martes, 18 de octubre de 2011

HISTORIA DE UN SAQUEO PEMEX



PEMEX UNA HISTORIA DE SAQUEO

Hemos rebasado por mucho nuestra capacidad de asombro, pero lamentablemente también nuestra tolerancia al abuso, corrupción e impunidad, se ha ampliado de tal forma que pareciera que no únicamente lo permitimos; sino que esa tolerancia se ha transformado en silente autorización ciudadana para la comisión de actos delictivos en contra nuestra por parte de quienes nos gobiernan, resulta esquizofrénico que mediante la recaudación hacendaría, les pagamos altos salarios para que nos sirvan, así de claro y en lugar de ello nos roban, reprimen y si es necesario nos asesinan.

No ha existido ni existe espacio físico, en los gobiernos de la republica, en que no se haya violado el marco legal establecido en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y en las leyes que de ella emanan. Los tres poderes de la Unión, legislativo, ejecutivo y judicial todos, han violentado en su actuación los artículos que los definen y marcan las formas de proceder a los que debiesen ajustarse. 


Con lo expresado hasta aquí es probable que alguno de nuestros lectores  pudiera pensar que en buena medida son dichos por comprobar y eso haremos. El Índice de Percepción de Corrupción (IPC), que elabora la organización Transparencia Internacional, es elocuente: este año México comparte el lugar 89 con Lesotho, Malawi, Ruanda y Moldavia, que hasta hace poco no figuraban en el análisis. Para ellos la puntuación de 3.3 representa un progreso. En cambio, aquí, los gobiernos panistas mantienen vigente la trama priista del contubernio y la componenda, mientras bloquean legal y administrativamente a las instituciones de vigilancia, información y rendición de cuentas.


Nivel De Corrupción De Los Gobiernos De La Derecha Cavernaria De México
Lesotho es un pequeño reino montañés cuyos habitantes tienen una esperanza de vida de 37 años y sufren una de las tasas altas de casos de infección por VIH/sida –23%, sólo detrás de otras naciones africanas, como Suazilandia y Botswana; sin embargo, obtuvo una calificación de 3.3 en el Índice de Percepción de Corrupción (IPC) 2009, con lo que se ubicó en el mismo nivel que México, según se desprende del informe de la organización Transparencia Internacional, que realiza ese estudio.

El Índice de Percepción de Corrupción se basa en 13 sondeos y encuestas elaboradas por 10 instituciones independientes. La calificación más alta es 10 y la más baja es 0. El índice se aplica en forma de encuestas sobre la corrupción del sector público de 180 naciones. Se incluyen preguntas relacionadas con el abuso del poder para beneficio privado, sobornos a funcionarios, malversaciones del erario y la eficacia del sector público.


Todas las fuentes de datos deben proporcionar una clasificación de los países y medir el alcance global de la corrupción. Esta condición excluye los estudios en que la corrupción se mezcle con otros problemas, como la inestabilidad política, la descentralización y el nacionalismo. Con un régimen monárquico parlamentario, Lesotho requiere de la ayuda extranjera para mitigar las hambrunas, ya que en promedio su población sobrevive con 2.65 dólares diarios. Y a pesar de que hasta 1966 consiguió independizarse del Reino Unido, de que no cuenta con una Ley de Transparencia y padeció un golpe militar en 1986, el pequeño país apareció en el Índice de Percepción de Corrupción en 2005 y desde entonces ha mantenido su promedio de 3.3. México fue tomado en cuenta por Transparencia Internacional desde 2001, el primer año del Índice de Percepción de Corrupción. Era el inicio del sexenio de Vicente Fox, el primer presidente surgido de la oposición y quien hizo del combate a la corrupción una de sus banderas de campaña. Sin embargo, desde entonces las calificaciones de México han ido cuesta abajo y el actual 3.3 es la peor en nueve años. Los gobiernos panistas de Fox y de Felipe Calderón no han conseguido nunca una calificación aprobatoria de 6 y tampoco han recuperado al menos el promedio de 3.7 que heredaron del régimen priista, cuya supremacía duró más de 70 años y se caracterizó por la corrupción

Bajo este lastimoso y agraviante panorama proponemos a ustedes el tema de este programa.

La Institución; Petróleos Mexicanos “PEMEX”, empresa surgida con la expropiación llevada adelante por el presidente Lázaro Cárdenas del Río el 18 de marzo de 1938, pero con un enorme antecedente histórico técnico y político en nuestro querido y desgarrado país.

ANTECEDENTES PETROLEROS 
EN MEXICO
Los antecedentes más lejanos del petróleo en México se encuentran en los usos prácticos que tanto las culturas mesoamericanas como los colonizadores españoles dieron a los depósitos superficiales de “chapopotli”. El petróleo acumulado naturalmente por las filtraciones subterráneas fue utilizado, entre otras cosas, en la elaboración de figurillas de arcilla, ungüentos medicinales, dentífricos, adhesivos y en el calafateo de barcos.1 sin embargo, fue hasta mediados del siglo XIX cuando el petróleo se convirtió en una sustancia con alcances comerciales debido al desarrollo de sus propiedades como iluminante, lubricante y combustible.

Esta nueva era del petróleo comenzó en Estados Unidos, donde la comercialización del crudo y sus derivados creció rápida y notablemente a partir de la explotación de los depósitos superficiales, pero sobre todo de la producción obtenida a través de la perforación sistemática de pozos. De este modo, hacia 1850, Samuel Kier, un antiguo explotador de minas de sal, dejó de vender crudo embotellado, ofrecido como medicina, y comenzó a producir modestas cantidades de aceite refinado para lámparas. Otro norteamericano, Lewis Peterson, por la misma época vendía crudo (dos barriles por semana) a los propietarios de fábricas de tejidos, quienes lo utilizaron exitosamente como lubricante mezclándolo con aceite de ballena.


El petróleo procesado en aceites de alumbrado y que provenía de las charcas y rías tuvo, no obstante, un alcance limitado en los nichos comerciales dominados todavía por los aceites de origen animal. Esta situación cambió radicalmente en 1859 cuando el coronel Edwin L. Drake perforó el primer pozo dedicado exclusivamente a la extracción de crudo en Titusville, Pensilvania, adoptando la experiencia y tecnología de los perforadores de pozos artesianos.

El pozo de Drake resultó un descubrimiento revolucionario, pues demostró que el petróleo podía explotarse en cantidades comerciales al perforar profundo bajo el suelo. A partir de entonces la producción de petróleo se incrementó constantemente. tan sólo en Titusville se produjeron 2 mil barriles durante el primer año de operaciones y para 1874 la producción total de Estados Unidos sobre pasaba los 10 millones de barriles.

Muy pronto el mercado de aceites iluminantes y lubricantes, que hasta 1900 fueron los principales productos derivados, quedó saturado. Las actividades de Drake marcaron el inicio de una nueva industria destinada a transformar la economía mundial, pues la extracción de petróleo, las actividades encadenadas a ésta y los efectos causados en los sistemas de transporte cambiaron por completo las necesidades energéticas tanto humanas como industriales. Asimismo, el surgimiento de la industria petrolera llevó a la conformación de las primeras grandes compañías como la standard Oil Company, organizada en 1870 por John D. Rockefeller, que hacia finales del siglo xix controlaba el 90% del refinado, transporte y exportación de petróleo en Estados Unidos.

En México, la historia comercial del petróleo se remonta a 1863 cuando un cura de nombre Manuel Gil y Sáenz descubrió un yacimiento superficial, que llamó “Mina de Petróleo de san Fernando”, cerca de Tepetitlán, Tabasco. Gil pensaba comercializar crudo en Estados Unidos y envió diez barriles a nueva York, donde se comprobó su buena calidad; sin embargo, el auge productivo norteamericano había hecho descender los precios a tal punto que le fue imposible competir dentro de ese mercado.

En 1864 el Emperador Maximiliano intentó promover las actividades petroleras  otorgando la primera de una serie de concesiones para la explotación de depósitos naturales. Las concesiones se otorgaron previo denuncio por parte de los solicitantes, tal como lo establecían las ordenanzas de minería de la época colonial, y abarcaron diversas zonas localizadas en Tabasco, norte de Veracruz, sur de Tamaulipas, Estado de México, istmo de Tehuantepec y Puebla. ninguna de ellas prosperó.

Realmente la primera compañía que extrajo petróleo de pozos perforados y produjo destilados aunque rudimentariamente y en escala pequeña fue la Compañía Explotadora de Petróleo del Golfo de México, organizada en 1868 por Adolfo Autrey, un médico norteamericano de origen irlandés. Autrey importó maquinaria (una barrena y un par de alambiques) y la llevó hasta la región conocida como El Cuguas, cerca de la población de Papantla, Veracruz. Allí, junto a las Chapopoteras, taladró hasta una profundidad de 125 pies sin ningún resultado, pero en otro pozo de 50 pies consiguió un flujo de unos cuatro o cinco barriles diarios, de los cuales pudo refinar unas 200 latas de queroseno.

La compañía fracasó y las operaciones fueron abandonadas. Años después retomó los trabajos, más interesado en fabricar y vender destilados que en producir crudo. Hacia principios de la década de 1880 rehabilitó uno de los viejos alambiques e instaló una pequeña refinería en Papantla que surtía con el crudo de los criaderos de El Cuguas. Las crónicas mencionan que logró producir unos 4 mil galones de queroseno que vendió en los mercados locales. su mayor e insalvable problema fue el transporte, pues tanto el crudo como el queroseno eran transportados a lomo de mula.

Finalmente, Autrey dejó el negocio del petróleo para dedicarse a su profesión y establecer una farmacia en Tampico. Simón Sarlat Nova, médico y gobernador de tabasco, denunció la “mina” de petróleo de Manuel Gil y reinició su explotación. El petróleo encontrado por Sarlat era de buena calidad, compuesto por un 50% de aceite iluminante.

En 1883 formó una compañía cuyo capital de un millón de pesos se reunió con los comerciantes de San Juan Bautista, su pueblo natal, y adquirió equipo norteamericano para las perforaciones. Sarlat terminó por dejar el negocio ante la escasa producción de los pozos y la falta de transportes y mercados. Las historias de individuos o pequeñas corporaciones que pretendieron hacer del petróleo un negocio redituable continuaron a lo largo de las últimas décadas del siglo XIX. En 1876, un capitán naval de Boston consiguió recursos financieros en su país y comenzó a perforar en terrenos de Cerro Viejo y Chapopote, en el norte de Veracruz.

Los pozos, de unos 500 pies de profundidad, arrojaron pequeñas cantidades de petróleo que destiló en una refinería instalada en una isla del río Tuxpan. La escasa producción logró venderse como aceite iluminante a los pobladores de la zona. sin embargo, lo elevado de los costos impidió obtener ganancias y sus socios dejaron de suministrarle fondos. Deprimido y cansado, el capitán se suicidó. Pero los problemas financieros no fueron los únicos obstáculos para estos primeros empresarios.


Exploración de una Chapopotera en la Faja de Oro  1920
En 1884 Cecil Rhodes, un británico acaudalado que había amasado su fortuna con los diamantes sudafricanos, organizó la compañía London Oil trust para adquirir varias empresas ya establecidas en la región de Papantla y formó con ellas la Mexican Oil Coporation. Rhodes no poseía ninguna experiencia para enfrentar las complicaciones técnicas propias del desarrollo de campos petroleros y aunque invirtió fuertes sumas, el negocio fue un rotundo fracaso. Ciertamente, hasta antes de 1900, la producción de petróleo crudo en México fue insignificante y se caracterizó, entre otras cosas, por la estrechez de recursos financieros por parte de quienes se  involucraron en este negocio, mexicanos o extranjeros. La adquisición e instalación del equipo necesario, sin contar los costos que representaban las exploraciones geológicas, fueron sin duda los mayores gastos que no pudieron enfrentar con tan solo la magnitud de sus fortunas personales. Además, sin el apoyo formal de mecanismos de financiamiento, sus pequeñas empresas nunca pudieron prosperar. Por lo mismo, la tecnología empleada para perforar a grandes profundidades, donde se hallan los depósitos más ricos, y refinar a gran escala, nunca llegó a sus manos. su experiencia en los campos petroleros se reducía únicamente al reconocimiento superficial de los criaderos de tal forma que actuaron más por intuición que por estrategias cuidadosamente planeadas.

Estos precursores eran ante todo comerciantes, abogados, médicos, aventureros, sacerdotes o políticos, pero no petroleros experimentados. A todo esto habría que sumar las complicaciones causadas por el aislamiento geográfico de las zonas de explotación, la mayoría insertas en la selva más agreste y sin caminos para llegar a ellas; la ausencia de trabajadores capacitados y de mercados amplios y seguros para su producción. si bien la explotación de crudo en estos años puede considerarse una experiencia fracasada, su contribución consistió en la localización de lo que a la postre serían las zonas más importantes de yacimientos, base de los auges petroleros del siglo xx: la denominada “Faja de Oro”, en el norte veracruzano, y los campos de Reforma en Tabasco.

El éxito comercial, no obstante, llegó con anterioridad para las actividades dirigidas a la refinación y a la distribución de productos derivados. La primera organización que tuvo resultados económicos positivos en México fue la compañía norteamericana Waters-Pierce Oil Company. Formada en 1873 por Henry Clay.

Pierce y William H. Waters para comercializar refinados en el suroeste de Estados Unidos, esta firma, subsidiaria de la poderosa Standard Oil, comenzó por exportar sus productos enlatados hacia los mercados mexicanos, pero a partir de 1887 instaló refinerías en la ciudades de México, Tampico, Veracruz y Monterrey. Con buques tanque de su propiedad, Pierce traía el crudo desde Pensilvania para abastecer a sus refinerías en México, las cuales sumaban una capacidad de 900 barriles diarios y en las que se producía queroseno, gasolina, parafina, aceites y grasas lubricantes.

Por un tiempo la Waters-Pierce operó bajo condiciones ventajosas en el mercado mexicano, pues gozaba de tarifas más bajas por importar crudo que las pagadas por los productos refinados importados, con lo cual pudo ofrecer sus productos al público a un menor precio. Hacia principios del siglo XX su fuerza de ventas consistía en 20 estaciones distribuidoras y otras tantas agencias comerciales esparcidas por toda la República apoyadas por un sistema de transporte de 350 carros-tanque.

Asimismo, surtía con lubricantes al Ferrocarril Central Mexicano y al Ferrocarril Nacional, las empresas de transporte más importantes de esa época. Aunque nunca se interesó verdaderamente por explotar crudo en México, la Waters-Pierce hizo de la comercialización de refinados un negocio muy rentable.

Para 1903 sus ganancias netas llegaron a 1.4 millones de dólares. Los problemas para la Waters-Pierce surgieron, sin embargo, cuando aparecieron en escena, a partir de 1901, las primeras compañías que produjeron petróleo a gran escala y que en poco tiempo rompieron su monopolio. si bien la Waters-Pierce no pudo resistir los embates de la nueva competencia, sus actividades fueron fundamentales para ampliar el mercado de hidrocarburos, objetivo de la industria petrolera moderna en un primer momento.

LAS GRANDES EMPRESAS HACEN SU APARICION

Sarcástica caricatura
 de Marius de Zayas
expuesta en Nueva York,
 en 1909,donde el artista
 comparó los métodos de
gobierno de Porfirio Díaz
y el depuesto sultán de Turquía,
 Abdul Hamid.
 
Con la llegada del general Porfirio Díaz al poder en 1876, México entró en una etapa de estabilidad política luego de vivir una serie de conflictos internos e internacionales que se habían iniciado a partir de la independencia. La administración de Díaz (1876-1880, 1884-1911) implantó, además, una serie de medidas exitosas encaminadas a sacar al país de un largo periodo de estancamiento económico, entre las cuales figuraba el fomento a la modernización industrial a través de la apertura a la inversión extranjera. Para atraer capitales del exterior, Díaz, continuando el programa liberal iniciado desde tiempos de Juárez, amplió los derechos privados de propiedad reformando el marco jurídico. A partir de mediados de la década de 1880 llegaron a México flujos extraordinarios de recursos financieros que venían principalmente de Estados Unidos y Europa. Las áreas donde estos capitales se invirtieron fueron los ferrocarriles, la minería, las manufacturas industriales, los servicios públicos y el petróleo, entre otras.


El gobierno también promovió el florecimiento de nuevas industrias, mexicanas o extranjeras, por medio de una política de exenciones fiscales y legislando para abaratar los costos de los combustibles. En este sentido, en 1884 se dio el primer paso para impulsar la producción local de petróleo y carbón a través de una nueva ley minera que revocó el derecho exclusivo de la nación sobre los recursos del subsuelo y lo traspasó al dueño de la superficie.




De la misma manera, en 1901 se decretó la primera ley petrolera que autorizaba al ejecutivo a otorgar directamente concesiones de explotación a particulares en terrenos de propiedad federal. No fue extraño, por lo tanto, que bajo estas nuevas condiciones empresarios extranjeros con capacidad financiera, tecnología avanzada y administración experimentada se sintieran atraídos por la potencialidad de las reservas petroleras y organizaran las primeras grandes empresas integradas verticalmente. Estas empresas individuales e independientes centralizaron la producción, transporte, refinación y venta de petróleo por medio de una estructura corporativa de unidades especializadas (divisiones, departamentos y compañías subsidiarias). Los pioneros de la historia industrial del petróleo en México dentro del esquema de la integración vertical fueron el petrolero norteamericano Edward L. Doheny y el constructor británico Weetman D. Pearson, quienes con sus compañías respectivas, Mexican Petroleum Company y Compañía Mexicana de Petróleo El Águila, dominaron la industria petrolera du- rante el primer cuarto del siglo XX. En mayo de 1900 Doheny viajó a México atendiendo una invitación de Albert A. Robinson, presidente del Ferrocarril Central Mexicano, y exploró ciertos terrenos con  emanaciones de petróleo localizados muy cerca de las vías que unían a san Luis Potosí con Tampico. Robinson estaba interesado en sustituir el carbón importado que usaban las locomotoras por petróleo producido localmente y ofreció a Doheny un trato de compra si le garantizaba producirlo en cantidades suficientes. Doheny, quien desde la década de 1890 se había dedicado a desarrollar campos petroleros en California, se convenció de las potencialidades de la zona y regresó a Estados Unidos a reunir el capital necesario para la aventura.



De regreso en México, Doheny y Charles A. Canfield, uno de sus socios más cercanos, compraron 162 mil hectáreas de terrenos que pertenecían a las haciendas del tulillo y Chapacao, localizadas a 25 kilómetros de Tampico. Cuando el año llegaba a su fin, Doheny y Canfield incorporaron la Mexican Petroleum Company of California para desarrollar estas propiedades. Entre los directores de la nueva compañía se encontraban varios funcionarios del Ferrocarril de santa Fe y empresarios de Los Ángeles. En 1906 la Mexican Petrolum ya tenía asegurados los derechos de propiedad de varios terrenos del norte de Veracruz y para 1911 controlaba un total de 212 mil 467 hectáreas Pero Doheny no fue el único empresario interesado en el petróleo mexicano. Cuando llegó a México por primera vez, en 1889, Weetman D. Pearson era un exitoso contratista de nivel internacional. su firma de ingeniería, s. Pearson & son, tenía en su historial numerosas obras portuarias, hidráulicas y ferrocarrileras que construyó para gobiernos y particulares en distintas partes del mundo. Díaz lo contrató para llevar a cabo trabajos de gran importancia como el Gran Canal del Desagüe de la ciudad de México (1889-1898), la construcción de los puertos de Veracruz (1895-1902), Coatzacoalcos (1896-1909) y Salina Cruz (1899-1907) y el Ferrocarril nacional de Tehuantepec (1896-1906). Como empresario inquieto y ambicioso, Pearson diversificó sus actividades y creó una extensa red de intereses en México que abarcó compañías mineras, agrícolas, generadoras de energía eléctrica y de transporte. Pero fue el petróleo, con creces, el más importante y rentable de todos sus negocios en México.


En 1901, cuando se realizaban las obras del Ferrocarril de Tehuantepec, Manuel Fernández Guerra, uno de los ingenieros a cargo, dio la noticia de la existencia de varios depósitos de alquitrán en las cercanías de san Cristóbal, una población al sur del estado de Veracruz. De acuerdo con uno de sus biógrafos, John B. Body, ingeniero en jefe y colaborador cercano de Pearson, comunicó a su jefe el hallazgo. Pearson, que se encontraba de viaje en Estados Unidos y había visto los campos petroleros en Texas, le ordenó que adquiriera rápidamente grandes extensiones de tierra en la región del istmo de tehuantepec. Para 1906 la S. Pearson & son era dueña en la región de 600 mil acres (242 mil 820 hectáreas) y arrendaba entre 200 mil y 300 mil acres.


La etapa de la producción petrolera a gran escala se inició en México a principios de 1901, cuando la Mexican Petroleum comenzó sus operaciones en El Ébano, san Luis Potosí. todo el equipo necesario fue importado de Estados Unidos y desembarcado en Tampico.

Para trasladarlo a los campos, la compañía construyó un ferrocarril conectado a la vía troncal del Ferrocarril Central Mexicano. En poco tiempo se levantó un campamento moderno acondicionado con oficinas, talleres, almacenes y plantas eléctricas. Los primeros pozos arrojaron una producción escasa, con grandes proporciones de asfalto y, por lo tanto, difícil de refinar. Doheny y Canfield no se desanimaron y continuaron las perforaciones, aunque para 1903 habían gastado 3 millones de dólares sin lograr todavía una producción redituable. La falta de resultados positivos a corto plazo obligó a Doheny a buscar mercados para su crudo espeso. A mediados de 1902 organizó una compañía de pavimentado asfáltico, la Mexican Asphalt Paving & Construction Company, que le permitió mantenerse dentro del negocio petrolero mientras lograba una producción redituable. Ésta por fin se consiguió en abril de 1904, cuando las cuadrillas de la Mexican Petroleum dieron con un yacimiento a más de 500 metros de profundidad.

Del pozo que perforaron, llamado Pez número uno, salieron 1 mil 500 barriles diarios, producción abundante, pero no suficiente. La búsqueda de petróleo continuó en el valle de Casiano, al norte de Veracruz. Doheny venía explorando esta región de tiempo atrás y estaba seguro de localizar grandes depósitos, razón por la cual mandó construir allí, hacia 1906, 16 tanques de almacenamiento de 55 mil barriles cada uno y un oleoducto de 112 kilómetros equipado con diez estaciones de bombeo y la estación terminal de Mata Redonda, situada a las orillas del río Pánuco, entre la Barra y la ciudad de Tampico. toda la infraestructura estaba calculada para manejar una producción mínima de 3 mil barriles por día. Doheny y sus socios confiaban verdaderamente en localizar grandes depósitos en Casiano, apuesta que se reflejó en un incremento notable de los activos fijos de la Mexican Petroleum, pues en el transcurso de 1907 su capital se había incrementado notablemente de 6.3 a 15.2 millones de dólares. En ese año Doheny comenzó la integración de sus negocios en México: organizó una nueva compañía tipo holding, la Mexican Petroleum Company Limited of Delaware, para controlar a la Mexican Petroleum Company of California junto con una nueva compañía productora, la Huasteca Petroleum Company, que se encargaría de explotar las propiedades en Veracruz.

En 1910 la Huasteca Petroleum Company perforó el pozo Casiano número 7, que brotó con una fuerza impresionante de 60 mil barriles diarios. inmediatamente la Mexican Petroleum se preparó para la producción a gran escala expandiendo sus capacidades de almacenamiento y transporte. A mediados de 1911 instaló un segundo oleoducto entre el campamento de Casiano y la terminal de Mata Redonda, que para entonces tenía 35 tanques de 55 mil barriles y una represa de concreto para otros 750 mil; un muelle que podía dar servicio a tres buques cisterna y varios talleres y almacenes. Río abajo de la terminal de Mata Redonda, a unos dos kilómetros, se levantó además tankville, área de almacenamiento que albergó otros 30 tanques de 55 mil barriles. Para financiar los gastos de las nuevas instalaciones, Doheny y los otros directores emitieron títulos de la Huasteca Petroleum y consiguieron préstamos hipotecando las propiedades de la Mexico Petroleum Company, las cuales representaban un valor total de 73.6 millones de dólares.

El repentino incremento de la producción, sin embargo, puso en aprietos de un momento a otro a la Mexican Petroleum, pues no contaba con un mercado tan vasto para colocarla. sus principales clientes en México eran únicamente su compañía de asfaltado, los Ferrocarriles nacionales y la Waters-Pierce. Doheny encontró la salida en el extenso mercado norteamericano, donde aseguró contratos de venta con distintas compañías como la standard Oil de nueva Jersey (6 mil barriles diarios), la Gulf Oil Company (2 mil barriles diarios) y el santa Fe Railroad (2 mil 500 barriles diarios). En mayo de 1911 partió de 11 México el primer embarque de 30 mil 262 barriles que la Huasteca vendió a la Magnolia Petroleum Company de texas.


Por su parte, Pearson se ocupó en desarrollar las propiedades del istmo contratando un equipo experimentado de perforadores y administradores que habían trabajado anteriormente para distintas compa- ñías norteamericanas. De este modo suplió su falta de experiencia en el negocio petrolero. Los trabajadores comenzaron a perforar en san Cristóbal y Chapacao, donde en 1904 encontraron petróleo suficiente como para que Pearson se animara a construir una refinería en Minatitlán, un oleoducto que la conectaba con los campos de san Cristóbal y varios tanques de almacenamiento. Entre 1906 y 1908 Pearson obtuvo concesiones federales y estatales muy ventajosas que le permitieron explorar y explotar petróleo en los estados de Veracruz, Tamaulipas, San Luis Potosí, Tabasco, Chiapas y Oaxaca, sin embargo, durante estos años, fuera de san Cristóbal ningún pozo produjo petróleo en cantida- des comerciales. En realidad los pozos de san Cristóbal no eran muy productivos, de ellos se extraía solamente 3 mil barriles diarios como máximo y se esperaba su agotamiento en un par de años. Para enfrentar este problema, El Águila tuvo que complementar sus reservas importando crudo Texano y el que compraba a una pequeña compañía local, The Mexican Oil Fields, que a la postre llegaría a controlar. 

No bastante su producción reducida, Pearson planeó comercializar refinados en el extranjero. Hacia 1908 contaba con 37 millones de litros de crudo almacenado y una planta refinadora en Minatitlán que comenzó a operar con una capacidad de 300 mil litros diarios. Esperando encontrar depósitos más grandes en el istmo, abrió una división petrolera en las oficinas centrales de la s. Pearson & son de Londres y contrató una firma comercializadora, Bowring and Company, para la distribución de sus productos en el mercado inglés. En agosto salieron los primeros cargamentos hacia la Gran Bretaña. El poco éxito de la s. Pearson & son en la exportación obligó a Pearson a expandirse dentro del mercado interno de productos refinados.





Hasta entonces, Pearson había invertido considerables sumas en desarrollar la infraestructura necesaria para sus negocios. sin duda, el factor clave que obstaculizaba sus planes era la ausencia de una producción suficiente. Las grandes reservas marcaban la diferencia entre el camino de la expansión independiente y el del desarrollo corporativo con base en la refinación y la distribución, como era el caso de la Waters-Pierce. Convencido de las potencialidades de los campos mexicanos, continuó la búsqueda de yacimientos más ricos trasladando sus operaciones al norte de Veracruz. En mayo de 1908, el pozo de Dos Bocas, en san Diego de la Mar, brotó intempestivamente con una fuerza sin precedente de 100 mil barriles diarios. Aunque un incendio acabó con toda su producción y lo dejó completamente seco, el pozo de Dos Bocas convenció a Pearson de intensificar y expandir sus operaciones. En agosto organizó una compañía distribuidora independiente de la s. Pearson & son, la Compañía de Petróleo El Águila, con la cual entró firme y decididamente al negocio de la distribución al menudeo de productos refinados en el mercado mexicano. Para cuando terminaba el año, El Águila contaba con 77 agencias de venta y comenzó a construir varios tanques de almacenamiento en las ciudades de México, Puebla, Orizaba y Veracruz y proyectaba poner otros en Celaya, Pachuca y san Luis Potosí. En sus primeros meses de operaciones, El Águila reportó ventas totales por más de 263 mil pesos y de acuerdo con los informes del consejo de administración, el negocio marchaba satisfactoriamente.



El creciente éxito de El Águila como comercializadora le llevó a un enfrentamiento directo con la Waters-Pierce, entonces la mayor distribuidora en el país. La contienda comercial entre las dos compañías consistió en una dramática guerra de precios, que por momentos tuvo tintes de competencia ruinosa, complementada con numerosos ataques publicitarios. En pocos años El Águila terminó por vencer a su competidora, pues contaba con producción propia, pero además, el gobierno de Díaz la apoyó incrementando los impuestos de importación a la Waters-Pierce.

En 1909 Pearson hizo los primeros cambios corporativos para fortalecer a su compañía petrolera. Por principio de cuentas traspasó todas las propiedades que la s. Pearson & son poseía en el norte de Veracruz y conservó la refinería de Minatitlán. De esta manera, El Águila sumaría a sus actividades comerciales las de producir su propio crudo y la firma de ingeniería continuaría controlando las de refinación y exportación de productos derivados. Las propiedades traspasadas a El Águila sumaban 23.1 millones de pesos, con lo cual ésta aumentó su capital a 30 millones de pesos. Asimismo, reorganizó los cuadros directivos de El Águila incluyendo en su consejo de administración a miembros influyentes de la élite política porfirísta. Personajes como Guillermo de Landa y Escandón, gobernador del Distrito Federal o Enrique C. Creel, gobernador de Chihuahua, utilizaron sus buenas relaciones en los círculos comerciales e industriales para conseguir contratos de venta con varias compañías textiles, eléctricas, ferrocarrileras, metalúrgicas, entre otras. Los buenos resultados de esta estrategia fueron notables. Cuando el año llegaba a su fin, El Águila realizó más de 54 mil barriles de productos refinados, 11 mil 700 de gasolina, 3 mil 200 de aceites lubricantes y 530 toneladas de asfalto; tenía 153 agencias de venta distribuidas por todo el país en tres zonas geográficas comerciales (norte, Central y sur). según los informes de los administradores, la compañía dominaba para entonces 50% del mercado nacional.

No obstante su éxito comercial, El Águila seguía dependiendo del poco petróleo que la s. Pearson & son producía y del que importaba de Estados Unidos, situación que no duró mucho tiempo.


El pozo más productivo que la compañía pudo localizar en toda su historia brotó a finales de diciembre de 1910 en el campamento de Potrero del Llano, al noroeste de Tuxpan. identificado con el número 4, este pozo alcanzó una profundidad de 1 856 pies (557 metros) y fluyó sin control por algún tiempo con una fuerza de 100 mil barriles diarios. Los descubrimientos de grandes yacimientos en la región norte de Veracruz dieron pie a la expansión de las compañías de Doheny y Pearson. La escala de sus operaciones creció extraordinariamente y pronto pudieron competir en los mercados de Estados Unidos, Europa o América Latina. Del mismo modo, la producción general de la industria petrolera dio un salto considerable pasando de 3.6 millones de barriles anuales en 1910 a 12.5 millones en 1911, y de ahí en adelante se incrementaría año con año, sin parar, hasta 1921, cuando alcanzó el nivel máximo y México ocupó el segundo lugar como productor mundial. El auge productivo de 1911-1921 fue la base de la integración vertical de las compañías petroleras en los ámbitos nacional e internacional. En esos años, la expansión de la Mexican Petroleum Company se efectuó a través de la creación de nuevas compañías subsidiarias. En 1912 se organizaron dos compañías productoras más controladas por la Huasteca Petroleum (tuxpan Petroleum Company y Tamiahua Petroleum Company), una compañía de transportes con operaciones en México, Compañía naviera transportadora de Petróleo, s.A., y otra que se hizo



LA MÚSICA TAMBIEN ES TEMA Y DILEMA PARA NOSOTROS 


Como un pequeño aporte de Temas Lemas y Dilemas les proponemos escuchar y así mismo recordar al "Danzón", una clase de música cadenciosa, romántica, con matices del bolero instrumental, con una especial forma de bailarlo, a tal punto que en México se han formado academias con el propósito de mantenerlo con vida, ya que definitivamente es en México en donde se implanto con gran fuerza y profundidad este genero musical de origen cubano, se le acogió, no únicamente al ritmo sino a sus valiosos interpretes es así que se transformaron de una manera especial, baste recordar que el legendario Salón México que se dedicó casi exclusivamente a presentar al danzón durante más de cincuenta años.




Resulta imposible no recordar la obra de un hombre dedicado al danzón, nuestro reconocimiento al maestro Consejo Valiente Robert`s “Acerina”. El danzón lo tradujo como una expresión musical extraordinaria, que nació hace casi 100 años,es un género bailable derivado de la danza criolla cubana creada por Miguel Failde y Pérez, y  constituye una verdadera forma romántica al bailar, el danzón es compuesto por un ritmo pausado, armonioso e impregnado de grandes rasgos de romanticismo, que generalmente es interpretado de manera instrumental así como con baliosísimas piezas cantadas. 


El gran objetivo de este comentario es hablar del músico santiaguero: Consejo Valiente “Acerina”, quien nació en la ciudad de Santiago de Cuba el 16 de abril de 1899 y falleció el 6 de junio de 1987 en México a la edad de 88 años.  Desde niño se aficionó a la percusión, algo que heredó de su padre quién también era músico y mambí. Se comentaba que el ritmo preferido por Valiente era el danzón, del que se había enamorado con una obsesión muy particular.



MUSICA MAESTRO

!!!!!!!!DANZOOOOOON DEDICADO, AL GLORIOSO EJERCITO DE LA RESISTENCIA ELECTRICISTA  ¡¡¡¡¡¡¡¡¡

NEREIDAS
CONSEJO VALIENTE ROBERT'S 
"ACERINA"



LOS TIMBALES DE ACERINA
CONSEJO VALIENTE ROBERT'S 
"ACERINA"



MARIANO MERCERÓN
NEREIDAS


MARIANO MERCERON 
POR UN CERRO MEJOR



DAMAZO PEREZ PRADO
MAMBO EN SAX




Bartolomé Maximiliano Moré Gutiérrez (Santa Isabel de las Lajas24 de agosto de 1919 - La Habana19 de febrero de 1963), conocido como Benny Moré o Beny Moré o El Bárbaro del Ritmo o El Sonero Mayor de Cuba.

BENY MORE
MATA SIGUARAYA 



EUGENIA LEON 

LA PALOMA




LOS CADETES DE LINARES 
YA DESCANSA GENERAL 




LOS TREMENDOS GAVILANES

EL SEPULCRO DEL GERAL ZAPATA 













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