¿La clase política y la burguesía nativa, son como son por el neoliberalismo?
Toca turno en el marco de las efemérides "nacionales" del calendario cívico nacional, al 5 de febrero, fecha de la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en 1917; Documento este, que supone nos rige en la actualidad. El equipo de Temas Lemas y Dilemas (TLD), afirma junto con miles de voces del pueblo de México, de académicos, intelectuales identificados con el concepto de estado nación, poetas y líderes de opinión, que la que quedo después de un embate de mas de 32 años, ya nada tiene que ver, con aquel documento del 5 de febrero de 1917. Constitución que se definió por su enorme contenido social, alcanzado con la promulgación entre otros artículos por; 3º, 25, 27, 28 123, etc..
Después de varios intentos para tener una constitución -1824,1836,1843 y 1857- Millones de mexicanos nos preguntamos día a día, si la situación que padecemos es nueva y producto del neoliberalismo amparado en los dogmas derivados de; ¿El Consenso de Washington?, ¿la desrregulación de la era Tatcher-Regan?, ¿el TLC y su actual versión militarizada ASPAN?, o ¿simplemente es el ADN heredado, a la inepta y corrupta clase política actual, de aquel que privó en los españoles y su mutación degenerada, los criollos, durante el domino español de 300 años?.
Las castas gobernantes de México, herederas entonces de aquellos criollos que lanzaron a ultramar a sus primos los españoles, para hacerse del país, sin entender desde aquel momento; que un país sin identidad y sin cohesión, es presa fácil para el concierto de los países dominantes o hegemónicos.
Después de varios intentos para tener una constitución -1824,1836,1843 y 1857- Millones de mexicanos nos preguntamos día a día, si la situación que padecemos es nueva y producto del neoliberalismo amparado en los dogmas derivados de; ¿El Consenso de Washington?, ¿la desrregulación de la era Tatcher-Regan?, ¿el TLC y su actual versión militarizada ASPAN?, o ¿simplemente es el ADN heredado, a la inepta y corrupta clase política actual, de aquel que privó en los españoles y su mutación degenerada, los criollos, durante el domino español de 300 años?.
Las castas gobernantes de México, herederas entonces de aquellos criollos que lanzaron a ultramar a sus primos los españoles, para hacerse del país, sin entender desde aquel momento; que un país sin identidad y sin cohesión, es presa fácil para el concierto de los países dominantes o hegemónicos.
Pero a los "criollitos don nadie" que se encuentran en la actualidad en el congreso de la unión, la historia que desconocen los alcanza inexorablemente, ya que la traición y el desprecio por la nación mestiza surgida de 300 años de dominación española, hoy con el conjunto de modificaciones contrarrevolucionarias a La Constitución de 1917; nos regresa a 1808.
Los "Manlios, los Gamboas, los Villarreal y sus lacayos los Chuchos"; todos estos, no han sabido mantener y construir un país, una patria, una nación soberana. Han entregado la nación mexicana a los imperios dominantes, mediante las reformas a la Constitución de 1917.
Los "Manlios, los Gamboas, los Villarreal y sus lacayos los Chuchos"; todos estos, no han sabido mantener y construir un país, una patria, una nación soberana. Han entregado la nación mexicana a los imperios dominantes, mediante las reformas a la Constitución de 1917.
El concepto de "Estado nación" se crea, históricamente, mediante el tratado de Westfalia, al final de la guerra de los 30 años en 1648. Este supuso haber acabado con el antiguo orden feudal dando paso a la organización territorial con poblaciones definidas, en torno a un gobierno que se sustenta básicamente en el reconocimiento de sus limites de espacio y por ello, de poder. Es precisamente este conjunto de preceptos que han sido vulnerados, nuestros limites ya no son de exclusividad nacional cuando se habla de petróleo, electricidad o de playas; el poder se perdió frente a los trust del crimen financiero, el energético al igual en una palabra no existe fuerza para someter a los poderes fácticos ya sean nativos o foráneos.
Pero todo lo que sucede en la actualidad tiene sus orígenes en el pasado, desde la búsqueda de nuestra independencia, desde los orígenes mismos de la creación de; México.
Pero todo lo que sucede en la actualidad tiene sus orígenes en el pasado, desde la búsqueda de nuestra independencia, desde los orígenes mismos de la creación de; México.
LA VENGANZA DE LOS CRIOLLOS
En el ocaso del imperio Español, existieron detalles desconocidos para millones de latinoamericanos y obvio para los mexicanos, esto nos hace pensar, en primera instancia que ahí esta el huevo de la serpiente del entregismo y corrupción de la clse política en en México.
Los detalles que consideramos será bueno saber; conocer el desmoronamiento de Carlos IV y su caída el 19 de marzo de 1808, como producto de la traición de Fernando VII, su hijo, en confabulación maquiavélica e intrigas palaciegas entre las que se encuentra el querer emparentar con un familiar de Bonaparte, que desembocaría en la Conjura del Escorial y el Motín de Aranjuez.
Los detalles que consideramos será bueno saber; conocer el desmoronamiento de Carlos IV y su caída el 19 de marzo de 1808, como producto de la traición de Fernando VII, su hijo, en confabulación maquiavélica e intrigas palaciegas entre las que se encuentra el querer emparentar con un familiar de Bonaparte, que desembocaría en la Conjura del Escorial y el Motín de Aranjuez.
Mientras todo eso ocurría en España, en la Nueva, las cosa no eran mejor.
Francisco Primo de Verdad, al saber sobre la invasión de España por las tropas francesas de Napoleon Bonaparte, y el cautiverio de la familia real, propuso junto con el regidor Juan Francisco Azcárate y el Abad de Guadalupe José Neye de Cisneros, que el Virrey José de Iturrigaray, convocara a todos los Ayuntamientos de la Nueva España a juntas en las que setratase el echo de formar un gobierno provisional apoyado en el pueblo. El argumento de Primo de Verdad, la falta de monarca hacia que la soberanía había vuelto al pueblo. Claro esta dando el reconocimiento a Fernando VII y a toda la ralea de los Borbones.
La aventura concluyo el 15 de septiembre de 1808, cuando se da el alzamiento del español Gabriel de Yermo, encarcelo a los conjurados y nombrando como nuevo Virrey a Pedro de Garibay. Para el 4 de octubre los españoles daban muerte el Lic. Primo de Verdad.
La Revolución iniciada la noche del 15 de septiembre de 1810 por Miguel Hidalgo y Costilla buscó la reivindicación de las clases sociales, con los ideales liberales de libertad e igualdad. Esta concluye en 1821 con la firma del Plan de Iguala y los Tratados de Córdoba, el primero fuente del partido federalista y el segundo del conservador.
La instauración del Primer Imperio Mexicano con Agustín de Iturbide deja claro el triunfo conservador, que después de once años, este movimiento logra finalmente la independencia económica, ahora los privilegios y el poder lo detentan los criollos. Quienes tendrían el acceso a los puestos de principal jerarquía en la nueva nación.
Ya no les importaba más la reivindicación de las demás clases sociales oprimidas. Un claro ejemplo de esto es cuando años más tarde, en 1824 en la Constitución de la primera República Federal, se dejan fuera las acciones para integrar a los grupos indígenas a la ciudadanía y se decide dejar ese trabajo al tiempo. Han pasado a la fecha 190 años, y esos grupos de ciudadanos aún carecen de los más elementales beneficios que por derecho les corresponden.
La revolución de independencia continuó durante 55 años por el poder; en los que liberales y conservadores alternándose en el gobierno centraron más su interés en poseerlo, que en estimular el crecimiento y desarrollo económico de la nueva nación.
Una historia de 55 años en los que la participación de las logias masónicas fue determinante en la vida política del país, escuelas de los primeros partidos políticos, la Yorkina con aquellos interesados en la instauración de una República Federal, identificados con los intereses de EEUU; y la Escocesa con los que propugnaban por una República Centralista e identificados con Europa, ambas corrientes hicieron pagar el precio de esos apoyos a todo el país, con guerras e invasiones que dejaron ver los intereses intervencionistas y de mercado de las potencias extranjeras.
Las clases sociales después de
1821, se pueden agrupar en empresarial, eclesiástica, oficialista, popular y
la pequeña burguesía intelectual1. La empresarial estaba constituida por
comerciantes, industriales, mineros y grandes hacendados. La clase
eclesiástica tuvo algunos cambios, por el predominio criollo y la
radicalización de ideas entre algunos de sus miembros. La clase oficialista
estaba formada por oficiales del ejército y por la burocracia. La república
iba a tener el ideal liberal de lograr un ejército profesional pequeño,
respaldado por la gran milicia. Los sueldos que recibían situaban a los miembros
del ejército en diferentes clases de la sociedad mexicana. Cada partido que
tenía el poder quería tener el apoyo del ejército.
La burguesía intelectual exigía
una verdadera transformación social, era la clase comprometida con el ideario
de justicia inicial de la Guerra de Independencia y que en este periodo esta
fuertemente centrada en abolir la esclavitud, suprimir fueros y privilegios de
la Iglesia y el ejército, establecer las libertades individuales y un congreso
representativo del pueblo.
La clase popular estaba constituida
por todos los que no formaban parte de las clases mencionadas es decir, la
mayor parte de la población: rancheros, indios, peones, trabajadores de las
minas, obreros, sirvientes, vendedores ambulantes, dulceros, voceadores de
periódicos, eloteros, lecheros, aguadores, etc. Esta clase representaba las
verdaderas condiciones del pueblo mexicano. Humboldt
El país, como las clases sociales
era de contrastes. Había suntuosos palacios, sus almacenes ostentaban
artículos de lujo: sedas, encajes, vinos, alhajas pero las calles tenían un
empedrado que apenas permitió rodar a los soberbios carruajes y estaban llenas
de inmundicias que despedían un olor irrespirable.
Las distracciones más populares
eran el juego de pelota, las peleas de gallos a las que era tan afecto SantaAnna y sobre todo las corridas de toros. Entre toda aquella gente tan
heterogénea había un poco de todo, ricos y pobres, cultos e ignorantes,
progresistas y tradicionalistas, racionales y supersticiosos.
Hubo dos repúblicas federales,
producto de Constituciones como la de 1824 y la de 1857, ésta última muy
avanzada en su momento, en la que se establecen los derechos del hombre, sus
garantías individuales y ascienden a rango constitucional las leyes de reforma
promulgadas hasta entonces, dirigidas principalmente a eliminar los fueros
eclesiásticos y militares. Sin embargo la inconsistencia política manifiesta
en ese periodo produjo también repúblicas centralistas con marcos legales arbitrarios
como Las Siete Leyes Constitucionales (1836) y las Bases de OrganizaciónPolítica de la Nación (1843), sustento de las dos dictaduras de AntonioLópez de Santa Anna, considerado en su momento como el único político capaz
de hacer frente a las crisis económica, política, social y presiones
extranjeras que asolaban al país; un líder político que tan bien estaba y
gobernaba bajo leyes conservadoras como bajo leyes federalistas. En esa guerra
fratricida va a haber 45 periodos presidenciales, definitivos e interinos; el
número de pronunciamientos se acerca a la centena.
La falta de un proyecto de unidad
nacional hizo del país presa fácil de invasiones extranjeras por parte de
Francia y Estados Unidos, el precio fue el establecimiento del Segundo Imperio
Mexicano con Maximiliano de Habsburgo, resultado de la guerra contra Francia y
la pérdida de una gran parte del territorio nacional al final del conflicto
con los EEUU. La constante amenaza de invasión, la crisis económica y los
disturbios sociales son parte de la vida cotidiana de México hasta la llegada
del Porfiriato.
El texto completo se puede ver en la dirección http://www.fca.unam.mx/docs/ensayos_bicentenario/entorno_social.pdf
FEDERALISMO O CENTRALISMO = ESPAÑOLES Vs CRIOLLOS EN PUGNA
Los actuales criollitos, tienen su génesis de desarrollo político en este ámbito y hoy los ritos de entrega son los mismos, ya sea entregando la banca y la generación de electricidad a los españoles, el petróleo y la economía a los norteamericanos en fin que los liberales de la República restaurada de Juarez, son ahora los neoliberales del PRI en amaciato abierto con los tradicionales conservadores de las cavernas del PANISMO a y claro los chuchos del PRD son los mestizos que renegando de la realidad han tomado partido con las causas de ambos en el PRIAN.
El movimiento revolucionario de 1810, había sido incubado por el odio interracial: entre españoles, criollos y ambos en contra del mestizaje. Esta situación traería en un primer momento que la independencia del país fuese inhibida de forma inmediata a los sucesos ocurridos en España en 1807, pero esta disputa entre españoles y criollos tendría uno de sus muchos antecedentes. La corona española de la testa de los Borbones había aumentado mucho los impuestos, lo anterior debido a las guerras en las que se había embarcado la corona española.
Según comenta Luis Villoro, en La Revolución de Independencia en la obra Historia General de México (COLMEX). "Las reformas administrativas introducidas a partir de 1786, por la Corona Española, con el establecimiento del aparato de intendencias, tendientes a reforzar y controlar mejor el sistema impositivo", así se explica en buena medida el conflicto entre españoles y criollos, ya que "con el establecimiento del aparato de intendencias, cuya función fue; reforzar y controlar mejor el sistema impositivo. Ya que los impuestos pesaban sobre todo en el sector con menor capacidad de acumulación de capital: hacendados, clero y la incipiente industria manufacturera. La reforma hacendaría reporto enormes dividendos a la Corona, cerca de diez millones de pesos se llegaron a embarcar anualmente a España por dicho concepto. A principios del siglo XIX, la Nueva España suministraba a la metrópoli las tres cuartas partes del total de sus ingresos de las colonias. La explotación colonial había llegado al máximo.
Uno de los grupos que más sufrió de esta sangría fue la iglesia y, con ella los hacendados e industriales que dependían de su crédito".
Uno de los grupos que más sufrió de esta sangría fue la iglesia y, con ella los hacendados e industriales que dependían de su crédito".
Origen de el por que 5 de febrero para las Constituciones de 1857, como de 1917. Según ...
Diego
Valadés / ¿Por qué el 5 de febrero?
Diego
Valadés
A José
Emilio Pacheco, una luz inextinguible.
El
miércoles 31 de enero de 1917 se llevó a cabo la última sesión del
Constituyente reunido en Querétaro. Dirigiéndose a Venustiano Carranza, el
presidente del Congreso dijo: "Ciudadano Primer Jefe: me es muy
satisfactorio haceros entrega en estos momentos de la nueva Constitución de
1857, reformada en esta ciudad...".
Días
después, el 5 de febrero, la Constitución fue promulgada. Hay quienes se
preguntan por qué se escogió esa fecha. El asunto no es una mera anécdota.
Repárese en la expresión del presidente del Congreso al referirse a "la
nueva Constitución de 1857". Era una declaración ambigua porque al tiempo
que aludía a una nueva Constitución, continuaba identificándola como la de
1857.
El
encabezado del decreto publicado el 5 de febrero de 1917 dice: "El
Congreso Constituyente... ha tenido a bien expedir la siguiente Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos que reforma la de 5 de febrero de
1857". Como dato significativo, no se interrumpió el orden de las
legislaturas iniciado a partir de ese año, por lo que la primera fue la de
1857-1861, la que se instaló el 1o. de mayo de 1917, conforme a la norma
queretana, fue la XXVII y hoy sesiona la LXII.
La
convocatoria emitida por Carranza indicaba que el Constituyente debía cumplir
con su cometido "en un periodo de tiempo que no excederá de dos
meses". En tanto que quedó instalado el 1o. de diciembre de 1916, tenía
que concluir como más tarde el 31 de enero siguiente.
El
momento para publicar la Constitución fue discutido el 24 de enero, y ahí se
sugirió que se hiciera el 5 de febrero, para "no romper la tradición
histórica" y porque "hemos dicho ya que este Congreso Constituyente
en realidad no ha venido a hacer otra cosa sino a reformar la Constitución de
57". El asunto de la fecha nos remite, por ende, al siglo XIX.
Se ha
querido hacer creer que la promulgación el 5 de febrero de 1857 tuvo un sentido
religioso, relacionado con la festividad de san Felipe de Jesús; esto es
inexacto. La convocatoria para el Constituyente fue expedida el 17 de octubre
de 1855 y en ella se determinaba que sus funciones durarían un año a partir de
la fecha de su instalación. Después del proceso electoral el Congreso inició
sus labores el 17 de febrero de 1856 y se disolvió exactamente un año después,
cuando ya había sido promulgada la Constitución.
Las
razones para hacerlo el 5 de febrero fueron de carácter político, no religioso.
En la sesión del 14 de noviembre de 1856 el diputado Melchor Ocampo recordó que
el plazo para terminar las sesiones vencía el 17 de febrero siguiente, y que el
atraso en las deliberaciones exigía apresurar el ritmo y trabajar incluso los
sábados. La propuesta fue aceptada. El 28 de enero, acercándose el final de las
labores, el también diputado liberal José María Mata planteó que el Congreso se
declarara en sesión permanente.
El país
estaba en ebullición. El diputado Isidoro Olvera expuso la situación del país:
"la reacción cunde en la Sierra [de Puebla], [Tomás] Mejía sigue
propagando la guerra civil, [José María] Blancarte acaba de aparecer en Tepic.
En tales momentos nada más digno del Congreso que apresurarse a dar al pueblo
una bandera en cuyo torno se agrupen los ciudadanos para defender la libertad a
la hora del conflicto. Esa bandera no puede ser más que la Constitución".
Mata
añadía que "los reaccionarios" hacían correr la voz de que "el
presidente de la república (Ignacio Comonfort) es el primer conspirador contra
la Constitución". La experiencia mostró que estaban en lo cierto y que el
apremio para concluir su obra era justificado. Como se aprecia, nada tuvo que
ver la supuesta coincidencia con el santoral católico.
Gracias a
la moción de Mata se aceleraron los trabajos del Congreso. El 31 de enero se
leyó la minuta de la Constitución y en la sesión del 3 de febrero quedó aprobada,
fijándose el jueves 5 para llevar a cabo la firma y el juramento. Ese par de
días se debió a cuestiones protocolarias.
Los
constituyentes de Querétaro decidieron honrar la fecha en que nació el
constitucionalismo liberal mexicano. La festividad cambió en 2006 porque los
imperativos del mercado y del fomento turístico prevalecieron sobre las razones
cívicas. La Ley del Trabajo dispone que se descanse el primer lunes de febrero,
aunque no coincida con el momento histórico del acontecimiento. Espero que se
rectifique y que el 5 vuelva a ser el día de la Constitución.
Lo que queda de la Constitución
Por Diego Valadés
Conforme pasa el tiempo la estima por la
Constitución sigue a la baja. De haber sido una norma respetada por su
significado social e histórico, hoy presenta un aspecto desordenado y asistemático
cuya multiplicidad de estilos va de la elegante prosa de Jaime Torres Bodet en
el artículo 3o., a la jerga tecno burocrática de muchas otras adiciones.
En los 97 años de su vigencia, la
Constitución ha sido objeto de 216 decretos reformadores. El sexenio más parco
fue el de Adolfo Ruiz Cortines: uno solo, para otorgar a las mujeres el derecho
a votar. El mayor número corresponde al gobierno de Felipe Calderón: 35
decretos. Hasta ahora su más cercano "competidor" es Vicente Fox, con
18, al que sigue Luis Echeverría, con 14. Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz
Ordaz publicaron 7 cada uno. El gobierno actual ya cuenta con 11.
Durante las seis primeras décadas de la
Constitución la técnica seguida para su reforma se ajustó a un modelo de
concisión. Este estándar comenzó a variar conforme el sistema político se fue
haciendo plural. En el periodo de la hegemonía nada se negociaba; fue a partir
de 1977 cuando las fuerzas políticas exigieron la inclusión de detalles que las
pusieran a resguardo de lecturas desventajosas. Esta tendencia se acentuó por
la desconfianza en ascenso y tanto los gobernantes como sus opositores
impusieron reglas cada vez más minuciosas. El resultado fue que para construir
la democracia electoral se minó la democracia institucional, pues la abundancia
de pormenores reduce los márgenes interpretativos de la jurisprudencia y la
labor adaptativa de la legislación ordinaria.
La Constitución se ha transformado en un
contrato entre los agentes políticos, lleno de particularidades circunstanciales.
Al cabo de numerosas adiciones redactadas con ese estilo se ha desembocado en
un articulado farragoso, ajeno a las funciones de una norma suprema. Se procuró
que cada acuerdo entre los partidos perdurara como norma sin advertir la
paradoja de volver efímera a la Constitución. Para hacerse una idea de lo que
esto significa hay que tener presente que a los revolucionarios de Querétaro
les bastaron 22 mil palabras para innovar el constitucionalismo contemporáneo,
mientras que las modificaciones aprobadas el año pasado contuvieron 13 mil, sin
contar sus abundantes transitorios. Hoy la Constitución se acerca a las 64 mil
palabras; la desproporción es evidente.
Veamos otro ángulo: ¿qué subsiste de 1917?
De los 136 artículos constitucionales, 29 siguen intocados. En su mayoría se
trata de disposiciones secundarias, como la prohibición de títulos nobiliarios,
obvia en una República; la extensión de Nayarit, innecesaria en una
Constitución, o la obligación de publicar las leyes federales en los
Estados, inútil desde hace tiempo. Otras,
las menos, son relevantes y una es central: el artículo 39, según el cual la
soberanía "reside esencial y originariamente en el pueblo [el que] tiene
en todo tiempo el derecho inalienable de alterar o modificar su forma de gobierno".
Esos 29 artículos no modificados equivalen
al 21% de los preceptos, pero su número de palabras, 1,687, corresponde a sólo
el 2.4% del texto actual de la Constitución. Esto es lo que permanece de 1917,
además de otras cuantas líneas en medio del palabrerío adicionado.
Aplaudo que se actualice la Constitución
aunque no la forma de hacerlo. El artículo 57 tiene 6 vocablos desde hace casi
un siglo, mientras que el 122 comenzó con 51 palabras y ahora alcanza las
3,162. Después de los cambios recientes el precepto de mayor longitud es el 27:
3,537 palabras. Sumadas estas dos disposiciones se acercan a la extensión de la
Constitución de Estados Unidos y de todas sus enmiendas en más de dos
centurias.
De la admirada obra queretana apenas quedan
sus vestigios. Como Constitución histórica, ya no existe; como norma
sistemática, tampoco. Mal redactada y peor estructurada, no es siquiera un
modelo democrático. De 1917 se mantiene lo más objetable: el poder presidencial
muy concentrado, propuesto por Venustiano Carranza como una medida temporal
para permitir que se formara una nueva clase política, se organizaran los
partidos y se institucionalizara la lucha electoral. Estos objetivos ya se
alcanzaron pero la vieja decisión subsiste, ahora como arcaísmo. Lo provisional
es de lo poco que se volvió perenne.
No hace falta preguntar hacia dónde vamos,
porque ya hemos llegado: ningún Estado puede ser mejor que la Constitución que
lo rige.
@dvalades
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La revolución conservadora
Jorge Volpi
16 Feb. 14
Entre noviembre de 1989 y diciembre
de 1991, un parpadeo en términos históricos, el bloque comunista que durante
casi medio siglo amagó a las naciones capitalistas se desmadejó por completo,
acabando con el mayor experimento de planificación social de la historia
moderna. Si bien aquel brutal e insólito hundimiento se debió
preponderantemente a causas intestinas -se trató más una implosión que de una
derrota-, los conservadores encabezados por Reagan y Thatcher se arrogaron la
victoria, como si ellos hubiesen sido los responsables de la eclosión.
Valiéndose de esta engañosa
legitimidad, sus seguidores no dudaron en copiar los métodos de sus enemigos y,
aferrados a una ideología tan inamovible como la que habían combatido,
emprendieron una revolución destinada a liquidar no ya los últimos resquicios
de autoritarismo que quedaban en el orbe -tarea a fin de cuentas secundaria-
como a despedazar las conquistas que, a lo largo de la Guerra Fría, la izquierda
democrática había conseguido en su propio campo. Destruido el rival que se
jactó de ofrecer una sociedad sin clases, los conservadores -irónicamente
llamados neoliberales- se consagraron a expulsar de la agenda pública la
igualdad y la solidaridad que se habían convertido en pilares del estado de
bienestar.
No sería hasta la gran recesión de
2008 que los resultados de esta apuesta quedarían a la vista. La ortodoxia
económica decretada por los conservadores que consiguió la desregulación de los
flujos de capitales, la liberalización del comercio y una severa regulación del
mercado laboral internacional, sumada a los nuevos instrumentos financieros
complejos y a las directrices de la tecnología más moderna, generó una de las
mayores catástrofes de los últimos tiempos, en la cual millones perdieron sus
empleos o sus viviendas y vieron descender su nivel de vida a rangos de la
posguerra, al tiempo que unos cuantos ejecutivos y políticos se enriquecían sin
medida.
A partir de este escenario plagado de
engaños, falsas interpretaciones y lugares comunes, el escritor español José
María Ridao ha trazado uno de los retratos más lúcidos -y desoladores- de
nuestra época. En La estrategia del malestar (2014), Ridao no cesa en su empeño
de desvelar los resortes que movieron a políticos e intelectuales a lo largo de
estos años turbulentos, exponiendo su hipocresía o su torpeza y exhibiendo los
sofismas -o las mentiras- con que enmascararon sus intereses. Del fin del
bloque soviético a los atentados a las Torres Gemelas y de las guerras de
Afganistán e Irak a la caída de Lehman Brothers, Ridao enhebra reflexiones con
anécdotas específicas -una joya: la olvidada burbuja económica albanesa de 1997
que tanto preludia a la reciente crisis global- para desmontar las consignas disfrazadas
de argumentos y las visiones sesgadas que se fundan más en esa ideología que se
quiso presentar como liquidada que en los hechos.
En La estrategia del malestar, Ridao
muestra cómo los conservadores se adueñaron perversamente del término
liberalismo en su estrategia de disminuir a toda costa el poder del Estado, al
tiempo que publicitaron la idea de que la izquierda se hallaba sumida en una
profunda crisis -hasta que la propia izquierda terminó por creerlo. Por ello,
Ridao afirma que "la izquierda democrática no debía estar al asalto
político de ninguna fortaleza, sino defendiendo esa fortaleza del asalto
político de los conservadores". Por fortuna, Ridao no se conforma con
denunciar las trampas de los conservadores -y los liberales que apoyaron su cruzada-,
sino que señala las incongruencias de todo el espectro político, desde los
socialistas que, amagados por la derecha, se sumaron a la agenda económica
neoliberal, hasta los partidos de centroderecha que, hostigados por los nuevos
populismos, abrazaron sus odiosas causas.
Al término de La estrategia del
malestar, uno no puede terminar más descorazonado al constatar que una época
que se abrió en 1991 como idónea para extender como nunca los valores de la
Ilustración -la libertad y la igualdad-, terminase sepultada en medio de
guerras injustas (Irak), justificaciones de la tortura (el waterboarding),
limbos jurídicos (Guantánamo), recorte de derechos (para los extranjeros),
nacionalismos ramplones, servicios sociales destruidos (por ejemplo en España o
Grecia), dobles raseros (uno para los aliados, otro para los demás) que dieron
lugar, en fin, a sociedades marcadas por la injusticia y la falta de
solidaridad.
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