martes, 18 de diciembre de 2012

"Pacto por México" firma sobre la base de la impunidad. Nada sobre los acontecimientos del 1 de diciembre


TEMAS LEMAS Y DILEMAS







Los movimientos juveniles que se expresaron este año
requieren de una lectura alejada de la superficialidad”

Pedro José Peñaloza

 Profesor de criminología de la UNAM.
Autor del libro:
"La juventud mexicana:
una radiografía de su incertidumbre".



Entre el asalto al cielo y la prisión


“Felicidad no es hacer lo que uno quiere, sino querer lo que uno hace”.
Jean Paul Sartre


La oleada de movimientos juveniles y estudiantiles de este año han mostrado la riqueza e imaginación, en sus demandas políticas, sociales y culturales, de una generación que ha confluido con sus propios equipajes organizativos.

La aparición y recreación del movimiento #YoSoy132 expresaron el estallido de múltiples demandas que se venían coagulando en diversos segmentos educativos. Es incorrecto decir que los miles de jóvenes que tomaron las calles y construyeron propuestas de distinta naturaleza fueron instrumentos de partidos o grupos de interés ajenos al movimiento. Repetir estos "análisis" no aporta elementos multidimensionales para comprender los alcances de los sentimientos y aspiraciones de las juventudes que decidieron organizarse por objetivos con los cuales se sentían identificados.

Pero además, insistir en que hay fuerzas políticas que "manipulan a los muchachos" es la vieja lógica que busca evadir las explicaciones multifactoriales que son resortes para realizar acciones callejeras y propuestas de rebeldía. Aún hay sociólogos de la superficialidad que difunden estas versiones. En el 68 y en movimientos subsecuentes expandieron estas supercherías.

Tampoco, en el otro extremo, se pueden realizar investigaciones sociales con variables "puristas", que sólo fomentan el aislacionismo y el apartidismo. Por supuesto que los partidos buscan influir en el curso de los movimientos, lo cual es natural y justificable; pero de ahí a presentar a los estudiantes y jóvenes como simples entes manipulables y acríticos existe una abismal e inaceptable diferencia.

Los violentos sucesos acaecidos el 1o. de diciembre han sido aprovechados para, de nueva cuenta, colocar las movilizaciones en las coordenadas conspirativas, con el propósito evidente de eclipsar el origen sociopolítico de las acciones pacíficas que realizaban miles de jóvenes.

Por supuesto que hubo un bloque de provocadores que actuó en sentido distinto a los objetivos planteados por las organizaciones sociales convocantes plenamente identificadas y con actividades públicas. Ahora, la tarea central es disociar los dos sucesos y a sus protagonistas, puesto que se están aprovechando de los actos injustificables y destructivos para criminalizar y desprestigiar a quienes enarbolan demandas específicas y absolutamente coherentes.

La libertad de la mayoría de los detenidos pretendidamente vinculados a esas confrontaciones violentas corrobora dos cosas: en primer lugar, la ineficacia de las fuerzas policiales para actuar profesional y eficazmente y, en segundo lugar, la impunidad con la que actuaron quienes causaron los desmanes y no fueron detenidos; así se muestra que en un mismo día hubo dos motivaciones distintas para expresarse públicamente. El movimiento #YoSoy132, con toda su desorganización, ratificó su carácter no violento y su intención de seguir promoviendo un pliego de demandas multiinstitucionales y transdisciplinarias.

Sin embargo, los efectos que han provocado estos sucesos siguen latentes. La alarma social como método para atemorizar a la comunidad y deslegitimar movimientos está teniendo efectos y pueden dispararse para instrumentar paradigmas de "mano dura" y de restricción de libertades.

La lectura de la presencia de los movimientos juveniles y educativos que se expresaron este año requiere de un tratamiento alejado de la superficialidad y de la mentalidad meramente penalista. Importantes núcleos de jóvenes están irritados y descontentos con el mundo en que viven. Es preciso ver a las juventudes desde una meseta caleidoscópica; hacerlo así nos permite entender los cambios que han operado y los aprendizajes que han impactado en el nivel de las representaciones sociales. Los jóvenes están luchando de manera decidida y desigual; están poniendo por delante sus sueños y aspiraciones, lo hacen desde experiencias, apropiaciones ideológicas y culturales distintas.

La fetichización del mercado como única oferta para la desesperanza está actuando como catapulta hacia la incredulidad y la radicalización. Las juventudes oscilan entre las ofertas de las junglas urbanas y optan por lo que satisfaga lo inmediato. Pocos caminos estimulantes ofrecen un modelo de control que educa para incentivar el "darwinismo social".

La geografía de la exclusión social en México no puede observarse con catalejos, es preciso acercarse a ella y comprenderla. Los tiempos violentos de la guerra contra el narcotráfico tienen atrapadas a las juventudes. La fiebre punitiva arrasa con todo, no hay métodos quirúrgicos, las tiene en medio de dos fuegos: por un lado, la delincuencia organizada los ve como suculentos manjares y, por el otro, la sed punitiva del aparato policiaco los usa para legitimarse.



martes, 4 de diciembre de 2012

UN NUEVO SEXENIO; "TRABAJO INUTIL Y SIN ESPERANZA" LA REPUBLICA MEXICANA


PROGRAMA TEMAS LEMAS Y DILEMAS 
5 DICIEMBRE 




¿PARAMILITARES, INFILTRADOS, DESEMPLEADOS LUMPEN?... LO QUE FUEREN, PERO  SON UTILIZADOS POR EL GOBIERNO PRISTA DE ENRIQUE PEÑA NIETO PARA JUSTIFICAR LA CRIMINALIZACIÓN DE LA PROTESTA CIUDADANA Y APLICAR LA DESEADA REPRESION A LOS ESTUDIANTES DEL MOVIMIENTO #YoSoy 132. ADEMAS DE QUE AESTE MISMO HECHO SE SUMÓ EL HOJOS DE CALDO FRIO DE MARCELO EBRAD


El Policia se preocupa, únicamente por sus basuras hermanos policias, no por la ciudadanía.

“El Nuevo Sexenio”

“Los dioses habían condenado a Sísifo
a empujar sin cesar una roca hasta la cima de una montaña,
desde donde la piedra volvería a caer por su propio peso.
Habían pensado con algún fundamento
que no hay castigo más terrible
que el trabajo inútil y sin esperanza.”
Homero
Los dioses habían condenado a Sísifo a empujar sin cesar una roca hasta la cima de una montaña, desde donde la piedra volvería a caer por su propio peso. Habían pensado con algún fundamento que no hay castigo más terrible que el trabajo inútil y sin esperanza.
Si se ha de creer a Homero, Sísifo era el más sabio y prudente de los mortales. No obstante, según otra tradición, se inclinaba al oficio de bandido. No veo en ello contradicción. Difieren las opiniones sobre los motivos que le convirtieron en un trabajador inútil en los infiernos. Se le reprocha, ante todo, alguna ligereza con los dioses. Reveló sus secretos. Egina, hija de Asopo, fue raptada por Júpiter. Al padre le asombró esa desaparición y se quejó a Sísifo. Éste, que conocía el rapto, se ofreció a informar sobre él a Asopo con la condición de que diese agua a la ciudadela de Corinto. Prefirió la bendición del agua a los rayos celestes.
Por ello le castigaron enviándole al infierno. Homero nos cuenta también que Sísifo había encadenado a la Muerte. Plutón no pudo soportar el espectáculo de su imperio desierto y silencioso. Envió al dios de la guerra, quien liberó a la Muerte de manos de su vencedor. Se dice también que Sísifo, cuando estaba a punto de morir, quiso imprudentemente poner a prueba el amor de su esposa. le ordenó que arrojara su cuerpo sin sepultura en medio de la plaza pública. Sísifo se encontró en los infiernos y allí irritado por una obediencia tan contraria al amor humano, obtuvo de Plutón el permiso para volver a la tierra con objeto de castigar a su esposa. Pero cuando volvió a ver este mundo, a gustar del agua y el sol, de las piedras cálidas y el mar, ya no quiso volver a la sombra infernal.
Los llamamientos, las iras y las advertencias no sirvieron para nada. Vivió muchos años más ante la curva del golfo, la mar brillante y las sonrisas de la tierra. Fue necesario un decreto de los dioses. Mercurio bajó a la tierra a coger al audaz por la fuerza, le apartó de sus goces y le llevó por la fuerza a los infiernos, donde estaba ya preparada su roca. Se ha comprendido ya que Sísifo es el héroe absurdo. Lo es en tanto por sus pasiones como por su tormento. Su desprecio de los dioses, su odio a la muerte y su apasionamiento por la vida le valieron ese suplicio indecible en el que todo el ser dedica a no acabar nada. Es el precio que hay que pagar por las pasiones de esta tierra. no se nos dice nada sobre Sísifo en los infiernos. los mitos están hechos para que la imaginación los anime. Con respecto a éste, lo único que se ve es todo el esfuerzo de un cuerpo tenso para levantar la enorme piedra, hacerla rodar y ayudarla a subir una pendiente cien veces recorrida; se ve el rostro crispado, la mejilla pegada a la piedra, la ayuda de un hombro que recibe la masa cubierta de arcilla, de un pie que la calza, la tensión de los brazos, la seguridad enteramente humana de dos manos llenas de tierra. Al final de ese largo esfuerzo, medido por el espacio sin cielo y el tiempo sin profundidad, se alcanza la meta. Sísifo ve entonces como la piedra desciende en algunos instantes hacia ese mundo inferior desde el que habrá de volverla a subir hacia las cimas, y baja de nuevo a la llanura. Sísifo me interesa durante ese regreso, esa pausa. Un rostro que sufre tan cerca de las piedras es ya él mismo piedra.