martes, 7 de agosto de 2012

ELECCION FRAUDE DOCUMENTADO: LA BURGESÍA EN MEXICO NO TIENE MADRE...pues la mayoria ya son ancianos


LA ÉLITE DEL DINERO, EN EL ESCENARIO POSELECTORAL

En un desplegado difundido ayer(lunes 6 de agosto de 2012), el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios (CMHN) –que agrupa a los propietarios de las empresas más poderosas del país– afirma que ya son dos las elecciones presidenciales en las que los partidos que representan a las izquierdas alegan fraude porque el resultado fue contrario a sus intereses, y los acusa de crear un ambiente de intemperancia y de alentar acciones que afectan al público y a empresas como Soriana, en alusión a los actos de protesta y a las condenables agresiones en contra de dicha cadena de supermercados, vinculada con la presunta compra de votos en favor de la campaña presidencial del candidato priísta, Enrique Peña Nieto.

Aunque el presidente del CMHN, Claudio X. González, afirmó ayer que la intención del organismo es defender a la referida compañía, el pronunciamiento adquiere una significación distinta, en la medida en que se realiza en medio de un proceso electoral todavía inconcluso y cuando siguen acumulándose pruebas e indicios de que la pasada elección distó de ser ejemplar: se presenta ante la opinión pública como una más de las voces que presionan al Movimiento Progresista y a su candidato, Andrés Manuel López Obrador, para que desistan de sus reclamos de transparentar los pasados comicios presidenciales.

Por añadidura, el referido desplegado puede resultar muy conveniente para los actores políticos que han venido presionando al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para que acelere el proceso de validación de la elección y declare presidente electo al aspirante priísta lo antes posible. Dicha circunstancia configura un ambiente poco propicio para el correcto desempeño del órgano jurisdiccional y pone en entredicho las aseveraciones de algunos de sus integrantes de que se estudiará a fondo todas las pruebas presentadas por la coalición partidista de las izquierdas, y que la calificación de la elección será transparente y ajena a presiones.

Más allá de las formas, el pronunciamiento del CMHN reviste aspectos cuestionables en el fondo, pues insinúa que la inconformidad de López Obrador y su entorno social de apoyo ante los resultados de las pasadas elecciones equivale a crear un ambiente de intemperancia y a alterar el estado de derecho, y los responsabiliza, en particular, de la crispación y la animadversión generadas en torno a Soriana, sin que hayan hasta el momento pruebas contundentes al respecto.

Al respecto, cabe insistir que el rumbo de acción elegido hasta ahora por el tabasqueño ha consistido en recurrir y agotar los cauces institucionales en materia electoral, y que su apego a la legalidad ha sido reconocida incluso por organismos empresariales de los que no cabe suponer simpatía alguna por el candidato de las izquierdas, como la Confederación Patronal de la República Mexicana.

Si el celo por la vigencia del estado de derecho manifestado por el CMHN en su comunicado es genuino, ese organismo tendría que ser uno de los principales interesados en demandar que la ley se respete a plenitud –empezando por los preceptos que demandan la realización elecciones limpias, libres y competidas– y que se esclarezcan y sancionen adecuadamente los indicios de prácticas ilícitas en materia electoral. En cambio, con posturas como la comentada da la impresión de que la élite empresarial del país reclama una aplicación selectiva y parcial de la ley, en el mejor de los casos, o de que busca, en el peor, erigirse como actor de inequidad electoral y distorsión democrática, tal como ocurrió en los comicios de hace seis años.



Disfrutemos la lectura de este tu blog con un momento musical de la gran artista

 "Chavela Vargas"
Las Simples Cosas 
"Chavela Vargas"
Se me Hizo Facil 
"Chavela Vargas"
Quisiera amarte Menos 

"Chavela Vargas"
"Fallaste Corazón"
"Chavela Vargas"
1968
"Chavela Vargas"
Volver
"Chavela Vargas"
Luz de Luna 
ENTERRANDO LO ÚLTIMO DE UNA EPOCA EN MÉXICO 
UNA ARTISTA DE CULTO.

“Chavela Vargas”

Nació el 17 de abril de 1919 en San Joaquín de Flores, Costa Rica; nacionalizada mexicana. Hija de Herminia Lizano y Francisco Vargas. Dio sus primeros pasos en la canción en Costa Rica país donde creció. Partió a los 14 años sola y se identificó con el México de los años 50. Huía de los rumores en un pueblo que no entendía que una mujer usara pantalones y de un país que no supo, según ella, valorar su talento. 

En México desempeñó varios oficios "Vivía en una azotea de un edificio, bañándome en el baño de las criadas, vendía cositas y cantaba. Una señora me prestó un coche y pusimos una agencia de criadas, y yo, en el cochecito, llevaba a las muchachas a las casas y ganaba dos pesos por cada una", hasta que apareció la oportunidad que le hizo tropezar con la fama: el tema Macorina, una canción de rebeldía del siglo XVII que ella interpretó con sus propios arreglos. Chavela Vargas sorprendió por su actitud desafiante y su apuesta radical, no sólo fue su apariencia la que se saltaba las reglas establecidas, sino que musicalmente prescindió del mariachi, con lo que eliminó de las rancheras su carácter de fiesta y mostró al desnudo su profunda desolación.

Eran épocas en las que paseaba con Agustín Lara, es musa y amiga de Juan Rulfo , vivía con los pintores Diego Rivera y Frida Kahlo y cenaba grandes dosis de tequila. Llegaron los discos y melodías como La Llorona, Somos, Luz de luna o Canción de las simples cosas.



Con el tiempo, la artista estuvo durante 12 años alejada de la canción, de los escenarios y casi de la vida, por culpa del alcoholismoMientras que su vida en México era desastrosa. "Estrenaba un coche el viernes y el lunes ya no tenía nada, me emborrachaba y me iba a cantar por las calles. Yo tomaba tequila, todo me lo tomé, por eso no quedó nada allá". La mexicana graba más de 40 discos -entre propios y ajenos, para los que prestó la gravedad de su voz- y protagonizó casi mil conciertos.

En su regreso dijo: "Salí de los infiernos, pero lo hice cantando". Una leyenda habla de disparos de pistolas, de chicas secuestradas en su caballo blanco, brioso, por el paseo de Insurgentes. 



"Eso no hay que creérselo, monto a caballo, amo los caballos, pero el de mi leyenda era en realidad un Alfa Romeo blanco, y nunca secuestré a nadie. Yo he tenido que luchar para ser yo y que se me respete, y llevar ese estigma, para mi es un orgullo. Llevar el nombre de lesbiana. No lo voy presumiendo, no lo voy pregonando, pero no lo niego". La fragilidad de su estampa, chiquita, delgada, ajetreada. Por su arrugada figura de no más de 53 kilos dejaron su huella los 40 mil litros de alcohol, que, según un cálculo de su hermano, ella bebió a lo largo de 78 años años. "Un día, estábamos de viaje por Acapulco y a él se le dio por sacar la cuenta de lo que había tomado, por pelos y señales. Y lo cierto es que el número, aunque elevado, no me asustó. Todo tiene un para qué en la vida. Y por algo habrá sido, y yo sé que por algo fue, pero me lo reservo." 

Chavela Vargas volvió a cantar a principios de los noventa.



Manolo Arroyo la redescubrió en El Hábito, en Coyoacán, donde cantaba, y la llevó a España. A partir de ahí, el éxito. El director español Pedro Almodóvar le dio la bienvenida y le ofreció participar en su producción La flor de mi secreto. A partir de ese momento, los títulos y reconocimientos mundiales dan alegría y fe a su trayectoria musical. Fue intérprete de cabecera para Joaquín Sabina Una calle de Burgos (España) lleva su nombre y ha recibido también en el mismo país el título de "mujer excelentísima". Para Chavela, España es: "Un país que me hizo su amiga en los años 80, abriéndome sus brazos y su juventud". Almodóvar, besó el suelo del escenario del Pabellón de Deportes del Real Madrid y pidió silencio a la audiencia antes de entregar a Vargas el Premio Latino de Honor. El Consejo de Ministros español le concedió la Gran Cruz de Isabel la Católica en el año 2000.

Conocida en México como "la Vargas". Ha actuado en importantísimos escenarios como el Olimpia de París, el Carnegie Hall y el Palacio de Bellas Artes de México. La cantante mexicana se despidió en octubre de 2006 de los escenarios con un concierto homenaje en Ciudad de México, tras cumplir medio siglo de carrera artística por miedo a perder su voz "No quiero que me vayan a ver solamente por ser una viejita simpática", aunque siguió colaborando en grabaciones junto a otros artistas como Miguel Bosè, Joaquín Sabina, Ana Belén y Armando Manzanero. 

En 2004, presentó el disco En Carnegie Hall. Durante 2009, con motivo de su 90 aniversario, el Gobierno de la Ciudad de México le rindió un homenaje nombrándola ciudadana distinguida. En diciembre de 2009, en coautoría con María Cortina, se presenta el libro Mis verdades, que narra a modo de entrevista, los acontecimientos más trascendentes de su vida. 

Chavela Vargas falleció en Cuernavaca, Morelos, México, 5 de agosto de 2012. 


Algunas de sus canciones:

La Llorona 
Luz De Luna 
Toda Una Vida
Cruz De Olvido
Macorina 
Vámonos
Zandunga 
Las Simples Cosas 
Corazón Corazón 
La Noche De Mi Mal 
En El Ultimo Trago 
La Churrasca 
Quisiera Amarte Menos 
Volver Volver.
UN COMERCIAL Y UN CAFE
HAS CLIK EN EL ENLACE DE CARLOS FAZIO Y RATIFICARAS CON DATOS LO QUE YA SUPONIAS


CANCION DEDICADA A NUESTROS LECTORES 
UN MUNDO RARO 



DE REGRESO AL MUNDO AL REVES O LO QUE DIRIA UNA GALLINA PONEDORA: A LOS EMPRESARIOS DE MEXICO,
 !NO HAY GUEVO QUE LES ACOMODE¡


EPIGMENIO IBARRA, Escribió la  columna que a continuación transcribimos, para el "mugréro milenio diario" y como  era obvio los periodiqueros, marín y leyva, pues no lo publicaron. Nosotros diríamos que la culpa no la tiene el indio sino quien lo hizo compadre, pero en fin Don Epigmenio, aquí en Temas si le publicamos lo que verdaderamente cuenta que es la inmejorable reflexión, a la que nos lleva en su columna censurada.

¿Por qué hemos de aceptar la imposición?
Epigmenio Ibarra 

Muy caro pagó el país haber aceptado que, luego de unas elecciones viciadas de origen, llegara al poder Felipe Calderón Hinojosa.


Rasgaron entonces sus vestiduras los medios, las buenas conciencias, los poderes fácticos. Quienes resistimos fuimos tachados, como hoy, de necios, de resentidos, de revoltosos.
Al final, “haiga sido como haiga sido”, se instaló en el poder un hombre que no fue elegido por la mayoría de los ciudadanos. Al final, la democracia mexicana sufrió un golpe casi mortal.

Solo la tenacidad de Andrés Manuel López Obrador la mantuvo con vida al conducir la resistencia dentro de los límites de la legalidad institucional.

Como Cuauhtémoc Cárdenas, en el 88, López Obrador no cayó en la tentación de promover la insurrección. Puso al país y a la paz por encima de sus intereses personales y partidarios.

Fue, paradójicamente, el que lo tachaba de ser “un peligro para México”; Felipe Calderón el que ensangrentó a México.
Para legitimarse lanzó al país a una guerra insensata contra un enemigo que, hoy, está más fuerte que nunca.

¿Vamos a permitir que suceda otra vez?

¿Cuál será el costo que deberemos pagar los mexicanos si llega al poder, pese a todas las irregularidades en el proceso electoral, Enrique Peña Nieto?

¿Por qué —me pregunto— debemos aceptar la imposición?

Aunque Peña Nieto lo niegue y los medios nacionales, salvo honrosas excepciones, lo callen, lo cierto —y sobran las evidencias— es que el PRI realizó una gigantesca operación de compra de votos.

Luego de excederse en los límites legales de gasto de campaña el PRI y Peña Nieto consideraron que al bombardeo propagandístico había que reforzarlo comprando los votos de centenares de miles, quizá de millones de mexicanos.

Fue tan grande la operación que no pudieron borrar sus huellas.

Huellas que la autoridad se niega a seguir, pese a que, quizá, se configuren ahí otra serie de delitos (lavado de dinero, asociación delictuosa) pero que los ciudadanos no perdemos de vista.

Nunca antes tantos millones habían observado, como lo hicieron hoy, articulando sus esfuerzos a través de las redes sociales, una elección.

Nunca antes se habían acumulado tal cantidad de videos, testimonios, fotografías que documentan la compra del voto.
Nunca habían circulado tan profusamente dichas evidencias y jamás habían sido conocidas por tantos millones de personas.
De las redes esta información ha saltado a las páginas de la prensa internacional. Hoy mandatarios extranjeros que se apresuraron a reconocer a Peña Nieto se ven exhibidos por esos medios.


Cayeron estos mandatarios víctimas de la operación montada por Josefina Vázquez, Gabriel Quadri, Leonardo Valdés, presidente del IFE, y Felipe Calderón.
Haciendo caso omiso de las denuncias y con un margen ínfimo de votos contados, estos personajes, con el apoyo de la tv, dieron por buenas las elecciones y por ganador a Peña Nieto.

De inmediato comenzaron a circular las acusaciones y amenazas; las burlas y descalificaciones contra López Obrador y contra los que lo apoyamos.

“No sabe aceptar la derrota”. “Otra vez se plantará en Reforma”, comenzó a escucharse en radio y tv, mientras el tono histérico de los “analistas” iba en ascenso.

Olvidan quienes se burlan o condenan la resistencia a la imposición que impugnar las elecciones es un derecho y que, habida cuenta de las irregularidades registradas, es un deber ciudadano.
La derrota no la ha sufrido López Obrador. Los derrotados hemos sido todos nosotros, hayamos votado por él o no. La derrotada es, otra vez, la democracia mexicana.

Se han burlado de nuevo de nosotros esos que durante décadas hicieron del fraude y la corrupción el sello distintivo de la “democracia” en nuestro país.

Al pasado nos encaminamos desde la misma campaña electoral y en el pasado nos instalamos cuando miles de ciudadanos fueron coaccionados, chantajeados, comprados.

En el pasado comenzamos a vivir cuando periódicos y canales de tv hicieron de las encuestas un instrumento para torcer la voluntad ciudadana, creando la percepción de que la elección estaba decidida.

Con una disculpa quieren hoy medios y encuestadoras cerrar el caso. Como si no hubieran metido las manos en el proceso electoral; como si no tuvieran que dar cuenta de sus actos.
Se le ha robado, a esos que se vendieron, su dignidad. Aprovechándose de la miseria, por unos pesos, doblegaron su voluntad; los humillaron.


También nosotros fuimos humillados. También nuestra dignidad ha sido pisoteada.

Callar, en estas condiciones, es conceder y conceder es traicionar.

Nunca llamé, nunca llamaré “presidente” a Felipe Calderón. Tampoco puedo hacerlo con aquel que, como Peña Nieto, pasando encima de la ley, atropellándonos, quiera sentarse en la silla.

No debe ser la tv, no debe ser el dinero el que decida quién habrá de gobernarnos. Solo con los votos mayoritarios; libremente emitidos, escrupulosamente contados, puede alguien acceder al poder.

No podemos, so pena de perdernos, de hacernos cómplices de un crimen de lesa democracia, permitir la imposición sin pelear, dentro del marco legal y de forma pacífica, con denuedo y determinación.

Nos lo debemos. Se lo debemos a nuestros hijos. A este país ensangrentado y roto que debemos rescatar y cuya democracia debemos construir.


MIENTRAS LOS EMPRESARIOS IMPONEN LA AGENDA POLITICA DEL PAIS Y QUE PASA CON LOS RECHAZADOS Y LA EDUCACIÓN EN MEXICO 
 


RICARDO MONREAL

LA BURLA


El pasado fin de semana la SEP organizó la “Feria de la Educación Superior Más Opciones”, con el fin de presentar alternativas de inscripción a los 250 mil estudiantes que fueron rechazados en la UNAM, el IPN y la UAM.

El evento fue en realidad un tianguis o “mercado sobre ruedas”, orientado a promover la matrícula de educación de las universidades privadas, con ofertas y rebajas en las cuotas de inscripción y en las mensualidades, muy alejado de lo que esperaban los jóvenes: espacios de calidad en el sistema público.

Este “domingo de plaza” pinta de cuerpo entero en lo que se ha convertido la secretaría que alguna vez fue timbre de orgullo nacional e internacional, no solo por la visión social de sus responsables (José Vasconcelos, Jaime Torres Bodet y Jesús Reyes Heroles, entre otros), sino por la revolución educativa que alguna vez nació en esa dependencia: de motor de la educación pública de calidad a gerencia de ventas de la educación privada.

Las crónicas describen el enojo, la decepción y la ira que este evento generó en miles de jóvenes al resultar burlados en sus aspiraciones y esperanzas personales. La educación privada por supuesto que es una alternativa de educación y preparación; lo que no es opción es que la SEP privatice su visión y función pública como ente rector y regulador de la educación que se imparte en México.

El país vive el cruce de dos sucesos altamente disruptivos en términos sociales: por un lado, el rezago de la oferta educativa a nivel superior (no solo en términos de instalaciones físicas, personal académico y métodos pedagógicos, sino en cuestiones como los paradigmas educativos, la tecnología educativa y la educación a distancia); por el otro, el desplazamiento de una burbuja juvenil en la pirámide demográfica que presiona como nunca la demanda de educación, trabajo, salud y seguridad social.

En pocas palabras, nunca como hoy han existido tantos jóvenes demandando acceso a una educación de calidad, y nunca como hoy había existido un sistema educativo (público y privado) rezagado, atrofiado y desfasado de los requerimientos de una sociedad y un mundo en permanente transformación.

Desde hace dos décadas se habla del “bono demográfico”. Es decir, de la oportunidad histórica de contar con una población joven que impulse la economía y el desarrollo del país, generando el ahorro excedente que el país necesita para cuando empiece a envejecer.

Este bono dependía, sin embargo, de un abono: la educación. Ello implicaba construir la infraestructura educativa necesaria para atender a los jóvenes que hoy están literalmente en la calle sin educación, sin empleo y sin futuro. No se hizo la tarea y, en consecuencia, el país está inmerso en un círculo vicioso: al no educar a sus jóvenes el país renuncia a tener capital humano para el desarrollo; al carecer de capital humano, el país difícilmente crece; al no crecer, se agudiza la falta de recursos para atender la demanda educativa; y al no educar a los jóvenes, el bono termina inexorablemente en
“pesadilla demográfica”: más desigualdad, más pobreza, más inseguridad y más violencia.

La última universidad pública federal se construyó en 1978, la Universidad Pedagógica Nacional. Desde entonces, por misión y por comisión, el sector privado ha crecido para atender parte de la demanda educativa en el nivel superior. Pero la privatización tampoco ha sido la solución. La cobertura ha decrecido de manera sistemática. Hoy existen 10 millones de jóvenes de 19 a 23 años que debían estar estudiando, y solo lo hacen 3.5 millones. Una cobertura de 33%, cuando Cuba tiene cobertura al 100%, Venezuela 79%, Argentina 69%; Uruguay 64; Chile 52; Panamá 45; Ecuador 42; Bolivia 38; Brasil y Perú 35.
Del abandono educativo juvenil son responsables los últimos gobiernos del PRI y los dos del PAN. Como en otras áreas de la vida pública, la alternancia sin alternativa que es el PRIAN, empeoró, no mejoró la educación superior. Al abandonar la educación superior como una prioridad de política pública, el PRI lumpenizó a los jóvenes: es decir, los condenó a la informalidad económica, a la emigración ilegal o a la delincuencia. El PAN por su parte, los criminalizó: prefirió invertir en cárceles de alta seguridad donde mantener recluido a un joven cuesta 18 mil pesos al mes, que en universidades públicas de educación superior, donde sostener a un estudiante cuesta 6 mil pesos mensuales.
La izquierda fue la única que realmente presentó un proyecto integral de educación superior en la pasada campaña presidencial (más infraestructura educativa, prioridad a la ciencia y a la tecnología, educación a distancia, vinculación empresa-universidades, becas universitarias, apoyos laborales, seguro social, etcétera). Nada qué ver con la visión de administrador de tianguis que afloró en el “domingo de mercado” organizado por la SEP, y que causó la ira y decepción de miles de jóvenes.Jornada es cínica y torcida.


Más de Porfirio Muñoz Ledo

07 de agosto de 2012

A pocas semanas de haber escuchado engolados o escuetos compromisos en materia educativa a lo largo de la campaña electoral, nos topamos con la realidad: la dramática falta de cupo en la educación superior, suma y síntesis de un drama nacional al que deben hacer frente ahora mismo los partidos y dirigencias que incurrieron en las promesas. El empleo emergente del poder presupuestal que entre todos detentan.


La mayor utopía de nuestro país, desde el arranque de su vida independiente, ha sido la redención del pueblo a través de la educación. Morelos definió esa voluntad colectiva de la siguiente manera: “la instrucción, como necesaria a todos los ciudadanos, debe ser favorecida por la sociedad con todo su poder”. Sin embargo, pocos empeños hemos tenido en esa dirección que hayan sido animados por la grandeza y coronados por el éxito.


La espina dorsal del pensamiento liberal fue el combate al oscurantismo por medio de la ilustración. Los conflictos internos, las invasiones extranjeras y las carencias institucionales frenaron durante más de medio siglo los proyectos de transformación nacional. No fue sino hasta el año de 1867 cuando Benito Juárez plasmó en la Ley Orgánica de la Instrucción Pública el carácter laico, obligatorio y gratuito de la educación primaria.

Tal propósito demoró más de 100 años en materializarse. Gracias al lúcido entusiasmo de Jaime Torres Bodet logró establecerse en el año de 1959 un compromiso presupuestal de carácter multianual —el Plan de Once años para la educación primaria— que a su término satisfizo esa necesidad con más de 90% de cobertura. En la lógica de la expansión continua de la escolaridad, debió haberse adoptado de inmediato la secundaria obligatoria, medida que fue frenada durante años por la derecha gubernamental, cómplice a su vez de la insuficiencia fiscal.
El Plan Nacional de Educación adoptado en 1977 bajo el impulso de quien esto escribe y enterrado al año siguiente formalizó esa demanda y planteó la ampliación consistente de los niveles superiores. No obstante, fue hasta 1993 que la Constitución consagró el carácter obligatorio de la escuela secundaria cuyo cumplimiento ha sido penoso, ya que apenas la mitad de los estudiantes mexicanos que inician el ciclo escolar lo concluyen.
Por lo que hace a la educación media superior, si bien en las estadísticas oficiales ofrecen el registro de que se tiene dos tercios de cobertura, el hecho es que menos de 30% de los jóvenes de 18 años la concluye: ello determinó, tras un arduo debate en la presente legislatura, que se estableciera la cobertura universal del bachillerato a nivel constitucional. Sin embargo, en lamentable regateo con la tecnocracia, se permitió por un artículo transitorio un término de 10 años para su cumplimiento.
Diría Keynes que en el plazo largo todos estaremos muertos, sugiriendo así los apremios de la temporalidad política. Resulta inexplicable que, habiendo estallado la bomba social que representan los “ninis”, no se adopten medidas de emergencia para la expansión de la educación pública. Recordemos además que un sitio en el sistema educativo tiene un costo siete veces menor que una plaza en la economía formal.
Actualmente la matrícula de los colegios de educación superior es de 28% de la población de 19 a 23 años de edad, es decir, que de los 9.1 millones de jóvenes con edad para cursarla menos de un tercio acuden a las aulas. El incremento de la demanda real del servicio ha determinado más de 100 mil estudiantes rechazados tan solo en el área metropolitana por las grandes instituciones de educación superior (UNAM, UAM e IPN). Las soluciones alternativas son precarias en número o impagables para los estamentos pobres.
Nada más corrosivo que la demagogia. Si los actores políticos tuvieran un mínimo de congruencia, debieran convocar a las instituciones nacionales de educación superior para determinar una ampliación presupuestal inmediata que permitiese acoger, a comienzos del año próximo, a los estudiantes que no tuvieron espacio en el sistema.
Las ofertas diferidas —tanto como las promesas incumplidas— suelen estar en el origen de las grandes revueltas. Serenar al país significa sobre todo atender con prontitud y pertinencia los problemas que lo desbordan.

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