PEMEX UNA HISTORIA DE SAQUEO
Hemos rebasado por mucho nuestra
capacidad de asombro, pero lamentablemente también nuestra tolerancia al abuso,
corrupción e impunidad, se ha ampliado de tal forma que pareciera que no
únicamente lo permitimos; sino que esa tolerancia se ha transformado en silente autorización ciudadana para la comisión de actos delictivos en contra nuestra por parte de quienes
nos gobiernan, resulta esquizofrénico que mediante la recaudación hacendaría, les pagamos altos salarios para que
nos sirvan, así de claro y en lugar de ello nos roban, reprimen y si es necesario nos asesinan.
No ha existido ni existe espacio físico, en los
gobiernos de la republica, en que no se haya violado el marco legal establecido en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y en las leyes que
de ella emanan. Los tres poderes de la Unión, legislativo, ejecutivo y judicial todos, han violentado en su
actuación los artículos que los definen y marcan las formas de proceder a los
que debiesen ajustarse.
Con lo expresado hasta aquí es probable que alguno de nuestros lectores pudiera pensar que en buena medida son dichos por comprobar y eso haremos. El Índice de Percepción de Corrupción (IPC), que elabora la organización Transparencia Internacional, es elocuente: este año México comparte el lugar 89 con Lesotho, Malawi, Ruanda y Moldavia, que hasta hace poco no figuraban en el análisis. Para ellos la puntuación de 3.3 representa un progreso. En cambio, aquí, los gobiernos panistas mantienen vigente la trama priista del contubernio y la componenda, mientras bloquean legal y administrativamente a las instituciones de vigilancia, información y rendición de cuentas.
Bajo este lastimoso y agraviante panorama proponemos a ustedes el tema de este programa.
Con lo expresado hasta aquí es probable que alguno de nuestros lectores pudiera pensar que en buena medida son dichos por comprobar y eso haremos. El Índice de Percepción de Corrupción (IPC), que elabora la organización Transparencia Internacional, es elocuente: este año México comparte el lugar 89 con Lesotho, Malawi, Ruanda y Moldavia, que hasta hace poco no figuraban en el análisis. Para ellos la puntuación de 3.3 representa un progreso. En cambio, aquí, los gobiernos panistas mantienen vigente la trama priista del contubernio y la componenda, mientras bloquean legal y administrativamente a las instituciones de vigilancia, información y rendición de cuentas.
Nivel
De Corrupción De Los Gobiernos De La Derecha Cavernaria De México
Lesotho
es un pequeño reino montañés cuyos habitantes tienen una esperanza de vida de
37 años y sufren una de las tasas altas de casos de infección por VIH/sida –23%,
sólo detrás de otras naciones africanas, como Suazilandia y Botswana; sin embargo,
obtuvo
una calificación de 3.3 en el Índice de Percepción de Corrupción (IPC) 2009,
con lo que se ubicó en el mismo nivel que México, según se desprende
del informe de la organización Transparencia Internacional, que realiza ese
estudio.
El
Índice de Percepción de Corrupción se basa en 13 sondeos y encuestas elaboradas
por 10 instituciones independientes. La calificación más alta es 10 y la más
baja es 0. El índice se aplica en forma de encuestas sobre la corrupción del
sector público de 180 naciones. Se incluyen preguntas relacionadas con el abuso
del poder para beneficio privado, sobornos a funcionarios, malversaciones del
erario y la eficacia del sector público.
Todas
las fuentes de datos deben proporcionar una clasificación de los países y medir
el alcance global de la corrupción. Esta condición excluye los estudios en que
la corrupción se mezcle con otros problemas, como la inestabilidad política, la
descentralización y el nacionalismo. Con un régimen monárquico parlamentario,
Lesotho requiere de la ayuda extranjera para mitigar las hambrunas, ya que en
promedio su población sobrevive con 2.65 dólares diarios. Y a pesar de que
hasta 1966 consiguió independizarse del Reino Unido, de que no cuenta con una
Ley de Transparencia y padeció un golpe militar en 1986, el pequeño país
apareció en el Índice de Percepción de Corrupción en 2005 y desde entonces ha
mantenido su promedio de 3.3. México
fue tomado en cuenta por Transparencia Internacional desde 2001, el primer año
del Índice de Percepción de Corrupción. Era el inicio del sexenio de Vicente
Fox, el primer presidente surgido de la oposición y quien hizo del combate a la
corrupción una de sus banderas de campaña. Sin embargo, desde entonces las
calificaciones de México han ido cuesta abajo y el actual 3.3 es la peor en
nueve años. Los gobiernos panistas de Fox y de Felipe Calderón no han
conseguido nunca una calificación aprobatoria de 6 y tampoco han recuperado al
menos el promedio de 3.7 que heredaron del régimen priista, cuya supremacía duró
más de 70 años y se caracterizó por la corrupción.
La
Institución; Petróleos Mexicanos “PEMEX”, empresa surgida con la expropiación
llevada adelante por el presidente Lázaro Cárdenas del Río el 18 de marzo de
1938, pero con un enorme antecedente histórico técnico y político en nuestro querido y desgarrado país.
ANTECEDENTES PETROLEROS
EN MEXICO
Los
antecedentes más lejanos del petróleo en México se encuentran en los usos
prácticos que tanto las culturas mesoamericanas como los colonizadores
españoles dieron a los depósitos superficiales de “chapopotli”. El petróleo
acumulado naturalmente por las filtraciones subterráneas fue utilizado, entre
otras cosas, en la elaboración de figurillas de arcilla, ungüentos medicinales,
dentífricos, adhesivos y en el calafateo de barcos.1 sin embargo, fue hasta
mediados del siglo XIX cuando el petróleo se convirtió en una sustancia con
alcances comerciales debido al desarrollo de sus propiedades como iluminante,
lubricante y combustible.
Esta
nueva era del petróleo comenzó en Estados Unidos, donde la comercialización del
crudo y sus derivados creció rápida y notablemente a partir de la explotación
de los depósitos superficiales, pero sobre todo de la producción obtenida a
través de la perforación sistemática de pozos. De este modo, hacia 1850, Samuel
Kier, un antiguo explotador de minas de sal, dejó de vender crudo embotellado,
ofrecido como medicina, y comenzó a producir modestas cantidades de aceite
refinado para lámparas. Otro norteamericano, Lewis Peterson, por la misma época
vendía crudo (dos barriles por semana) a los propietarios de fábricas de
tejidos, quienes lo utilizaron exitosamente como lubricante mezclándolo con
aceite de ballena.
El
petróleo procesado en aceites de alumbrado y que provenía de las charcas y rías
tuvo, no obstante, un alcance limitado en los nichos comerciales dominados todavía
por los aceites de origen animal. Esta situación cambió radicalmente en 1859
cuando el coronel Edwin L. Drake perforó el primer pozo dedicado exclusivamente
a la extracción de crudo en Titusville, Pensilvania, adoptando la experiencia y
tecnología de los perforadores de pozos artesianos.
El
pozo de Drake resultó un descubrimiento revolucionario, pues demostró que el
petróleo podía explotarse en cantidades comerciales al perforar profundo bajo
el suelo. A partir de entonces la producción de petróleo se incrementó
constantemente. tan sólo en Titusville se produjeron 2 mil barriles durante el
primer año de operaciones y para 1874 la producción total de Estados Unidos
sobre pasaba los 10 millones de barriles.
Muy
pronto el mercado de aceites iluminantes y lubricantes, que hasta 1900 fueron
los principales productos derivados, quedó saturado. Las actividades de Drake
marcaron el inicio de una nueva industria destinada a transformar la economía
mundial, pues la extracción de petróleo, las actividades encadenadas a ésta y
los efectos causados en los sistemas de transporte cambiaron por completo las
necesidades energéticas tanto humanas como industriales. Asimismo, el
surgimiento de la industria petrolera llevó a la conformación de las primeras
grandes compañías como la standard Oil Company, organizada en 1870 por John D.
Rockefeller, que hacia finales del siglo xix controlaba el 90% del refinado,
transporte y exportación de petróleo en Estados Unidos.
En
México, la historia comercial del petróleo se remonta a 1863 cuando un cura de
nombre Manuel Gil y Sáenz descubrió un yacimiento superficial, que llamó “Mina
de Petróleo de san Fernando”, cerca de Tepetitlán, Tabasco. Gil pensaba
comercializar crudo en Estados Unidos y envió diez barriles a nueva York, donde
se comprobó su buena calidad; sin embargo, el auge productivo norteamericano
había hecho descender los precios a tal punto que le fue imposible competir
dentro de ese mercado.
En
1864 el Emperador Maximiliano intentó promover las actividades petroleras
otorgando la primera de una serie de concesiones para la explotación de
depósitos naturales. Las concesiones se otorgaron previo denuncio por parte de
los solicitantes, tal como lo establecían las ordenanzas de minería de la época
colonial, y abarcaron diversas zonas localizadas en Tabasco, norte de Veracruz,
sur de Tamaulipas, Estado de México, istmo de Tehuantepec y Puebla. ninguna de
ellas prosperó.
Realmente
la primera compañía que extrajo petróleo de pozos perforados y produjo
destilados aunque rudimentariamente y en escala pequeña fue la Compañía
Explotadora de Petróleo del Golfo de México, organizada en 1868 por Adolfo
Autrey, un médico norteamericano de origen irlandés. Autrey importó maquinaria
(una barrena y un par de alambiques) y la llevó hasta la región conocida como
El Cuguas, cerca de la población de Papantla, Veracruz. Allí, junto a las
Chapopoteras, taladró hasta una profundidad de 125 pies sin ningún resultado,
pero en otro pozo de 50 pies consiguió un flujo de unos cuatro o cinco barriles
diarios, de los cuales pudo refinar unas 200 latas de queroseno.
La compañía
fracasó y las operaciones fueron abandonadas. Años después retomó los trabajos,
más interesado en fabricar y vender destilados que en producir crudo. Hacia
principios de la década de 1880 rehabilitó uno de los viejos alambiques e
instaló una pequeña refinería en Papantla que surtía con el crudo de los
criaderos de El Cuguas. Las crónicas mencionan que logró producir unos 4 mil
galones de queroseno que vendió en los mercados locales. su mayor e insalvable
problema fue el transporte, pues tanto el crudo como el queroseno eran
transportados a lomo de mula.
Finalmente,
Autrey dejó el negocio del petróleo para dedicarse a su profesión y establecer
una farmacia en Tampico. Simón Sarlat Nova, médico y gobernador de tabasco,
denunció la “mina” de petróleo de Manuel Gil y reinició su explotación. El
petróleo encontrado por Sarlat era de buena calidad, compuesto por un 50% de
aceite iluminante.
En
1883 formó una compañía cuyo capital de un millón de pesos se reunió con los
comerciantes de San Juan Bautista, su pueblo natal, y adquirió equipo
norteamericano para las perforaciones. Sarlat terminó por dejar el negocio ante
la escasa producción de los pozos y la falta de transportes y mercados. Las
historias de individuos o pequeñas corporaciones que pretendieron hacer del
petróleo un negocio redituable continuaron a lo largo de las últimas décadas
del siglo XIX. En 1876, un capitán naval de Boston consiguió recursos
financieros en su país y comenzó a perforar en terrenos de Cerro Viejo y
Chapopote, en el norte de Veracruz.
Los
pozos, de unos 500 pies de profundidad, arrojaron pequeñas cantidades de
petróleo que destiló en una refinería instalada en una isla del río Tuxpan. La
escasa producción logró venderse como aceite iluminante a los pobladores de la
zona. sin embargo, lo elevado de los costos impidió obtener ganancias y sus
socios dejaron de suministrarle fondos. Deprimido y cansado, el capitán se
suicidó. Pero los problemas financieros no fueron los únicos obstáculos para
estos primeros empresarios.
En
1884 Cecil Rhodes, un británico acaudalado que había amasado su fortuna con los
diamantes sudafricanos, organizó la compañía London Oil trust para adquirir
varias empresas ya establecidas en la región de Papantla y formó con ellas la
Mexican Oil Coporation. Rhodes no poseía ninguna experiencia para enfrentar las
complicaciones técnicas propias del desarrollo de campos petroleros y aunque
invirtió fuertes sumas, el negocio fue un rotundo fracaso. Ciertamente, hasta
antes de 1900, la producción de petróleo crudo en México fue insignificante y
se caracterizó, entre otras cosas, por la estrechez de recursos financieros por
parte de quienes se involucraron en este negocio, mexicanos o
extranjeros. La adquisición e instalación del equipo necesario, sin contar los
costos que representaban las exploraciones geológicas, fueron sin duda los
mayores gastos que no pudieron enfrentar con tan solo la magnitud de sus
fortunas personales. Además, sin el apoyo formal de mecanismos de
financiamiento, sus pequeñas empresas nunca pudieron prosperar. Por lo mismo,
la tecnología empleada para perforar a grandes profundidades, donde se hallan
los depósitos más ricos, y refinar a gran escala, nunca llegó a sus manos. su
experiencia en los campos petroleros se reducía únicamente al reconocimiento
superficial de los criaderos de tal forma que actuaron más por intuición que
por estrategias cuidadosamente planeadas.
Estos
precursores eran ante todo comerciantes, abogados, médicos, aventureros,
sacerdotes o políticos, pero no petroleros experimentados. A todo esto habría
que sumar las complicaciones causadas por el aislamiento geográfico de las
zonas de explotación, la mayoría insertas en la selva más agreste y sin caminos
para llegar a ellas; la ausencia de trabajadores capacitados y de mercados
amplios y seguros para su producción. si bien la explotación de crudo en estos
años puede considerarse una experiencia fracasada, su contribución consistió en
la localización de lo que a la postre serían las zonas más importantes de
yacimientos, base de los auges petroleros del siglo xx: la denominada “Faja de
Oro”, en el norte veracruzano, y los campos de Reforma en Tabasco.
El éxito
comercial, no obstante, llegó con anterioridad para las actividades dirigidas a
la refinación y a la distribución de productos derivados. La primera
organización que tuvo resultados económicos positivos en México fue la compañía
norteamericana Waters-Pierce Oil Company. Formada en 1873 por Henry Clay.
Pierce
y William H. Waters para comercializar refinados en el suroeste de Estados
Unidos, esta firma, subsidiaria de la poderosa Standard Oil, comenzó por
exportar sus productos enlatados hacia los mercados mexicanos, pero a partir de
1887 instaló refinerías en la ciudades de México, Tampico, Veracruz y
Monterrey. Con buques tanque de su propiedad, Pierce traía el crudo desde
Pensilvania para abastecer a sus refinerías en México, las cuales sumaban una
capacidad de 900 barriles diarios y en las que se producía queroseno, gasolina,
parafina, aceites y grasas lubricantes.
Por un tiempo la Waters-Pierce operó
bajo condiciones ventajosas en el mercado mexicano, pues gozaba de tarifas más
bajas por importar crudo que las pagadas por los productos refinados
importados, con lo cual pudo ofrecer sus productos al público a un menor precio.
Hacia principios del siglo XX su fuerza de ventas consistía en 20 estaciones
distribuidoras y otras tantas agencias comerciales esparcidas por toda la
República apoyadas por un sistema de transporte de 350 carros-tanque.
Asimismo,
surtía con lubricantes al Ferrocarril Central Mexicano y al Ferrocarril Nacional,
las empresas de transporte más importantes de esa época. Aunque nunca se
interesó verdaderamente por explotar crudo en México, la Waters-Pierce hizo de
la comercialización de refinados un negocio muy rentable.
Para 1903 sus
ganancias netas llegaron a 1.4 millones de dólares. Los problemas para la
Waters-Pierce surgieron, sin embargo, cuando aparecieron en escena, a partir de
1901, las primeras compañías que produjeron petróleo a gran escala y que en
poco tiempo rompieron su monopolio. si bien la Waters-Pierce no pudo resistir
los embates de la nueva competencia, sus actividades fueron fundamentales para
ampliar el mercado de hidrocarburos, objetivo de la industria petrolera moderna
en un primer momento.
LAS GRANDES EMPRESAS HACEN SU APARICION
Sarcástica caricatura de Marius de Zayas expuesta en Nueva York, en 1909,donde el artista comparó los métodos de gobierno de Porfirio Díaz y el depuesto sultán de Turquía, Abdul Hamid. |
El
gobierno también promovió el florecimiento de nuevas industrias, mexicanas o
extranjeras, por medio de una política de exenciones fiscales y legislando para
abaratar los costos de los combustibles. En este sentido, en 1884 se dio el
primer paso para impulsar la producción local de petróleo y carbón a través de
una nueva ley minera que revocó el derecho exclusivo de la nación sobre los
recursos del subsuelo y lo traspasó al dueño de la superficie.
De
la misma manera, en 1901 se decretó la primera ley petrolera que autorizaba al
ejecutivo a otorgar directamente concesiones de explotación a particulares en
terrenos de propiedad federal. No fue extraño, por lo tanto, que bajo estas
nuevas condiciones empresarios extranjeros con capacidad financiera, tecnología
avanzada y administración experimentada se sintieran atraídos por la
potencialidad de las reservas petroleras y organizaran las primeras grandes
empresas integradas verticalmente. Estas empresas individuales e independientes
centralizaron la producción, transporte, refinación y venta de petróleo por
medio de una estructura corporativa de unidades especializadas (divisiones,
departamentos y compañías subsidiarias). Los pioneros de la historia industrial
del petróleo en México dentro del esquema de la integración vertical fueron el
petrolero norteamericano Edward L. Doheny y el constructor británico Weetman D.
Pearson, quienes con sus compañías respectivas, Mexican Petroleum Company y
Compañía Mexicana de Petróleo El Águila, dominaron la industria petrolera du-
rante el primer cuarto del siglo XX. En mayo de 1900 Doheny viajó a México
atendiendo una invitación de Albert A. Robinson, presidente del Ferrocarril Central
Mexicano, y exploró ciertos terrenos con
emanaciones de petróleo localizados muy cerca de las vías que unían a
san Luis Potosí con Tampico. Robinson estaba interesado en sustituir el carbón
importado que usaban las locomotoras por petróleo producido localmente y
ofreció a Doheny un trato de compra si le garantizaba producirlo en cantidades
suficientes. Doheny, quien desde la década de 1890 se había dedicado a
desarrollar campos petroleros en California, se convenció de las potencialidades
de la zona y regresó a Estados Unidos a reunir el capital necesario para la
aventura.
De
regreso en México, Doheny y Charles A. Canfield, uno de sus socios más
cercanos, compraron 162 mil hectáreas de terrenos que pertenecían a las
haciendas del tulillo y Chapacao, localizadas a 25 kilómetros de Tampico.
Cuando el año llegaba a su fin, Doheny y Canfield incorporaron la Mexican
Petroleum Company of California para desarrollar estas propiedades. Entre los
directores de la nueva compañía se encontraban varios funcionarios del Ferrocarril
de santa Fe y empresarios de Los Ángeles. En 1906 la Mexican Petrolum ya tenía
asegurados los derechos de propiedad de varios terrenos del norte de Veracruz y
para 1911 controlaba un total de 212 mil 467 hectáreas Pero Doheny no fue el único
empresario interesado en el petróleo mexicano. Cuando llegó a México por
primera vez, en 1889, Weetman D. Pearson era un exitoso contratista de nivel
internacional. su firma de ingeniería, s. Pearson & son, tenía en su
historial numerosas obras portuarias, hidráulicas y ferrocarrileras que
construyó para gobiernos y particulares en distintas partes del mundo. Díaz lo
contrató para llevar a cabo trabajos de gran importancia como el Gran Canal del
Desagüe de la ciudad de México (1889-1898), la construcción de los puertos de
Veracruz (1895-1902), Coatzacoalcos (1896-1909) y Salina Cruz (1899-1907) y el
Ferrocarril nacional de Tehuantepec (1896-1906). Como empresario inquieto y
ambicioso, Pearson diversificó sus actividades y creó una extensa red de
intereses en México que abarcó compañías mineras, agrícolas, generadoras de
energía eléctrica y de transporte. Pero fue el petróleo, con creces, el más
importante y rentable de todos sus negocios en México.
En
1901, cuando se realizaban las obras del Ferrocarril de Tehuantepec, Manuel
Fernández Guerra, uno de los ingenieros a cargo, dio la noticia de la
existencia de varios depósitos de alquitrán en las cercanías de san Cristóbal,
una población al sur del estado de Veracruz. De acuerdo con uno de sus
biógrafos, John B. Body, ingeniero en jefe y colaborador cercano de Pearson,
comunicó a su jefe el hallazgo. Pearson, que se encontraba de viaje en Estados
Unidos y había visto los campos petroleros en Texas, le ordenó que adquiriera
rápidamente grandes extensiones de tierra en la región del istmo de
tehuantepec. Para 1906 la S. Pearson & son era dueña en la región de 600
mil acres (242 mil 820 hectáreas) y arrendaba entre 200 mil y 300 mil acres.
La
etapa de la producción petrolera a gran escala se inició en México a principios
de 1901, cuando la Mexican Petroleum comenzó sus operaciones en El Ébano, san
Luis Potosí. todo el equipo necesario fue importado de Estados Unidos y
desembarcado en Tampico.
Para
trasladarlo a los campos, la compañía construyó un ferrocarril conectado a la
vía troncal del Ferrocarril Central Mexicano. En poco tiempo se levantó un
campamento moderno acondicionado con oficinas, talleres, almacenes y plantas
eléctricas. Los primeros pozos arrojaron una producción escasa, con grandes
proporciones de asfalto y, por lo tanto, difícil de refinar. Doheny y Canfield
no se desanimaron y continuaron las perforaciones, aunque para 1903 habían
gastado 3 millones de dólares sin lograr todavía una producción redituable. La
falta de resultados positivos a corto plazo obligó a Doheny a buscar mercados
para su crudo espeso. A mediados de 1902 organizó una compañía de pavimentado
asfáltico, la Mexican Asphalt Paving & Construction Company, que le
permitió mantenerse dentro del negocio petrolero mientras lograba una
producción redituable. Ésta por fin se consiguió en abril de 1904, cuando las
cuadrillas de la Mexican Petroleum dieron con un yacimiento a más de 500 metros
de profundidad.
Del
pozo que perforaron, llamado Pez número uno, salieron 1 mil 500 barriles diarios,
producción abundante, pero no suficiente. La búsqueda de petróleo continuó en
el valle de Casiano, al norte de Veracruz. Doheny venía explorando esta región
de tiempo atrás y estaba seguro de localizar grandes depósitos, razón por la cual
mandó construir allí, hacia 1906, 16 tanques de almacenamiento de 55 mil
barriles cada uno y un oleoducto de 112 kilómetros equipado con diez estaciones
de bombeo y la estación terminal de Mata Redonda, situada a las orillas del río
Pánuco, entre la Barra y la ciudad de Tampico. toda la infraestructura estaba
calculada para manejar una producción mínima de 3 mil barriles por día. Doheny
y sus socios confiaban verdaderamente en localizar grandes depósitos en
Casiano, apuesta que se reflejó en un incremento notable de los activos fijos
de la Mexican Petroleum, pues en el transcurso de 1907 su capital se había
incrementado notablemente de 6.3 a 15.2 millones de dólares. En ese año Doheny
comenzó la integración de sus negocios en México: organizó una nueva compañía
tipo holding, la Mexican Petroleum Company Limited of Delaware, para controlar
a la Mexican Petroleum Company of California junto con una nueva compañía
productora, la Huasteca Petroleum Company, que se encargaría de explotar las
propiedades en Veracruz.
En
1910 la Huasteca Petroleum Company perforó el pozo Casiano número 7, que brotó
con una fuerza impresionante de 60 mil barriles diarios. inmediatamente la
Mexican Petroleum se preparó para la producción a gran escala expandiendo sus
capacidades de almacenamiento y transporte. A mediados de 1911 instaló un
segundo oleoducto entre el campamento de Casiano y la terminal de Mata Redonda,
que para entonces tenía 35 tanques de 55 mil barriles y una represa de concreto
para otros 750 mil; un muelle que podía dar servicio a tres buques cisterna y
varios talleres y almacenes. Río abajo de la terminal de Mata Redonda, a unos
dos kilómetros, se levantó además tankville, área de almacenamiento que albergó
otros 30 tanques de 55 mil barriles. Para financiar los gastos de las nuevas
instalaciones, Doheny y los otros directores emitieron títulos de la Huasteca
Petroleum y consiguieron préstamos hipotecando las propiedades de la Mexico
Petroleum Company, las cuales representaban un valor total de 73.6 millones de
dólares.
El
repentino incremento de la producción, sin embargo, puso en aprietos de un
momento a otro a la Mexican Petroleum, pues no contaba con un mercado tan vasto
para colocarla. sus principales clientes en México eran únicamente su compañía
de asfaltado, los Ferrocarriles nacionales y la Waters-Pierce. Doheny encontró
la salida en el extenso mercado norteamericano, donde aseguró contratos de
venta con distintas compañías como la standard Oil de nueva Jersey (6 mil
barriles diarios), la Gulf Oil Company (2 mil barriles diarios) y el santa Fe
Railroad (2 mil 500 barriles diarios). En mayo de 1911 partió de 11 México el
primer embarque de 30 mil 262 barriles que la Huasteca vendió a la Magnolia
Petroleum Company de texas.
Por
su parte, Pearson se ocupó en desarrollar las propiedades del istmo contratando
un equipo experimentado de perforadores y administradores que habían trabajado
anteriormente para distintas compa- ñías norteamericanas. De este modo suplió
su falta de experiencia en el negocio petrolero. Los trabajadores comenzaron a
perforar en san Cristóbal y Chapacao, donde en 1904 encontraron petróleo
suficiente como para que Pearson se animara a construir una refinería en Minatitlán,
un oleoducto que la conectaba con los campos de san Cristóbal y varios tanques
de almacenamiento. Entre 1906 y 1908 Pearson obtuvo concesiones federales y
estatales muy ventajosas que le permitieron explorar y explotar petróleo en los
estados de Veracruz, Tamaulipas, San Luis Potosí, Tabasco, Chiapas y Oaxaca,
sin embargo, durante estos años, fuera de san Cristóbal ningún pozo produjo
petróleo en cantida- des comerciales. En realidad los pozos de san Cristóbal no
eran muy productivos, de ellos se extraía solamente 3 mil barriles diarios como
máximo y se esperaba su agotamiento en un par de años. Para enfrentar este
problema, El Águila tuvo que complementar sus reservas importando crudo Texano
y el que compraba a una pequeña compañía local, The Mexican Oil Fields, que a
la postre llegaría a controlar.
No
bastante su producción reducida, Pearson planeó comercializar refinados en el
extranjero. Hacia 1908 contaba con 37 millones de litros de crudo almacenado y
una planta refinadora en Minatitlán que comenzó a operar con una capacidad de
300 mil litros diarios. Esperando encontrar depósitos más grandes en el istmo,
abrió una división petrolera en las oficinas centrales de la s. Pearson &
son de Londres y contrató una firma comercializadora, Bowring and Company, para
la distribución de sus productos en el mercado inglés. En agosto salieron los
primeros cargamentos hacia la Gran Bretaña. El poco éxito de la s. Pearson
& son en la exportación obligó a Pearson a expandirse dentro del mercado
interno de productos refinados.
Hasta
entonces, Pearson había invertido considerables sumas en desarrollar la
infraestructura necesaria para sus negocios. sin duda, el factor clave que
obstaculizaba sus planes era la ausencia de una producción suficiente. Las
grandes reservas marcaban la diferencia entre el camino de la expansión
independiente y el del desarrollo corporativo con base en la refinación y la
distribución, como era el caso de la Waters-Pierce. Convencido de las
potencialidades de los campos mexicanos, continuó la búsqueda de yacimientos más
ricos trasladando sus operaciones al norte de Veracruz. En mayo de 1908, el
pozo de Dos Bocas, en san Diego de la Mar, brotó intempestivamente con una
fuerza sin precedente de 100 mil barriles diarios. Aunque un incendio acabó con
toda su producción y lo dejó completamente seco, el pozo de Dos Bocas convenció
a Pearson de intensificar y expandir sus operaciones. En agosto organizó una compañía distribuidora independiente de la s. Pearson &
son, la Compañía de Petróleo El Águila, con la cual entró firme y decididamente
al negocio de la distribución al menudeo de productos refinados en el mercado
mexicano. Para cuando terminaba el año, El Águila contaba con 77 agencias de
venta y comenzó a construir varios tanques de almacenamiento en las ciudades de
México, Puebla, Orizaba y Veracruz y proyectaba poner otros en Celaya,
Pachuca y san Luis Potosí. En sus primeros meses de operaciones, El Águila
reportó ventas totales por más de 263 mil pesos y de acuerdo con los informes
del consejo de administración, el negocio marchaba satisfactoriamente.
El creciente éxito de El Águila como comercializadora le llevó a un enfrentamiento directo con la Waters-Pierce, entonces la mayor distribuidora en el país. La contienda comercial entre las dos compañías consistió en una dramática guerra de precios, que por momentos tuvo tintes de competencia ruinosa, complementada con numerosos ataques publicitarios. En pocos años El Águila terminó por vencer a su competidora, pues contaba con producción propia, pero además, el gobierno de Díaz la apoyó incrementando los impuestos de importación a la Waters-Pierce.
En 1909 Pearson hizo los primeros cambios corporativos para fortalecer a su
compañía petrolera. Por principio de cuentas traspasó todas las propiedades que
la s. Pearson & son poseía en el norte de Veracruz y conservó la refinería
de Minatitlán. De esta manera, El Águila sumaría a sus actividades comerciales
las de producir su propio crudo y la firma de ingeniería continuaría
controlando las de refinación y exportación de productos derivados. Las
propiedades traspasadas a El Águila sumaban 23.1 millones de pesos, con lo cual
ésta aumentó su capital a 30 millones de pesos. Asimismo, reorganizó los
cuadros directivos de El Águila incluyendo en su consejo de administración a
miembros influyentes de la élite política porfirísta. Personajes como Guillermo
de Landa y Escandón, gobernador del Distrito Federal o Enrique C. Creel,
gobernador de Chihuahua, utilizaron sus buenas relaciones en los círculos
comerciales e industriales para conseguir contratos de venta con varias compañías
textiles, eléctricas, ferrocarrileras, metalúrgicas, entre otras. Los buenos
resultados de esta estrategia fueron notables. Cuando el año llegaba a su fin,
El Águila realizó más de 54 mil barriles de productos refinados, 11 mil 700 de gasolina,
3 mil 200 de aceites lubricantes y 530 toneladas de asfalto; tenía 153 agencias
de venta distribuidas por todo el país en tres zonas geográficas comerciales
(norte, Central y sur). según los informes de los administradores, la compañía
dominaba para entonces 50% del mercado nacional.
No obstante su éxito
comercial, El Águila seguía dependiendo del poco petróleo que la s. Pearson
& son producía y del que importaba de Estados Unidos, situación que no duró
mucho tiempo.
Como un pequeño aporte de Temas Lemas y Dilemas les proponemos escuchar y así mismo recordar al "Danzón", una clase de música cadenciosa,
romántica, con matices del bolero instrumental, con una especial forma de
bailarlo, a tal punto que en México se han formado academias con el propósito de mantenerlo con vida, ya que definitivamente es en México en donde se
implanto con gran fuerza y profundidad este genero musical de origen cubano, se le acogió, no únicamente al ritmo sino a sus valiosos interpretes es así que se transformaron de una manera especial, baste recordar que el
legendario Salón México que se dedicó casi exclusivamente a presentar al danzón
durante más de cincuenta años.
Resulta imposible no recordar la obra de un hombre dedicado al danzón, nuestro reconocimiento al maestro Consejo Valiente Robert`s “Acerina”. El danzón lo tradujo como una expresión musical extraordinaria, que nació hace casi 100 años,es un género bailable derivado de la danza criolla cubana creada por Miguel Failde y Pérez, y constituye una verdadera forma romántica al bailar, el danzón es compuesto por un ritmo pausado, armonioso e impregnado de grandes rasgos de romanticismo, que generalmente es interpretado de manera instrumental así como con baliosísimas piezas cantadas.
MUSICA MAESTRO
!!!!!!!!DANZOOOOOON DEDICADO, AL GLORIOSO EJERCITO DE LA RESISTENCIA ELECTRICISTA ¡¡¡¡¡¡¡¡¡
NEREIDAS
CONSEJO VALIENTE ROBERT'S
"ACERINA"
LOS TIMBALES DE ACERINA
CONSEJO VALIENTE ROBERT'S
"ACERINA"
MARIANO MERCERÓN
DAMAZO PEREZ PRADO
MAMBO EN SAX
Bartolomé Maximiliano Moré Gutiérrez (Santa Isabel de las Lajas, 24 de agosto de 1919 - La Habana, 19 de febrero de 1963), conocido como Benny Moré o Beny Moré o El Bárbaro del Ritmo o El Sonero Mayor de Cuba.
El
pozo más productivo que la compañía pudo localizar en toda su historia brotó a
finales de diciembre de 1910 en el campamento de Potrero del Llano, al noroeste
de Tuxpan. identificado con el número 4, este pozo alcanzó una profundidad de 1
856 pies (557 metros) y fluyó sin control por algún tiempo con una fuerza de
100 mil barriles diarios. Los descubrimientos de grandes yacimientos en la
región norte de Veracruz dieron pie a la expansión de las compañías de Doheny y
Pearson. La escala de sus operaciones creció extraordinariamente y pronto
pudieron competir en los mercados de Estados Unidos, Europa o América Latina.
Del mismo modo, la producción general de la industria petrolera dio un salto
considerable pasando de 3.6 millones de barriles anuales en 1910 a 12.5 millones
en 1911, y de ahí en adelante se incrementaría año con año, sin parar, hasta
1921, cuando alcanzó el nivel máximo y México ocupó el segundo lugar como
productor mundial. El auge productivo de 1911-1921 fue la base de la integración
vertical de las compañías petroleras en los ámbitos nacional e internacional.
En esos años, la expansión de la Mexican Petroleum Company se efectuó a través
de la creación de nuevas compañías subsidiarias. En 1912 se organizaron dos
compañías productoras más controladas por la Huasteca Petroleum (tuxpan
Petroleum Company y Tamiahua Petroleum Company), una compañía de transportes
con operaciones en México, Compañía naviera transportadora de Petróleo, s.A., y
otra que se hizo
LA MÚSICA TAMBIEN ES TEMA Y DILEMA PARA NOSOTROS
Resulta imposible no recordar la obra de un hombre dedicado al danzón, nuestro reconocimiento al maestro Consejo Valiente Robert`s “Acerina”. El danzón lo tradujo como una expresión musical extraordinaria, que nació hace casi 100 años,es un género bailable derivado de la danza criolla cubana creada por Miguel Failde y Pérez, y constituye una verdadera forma romántica al bailar, el danzón es compuesto por un ritmo pausado, armonioso e impregnado de grandes rasgos de romanticismo, que generalmente es interpretado de manera instrumental así como con baliosísimas piezas cantadas.
El
gran objetivo de este comentario es hablar del músico santiaguero: Consejo
Valiente “Acerina”, quien nació en la ciudad de Santiago de Cuba el 16 de abril
de 1899 y falleció el 6 de junio de 1987 en México a la edad de 88 años.
Desde niño se aficionó a la percusión, algo que heredó de su padre quién
también era músico y mambí. Se comentaba que el ritmo preferido por Valiente
era el danzón, del que se había enamorado con una obsesión muy particular.
NEREIDAS
MARIANO MERCERON
POR UN CERRO MEJOR
DAMAZO PEREZ PRADO
MAMBO EN SAX
BENY MORE
MATA SIGUARAYA
EUGENIA LEON
LA PALOMA
LOS CADETES DE LINARES
YA DESCANSA GENERAL
LOS TREMENDOS GAVILANES
EL SEPULCRO DEL GERAL ZAPATA