martes, 6 de diciembre de 2011

LAS HIJAS TARADAS DE LA SOCIEDAD CONTEMPORANEA

ESTA PAGINA ESTA EN ESTOS MOMENTOS EN CONSTRUCCIÓN LE INVITAMOS EN UNAS HORAS MÁS A SU LECTURA INCLUIDO PEÑA NIETO 


MIENTRAS LES DEJAMOS ALGUNOS COMENTARIOS SOBRE "EL DISLATE", SEGUN NIETO




LIBRERIAS PEÑA NIETO 


Si Maquiavelo escribió El Prinicipe -quien escribió El Principito? - Maquiavelito?







Me gustan todos los de Gael Garcia Marquez 






Le gustan las obras de Shakespeare? Me gustan mas las de su hijo Shakespirito 



Mi abuela me decía: si no lees, cuando crezcas vas a dar pena nieto...






DEMAGOGIA Y DEMOCRACIA LAS HERMANAS TORPES DE LA CIENCIA Y LA RAZÓN

La demagogia es una práctica política que apela a los sentimientos y las emociones de la población para ganarse su apoyo. A través de la retórica, el demagogo busca incentivar las pasiones, los deseos o los miedos de la gente para conseguir el favor popular.

Por ejemplo: “Este país ya ha sufrido muchos años de demagogia”, “Le diría al señor gobernador que deje la demagogia de lado y empiece a resolver los problemas de la gente”, “Si quieres conseguir un favor de jefe, tienes que entregarte a la demagogia y halagar todas sus decisiones”.

Muchos analistas consideran que la demagogia es una degeneración de la democracia. Ciertos gobernantes que acceden al poder a través de elecciones libres (y que, por lo tanto, fueron elegidos por la mayoría de la población) lo hacen a través de concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los votantes.

En ese sentido, el candidato demagogo no se impone por su programa político o por sus propuestas, sino que es elegido por lograr incentivar algún tipo de sentimiento en las personas. Esta elección, por lo tanto, no es racional.
En última instancia, la demagogia permite atraer las decisiones de los demás hacia los intereses propios a partir de la utilización de falacias o mentiras. La manipulación de la información, los datos fuera de contexto y las falsas dicotomías también forman parte de la demagogia.

A propósito de la demagogia, dijo Peña Nieto en su perorata cantinflesca desatada en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara el pasado fin de semana, al respecto de la pregunta que le formularon sobre las tres lecturas o libros que hayan marcado su vida, responde rápidamente pensando en los votos católicos, “uno de los es la Biblia, confiesa que no la leyó toda, avanza carismático Gel Boy, apunta y dispara que en la adolescencia leyó uno de los libros que marcaron vida futura como político y fue “La Silla del Águila”, que además sin pensarlo dos veces atribuyo al jotin de derecha de Enrique Krause, ignorando por completo obviamente, que el libro lo escribió Carlos Fuentes y que se publico en mayo de 2003.

No tiene M…emoria ya que se le hicieron camote los nombres de los libros supuestamente leídos, así como los autores de los mismos. Siendo esto lo que la prensa amiga o enemiga destacaron dejando pasar por alto lo más relevante del Gazapo. Lo que muestra con claridad, que es un demagogo y que no es cosa menor ni su ignorancia y mucho menos su desfachatez al pretender hacerse pasar como un joven lector, ya que al indicar que “La Silla del Águila”, de Carlos Fuentes lo motivo en su ADOLECENCIA  a ser político. Veamos por que es mendaz hasta las cachas, si Quique Peña Nieto nació el 20 de julio de 1966, para el mes de mayo de 2003, fecha en que apareció publicada este mozuelo adolescente tenia 37 años, vaya con el adolescente, lo anterior indica que han transcurrido veloces ocho años en los que alcanzo la etapa adulta, que lo hace aspirar a ser el presidente de México y que de ribete es capas de “escribir” libros aún y a pesar de que según su confesión, lee sin recordar y vive olvidando cosas, como de que murió su primera esposa o quien dio las ordenes para reprimir luchadores sociales como en Atenco.

El gobernador del Estado de México mintió como estuvo acostumbrado durante su sexenio, por ejemplo con la puesta en marcha del tren suburbano se puede apreciar un transporte público semivacío y sobrante. El segundo piso o viaducto bicentenario el Periférico Norte, en horas pico. ¿La razón? los usuarios están utilizando esa otra vía, que llega apenas hasta Cuautitlán, prescindiendo del periférico y anticipan así la inutilidad e injustificable realización de su faraónica obra vial, que sólo afeará el horizonte urbano, claro, ha sido un mero capricho del “virrey-gobernador”

Nos parece que el problema que tratamos esta ubicado en una explicación de origen  y esta trata sobre las características intrínsecas e imánenles a los seres humanos, recomendamos el trabajo titulado México frente a la Escoria Ladrona, Dignidad o capitulación frente al secuestro de México por las mafias político-empresariales, escrito por  Álvaro de Regil Castilla.


Dignidad o capitulación
frente al secuestro de México por
las mafias político-empresariales

Álvaro de Regil Castilla

Capítulo I:
Darwinismo
y
Antropofagia Social
Primera Parte – Antecedentes y Contexto
Capítulo I:
I. Darwinismo y Antropofagia Social
La avaricia humana ha hecho valer una vez más la máxima del hombre como lobo del hombre. El mercado es el nuevo Estado leviatán hobbsiano que nos confirma una vez más la perversidad intrínseca de nuestra especie. 

Los llamados inversionistas institucionales son los nuevos prohombres y sus transnacionales las nuevas instituciones sociales a quienes se supone que debemos otorgarles toda la autoridad para que nos dicten el nuevo camino por el que debemos andar ciegamente para mitigar su antropofagia.

I.1 Contradicción de la concepción humana
La humanidad nunca ha encontrado un modelo de convivencia que permita vivir en armonía entre todos los pueblos y con la naturaleza.  Se puede argumentar que nuestra especie es depredadora por naturaleza, como lo son todos los seres vivos, animados e inanimados, que precisan vivir a expensas de otras especies. Mas hay una enorme diferencia entre cumplir con las leyes de nuestra naturaleza para vivir, como lo hacen todos los seres de la tierra, y depredar para tener mucho más de lo necesario a costa de la vida de nuestros semejantes y del reino natural.  Por ello, apelar a nuestros más rudimentarios instintos naturales para justificar la forma en que depredamos –mucho más allá de lo necesario para vivir con dignidad en armonía con nuestro planeta – es craso cinismo. En nuestra arrogancia, nos consideramos los seres superiores de la Tierra por antonomasia.  Sin embargo, a través de la historia hemos demostrado con creces que los demás seres son mucho más sabios, prudentes y respetuosos de su entorno, porque instintivamente saben que depredar más de lo necesario para subsistir, a la larga redundaría en su propio exterminio.  Por ello, en el contexto humano, depredar significa  robar, destruir con violencia.  En contraste, en el contexto animal significa cazar a otra especie para lograr su subsistencia.  El concepto humano representa una conducta insostenible.  El concepto animal representa el uso sostenible –moderado y equilibrado  – del entorno de cada animal para sostener su vida.  Es tan irracional nuestra conducta que podría argumentarse que los llamados seres irracionales se comportan a lo largo de su vida de una forma mucho más racional que los “homo sapiens”.  No obstante, a pesar de que es difícil dudar que nuestra inteligencia sea muy superior a la de cualquier otro ser de nuestra Tierra, también es difícil dudar que la natural arrogancia que domina nuestro espíritu ciega nuestras conductas, provocando que a menudo nuestro comportamiento sea mucho más depredador –y por ello mucho menos racional – que el de los que arrogantemente denominamos seres inferiores, supuestamente desprovistos de espíritu y alma.

A través de milenios los humanos parecemos haber desarrollado una capacidad muy superior de raciocinio a las capacidades de las demás especies.  Hemos desarrollado destrezas, conocimientos y tecnologías sorprendentes, imbuidos por la curiosidad innata de nuestra inteligencia.  Así mismo, desde los albores del homo sapiens –o “homo fatidicus” como cada vez más ecologistas nos llaman – hemos imaginado innumerables creencias religiosas que nos ayuden a entender –como parte de nuestra curiosidad – la razón de la existencia humana y de todo el universo que nuestras limitadas capacidades alcanzan a distinguir.  Mas en esa búsqueda de la razón de la existencia nos hemos visto en la necesidad de mitigar la terrible soledad existencial humana equiparándonos a seres superiores a todos los demás, donde además la esencia de nuestros dioses a menudo está hecha a imagen y semejanza nuestra, particularmente en las religiones que provienen de la tradición judeocristiana. 

No se trata aquí de denostar nuestras necesidades religiosas.  En todas las religiones hay postulados buenos y malos, y es de respetarse la necesidad de un credo religioso o, a falta de ella, el agnosticismo de todo individuo.  Sin embargo, bajo la concepción religiosa se han formado las llamadas civilizaciones que se han arrogado el derecho de propiedad sobre el planeta para nuestro irrestricto usufructo porque –arrogantemente postulamos – somos los elegidos de nuestros dioses para gozar de él sin menoscabo. Nuestra incapacidad de comprender lo divino, aquello que trasciende la experiencia humana, lo suplimos con postulados que nos arrogan el derecho a concebirnos como seres superiores –pueblo elegido, casta divina, hijos de Dios, dinastía monárquica y raza superior, entre muchos otros– y consecuentemente dueños del planeta.  Es precisamente esa arrogancia de concebirnos como seres superiores, uno de nuestros rasgos más profundos, el motor de la existencia humana que nos obliga a ir en pos de explicaciones y seguridades ante el misterio de la existencia.  Este rasgo –la soberbia que refleja la avasalladora necesidad intelectual y espiritual de sentirnos superiores a todo lo demás como parte de nuestro instinto de supervivencia– también ha sido el motor que nos ha llevado a alcanzar innumerables hitos en el desarrollo material y científico de la existencia humana.  A estos hitos en su conjunto solemos denominarlos progreso.  No obstante, en nuestra arrogancia innata y a la vez supina, todavía no hemos aprendido a controlar nuestros apetitos egoístas, nuestro súper yo.  De esta forma, nos hemos dejado arrastrar una y otra vez por la senda de la depredación y el exterminio, cegados por la necesidad de tener y amasar por el hambre de poder, de satisfacer nuestra arrogancia y egoísmo a expensas de todos los demás, incluyendo al planeta mismo.

La realidad es que, si hacemos un inmenso acto de humildad, nos hemos ganado a pulso el título de “especie más inferior del universo físico”.  En los ethos imaginarios de las religiones, los cuales todos requieren de actos de fe, pues nadie puede explicar y comprobar la razón de la existencia, somos la especie superior en el centro del universo. Paradójicamente somos quienes menos respetamos a nuestra Madre Tierra.  Tendremos una inteligencia superior a los demás seres, mas de poco nos ha servido cuando la hemos usado para depredar y poner al planeta al borde del paroxismo –o quizás ya hemos rebasado este umbral– que devenga en la extinción de gran parte de sus habitantes incluyendo a la especie humana.

Así, en nuestro deambular por el planeta, nuestra superior inteligencia nos ha hecho crear sistemas sociales que siempre han tenido como hilo conductor el dominio en pos de la satisfacción sin límites de nuestros peores instintos: el poder, la posesión, la riqueza, el egoísmo, la soberbia y, por supuesto, la arrogancia; todos












JANIS JOPLIN QEPD
MERCEDES BENZ



JANIS JOPLIN QEPD
CRY BABY





JANIS JOPLIN QEPD
A WOMAN LEFT LONELY

ERIC BORDON 





THE WHO




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