero abiertamente
apoya y promueve la participación del capital privado Trasnacional en petróleo
y electricidad, contradiciendo descaradamente lo establecido en el párrafo
sexto del artículo 27 constitucional. No le ha bastado que la privatización de
facto, por la vía de permisos inconstitucionales en generación, productores
independientes y otros (679 a junio de 2013), otorgue ya al capital privado la
propiedad y el control de aproximadamente 58 por ciento de la capacidad de
generación a escala nacional
Tampoco se conforma con licitaciones y
contratos de riesgo inconstitucionales que siguen entregando nuestros
hidrocarburos y la infraestructura petrolera a las empresas trasnacionales. Quieren la certeza jurídica en el texto
constitucional para legalizar lo ilegal, para cumplir debidamente las
instrucciones del Banco Mundial y calmar las preocupaciones de las empresas
trasnacionales, pues saben bien que la venta del patrimonio nacional energético
puede ser revertida en juicios jurídico-constitucionales y por la movilización
de amplios sectores de la sociedad que rechazan tajantemente la privatización
de petróleo y de la industria eléctrica.
Peña Nieto emulo
de Santa Ana
El próximo 27 de
Septiembre se cumplen 53 años de la
Nacionalización de la Industria Eléctrica llevada a cabo por Adolfo López
Mateos en 1960. No es de extrañar entonces que la nacionalización de esta
industria haya sido borrada del calendario cívico oficial. Poco les importa a
los neoliberales que firmaron el llamado “Pacto por México” la conmemoración de
la fecha en que la nación mexicana recuperó el dominio exclusivo en la
prestación del servicio público de la energía eléctrica, que durante 57 años
estuvo en manos de empresas eléctricas extranjeras. Por el contrario el titular
del ejecutivo puso en subasta al sector energético en su pasado viaje a
Inglaterra, concretando este ofrecimiento con su iniciativa privatizadora que
pretende modificar los artículos 27 y 28 Constitucionales, llamada
elegantemente reforma energética.
Para los émulos
de Santa Anna, como Peña Nieto, como Gustavo Madero y Jesús Zambrano, la
celebración del 53 aniversario del acto nacionalizador eléctrico es un hecho
que contradice en su esencia la desnacionalización y venta del patrimonio
nacional energético que han venido impulsando a partir de 1992 en que Carlos
Salinas de Gortari, en el contexto del Tratado de Libre Comercio con América
del Norte, abrió las puertas al capital privado en el sector eléctrico
nacional, modificando una ley secundaria: la Ley del Servicio Público de
Energía Eléctrica entregando la generación a particulares.
¿ANTE ESTA
AMENAZA DE DESASTRE NACIONAL QUE HACER?
El gobierno
federal(a través de la Secretaría de Energía), en coordinación con la Cámara de
Senadores, en un acto demagógico convocó a supuestos foros de discusión sobre
la reforma energética. Hace unas horas la fracción parlamentaria del PRD,
denunció que se retiraban de estos foros porque por instrucciones de la
presidencia de la República los ponentes serían personas que están a favor de
la iniciativa de Peña Nieto, es decir, solamente van a realizar un acto de
simulación, para aparentar que están escuchando voces de “expertos” en el tema.
No es de extrañarse esto de un gobierno que no respeta la voluntad popular.
Otros actores
como López Obrador, Cuauhtémoc Cárdenas y Don Pablo González Casanova, plantean
unidad nacional en rechazo a las reformas energética y hacendaria, aunque hay
que decir que esta propuesta es muy limitada dado que convoca al pueblo mexicano “a participar activa y pacíficamente”
“desde todas las trincheras a las que cada quien tenga acceso”, es decir,
convoca a luchar a cada quien en su gremio, o por su lado, y no hacerlo de
manera articulada y organizada:
Sin pretender descalificar la proclama de estos líderes es necesario que
en congruencia con dicho pronunciamiento, que diversos referentes sociales
tales como la Junta Promotora de la Nueva Central de Trabajadores (JPNCT), la
Asamblea Nacional de usuarios de Energía
Eléctrica (ANUEE), el Encuentro Nacional de Zacatepec, la Red Nacional en Contra
de las Altas Tarifas de Electricidad entre otros se convoque a los diversos
movimientos en resistencia: mineros, electricistas del SME, sobrecargos,
maestros de la CNTE, así como a las demás secciones magisteriales en lucha que
se han movilizado; a obreros, campesinos, estudiantes, amas de casa, jóvenes,
vendedores ambulantes, proletariado de servicios, etc. para conformar un bloque o frente
de resistencia en contra de la privatización del sector energético y en rechazo
a la reforma hacendaria por empobrecedora.
La experiencia llevada a cabo en 1999 por el pueblo mexicano es
determinante: Ante la iniciativa de Ernesto Zedillo que pretendía privatizar
totalmente al sector eléctrico, el Sindicato Mexicano de Electricistas, convocó
en Febrero de ese año a la conformación del Frente de Resistencia en Contra de
la Privatización de la Industria Eléctrica, en donde participaron activamente
amplios sectores del pueblo de México, haciendo posible que el 24 de Abril del
2002 el Senado de la República desechara dicha iniciativa y la mandara al lugar
donde merece estar la actual iniciativa energética de Peña Nieto y del PAN: Al
bote de la basura.
Finalmente, no podemos pasar por alto, que la demanda realizada el 23 de
Septiembre de 2013, por López Obrador se le exija la realización de una
consulta popular para que el pueblo mexicano sea consultado sobre la reforma
energética antes de que el senado la “discuta2 y la vote. Es una buena
propuesta que contribuiría a unificar o a articular a las fuerzas progresistas
de nuestro país, las cuáles rechazamos la privatización del sector energético,
y todos aquellos que decimos a los vende patrias:
¡La Patria no se vende, La patria se cuida y se defiende!
FRATERNALMENTE
México, D.F., a 23 de
Septiembre de 2013.
COLECTIVO TEMAS, LEMAS Y
DILEMAS.
LA FIESTA Y EL DESASTRE
LA FIESTA Y EL DESASTRE
Que lejos estaba
de imaginar, que los festejos "patrios" no podían estar por encima de
la fuerza de la naturaleza. La tormenta tropical Manuel y el huracán Ingrid,
han evidenciado a las autoridades del gobierno federal encabezado por Enrique Peña
Nieto y su secretario de gobernación Miguel Angel Osorio CHong por su irresponsabilidad en la prevención de
dichos fenómenos. El desastre en el que
se encuentran varios estados de la república se debe principalmente a que no se
actuó de manera oportuna por las autoridades del gobierno federal pero también
de las autoridades de los estados. Como es ahora el caso del gobernador de
Guerrero Ángel Aguirre Rivero que en reportaje de la periodista Gloria Leticia
Díaz revista proceso número 1925.
Cito “Y el
gobernador y sus amigos de fiesta. El
festejo del gobernador Angel Aguirre Rivero en la casa de gobierno de
Chilpancingo la noche del viernes 13, justo cuando la tormenta tropical Manuel
entraba a Guerrero, refleja la imprevisión y la falta de insensibilidad
político-social de los gobernantes. Mientras el mandatario departía con sus
invitados comenzaba el sufrimiento de miles de personas indefensas ante la
furia del meteoro. A pesar de las advertencias que se habían echo días antes el
secretario de gobernación califico de injustas las críticas al gobierno,
explico la dimensión de la tragedia pero
minimizo la responsabilidad de los funcionarios.
Esta terrible catástrofe ha puesto en evidencia la miseria, la corrupción y la impunidad que han aparecido en todos los estados afectados por estos fenómenos. Si relacionamos el terremoto que sacudió la Ciudad de México el 19 de septiembre de 1985 que causo la muerte de miles de personas por la falta de prevención, se reproducen los mismos efectos que en este momento han causado también la muerte de cientos o miles de personas que no debieron perder la vida y también todos sus bienes nuestras más sentidas condolencias, nos solidarizamos y apoyamos en lo que este a nuestro alcancé. Seguramente el gobierno mentira en el número de muertos tal y como lo hizo en 1985 la verdad tarda pero sale.
Esta terrible catástrofe ha puesto en evidencia la miseria, la corrupción y la impunidad que han aparecido en todos los estados afectados por estos fenómenos. Si relacionamos el terremoto que sacudió la Ciudad de México el 19 de septiembre de 1985 que causo la muerte de miles de personas por la falta de prevención, se reproducen los mismos efectos que en este momento han causado también la muerte de cientos o miles de personas que no debieron perder la vida y también todos sus bienes nuestras más sentidas condolencias, nos solidarizamos y apoyamos en lo que este a nuestro alcancé. Seguramente el gobierno mentira en el número de muertos tal y como lo hizo en 1985 la verdad tarda pero sale.
Definición de
desastre natural: Los desastres
naturales no son naturales, los fenómenos son naturales. Los desastres siempre se presentan por la
acción del hombre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Te agradecemos la oportunidad de saber de tu persona pero sobretodo de tu opinión, que para nosotros es importante. Unicamente pedimos que el anonimato nunca se albergue en este espacio